Ginebras: «Lo importante en la música es el respeto, no caben las rivalidades»
El viernes lanzan «¿Quién es Billie Max?», álbum que se traduce en buen rollo, fiesta y verdades como puños
Madrid Creada:
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Los pies en el suelo y los brazos en alto, rozando el cielo, bien abiertos para abrazar lo máximo posible. El pelo de colores, los de la bandera, los de la libertad, la creativa y la emocional. Vive sobre una montaña rusa, donde todo cambia en un instante, las risas están aseguradas y el vértigo reflejado en el estómago no admite despiste. Así es Billie Max. O, en otras palabras, así son Ginebras: son Magüi (voz y guitarra rítmica), Sandra (guitarra solista y segundas voces), Raquel (bajo) y Juls (batería), pero también son ese personaje imaginario que han creado entre todas y que da nombre a su nuevo proyecto. «Billie Max nace de un sueño, no tiene sexo, es arbitrario, y es una mezcla de las cuatro, cambiará al mismo ritmo que nosotras», explican Raquel y Juls, que atienden a este diario en vísperas del lanzamiento de su nuevo disco. «¿Quién es Billie Max?» son once canciones en forma de fiesta, buen rollo, mensajes cotidianos y verdades como puños que verán la luz este viernes 24 de marzo. Si estas artistas ya publicaron «Dame 10:36 minutos» (2019) y «Ya dormiré cuando me muera» (2020), ahora lanzan, y de nuevo de la mano de Vanana Records, un álbum que explica más que nunca y con todo detalle quiénes son Ginebras (y qué son capaces de hacer).
Cantan y tocan igual que si hablaran con amigos: esas vivencias tan concretas pero, al mismo tiempo, tan universales, lo que hace que más de uno se sienta identificado. «Hay mucha gente de nuestra edad, también mujeres del colectivo, que se sienten identificadas con nuestra música», afirma Raquel, lo que «no es el objetivo principal, porque hacemos música pensando en nosotras, pero cuando ocurre es una maravilla», añade Juls. En este disco hablan del placer de andar «En bolas» por la cocina, de que ser un «Desastre de persona» –en colaboración con Dani Martín– también tiene un lado bueno, de que la «Ansiedad» está ahí, hablemos o no de ella, o de que todos vivimos más de una vez un «Lunes negro» –en colaboración con Karavana–. En cada canción resumen vitalidad y reflexión, y hasta se han atrevido a resucitar a Elvis: «Esa canción representa cómo la música tiene mucho valor emocional que te asienta y que te hace revivir épocas». Y ellas han revivido durante este proyecto una en especial: la de los mismísimos Beatles. «Muchas gracias por venir» la grabaron en Abbey Road, y fue «un sueño más que se hizo realidad, no nos lo creíamos. Se están cumpliendo tantos que es surrealista», dice Juls. Una serie de experiencias que desembocan hoy, pues presentan el álbum en el Teatro Eslava, algo ante lo que «tenemos más ganas que nervios, no aguantamos más. Hemos estado durante dos meses ensayando de lunes a viernes, a saco», explican.
Son conscientes, por tanto, «de que tenemos una responsabilidad bastante mayor con este disco, porque tenemos a gente detrás que queremos que se quede, y porque hemos crecido», dice Raquel. Por ello, aunque los brazos de Billie Max se extiendan ambiciosos hacia el cielo, y si bien «las cuatro tenemos mucho afán de superación, nos bajamos entre todas a la tierra, nos complementamos mucho. Perder el rumbo o la humildad por el éxito sería muy peligroso, hay que tener respeto a la gente y a los compañeros de la música», admite la bajista. Y lo sienten en una escena donde no dejan de ser mujeres jóvenes, casi nuevas en el mundo musical. Pero Raquel defiende que, en general, «ahora se está haciendo mucha música muy buena. La oferta es mayor, y hay que valorarla. Me hubiese gustado un montón vivir la Movida Madrileña, pero nosotras tenemos nuestra propia movida». De esta misma forma, Juls subraya que «lo importante en esta profesión es el respeto hacia el trabajo del otro, y eso hace que conectemos con bandas emergentes, porque nosotras también hemos pasado por eso, sabemos el curro que tiene, y no hay cabida para rivalidades». Además, añade Raquel que «el enfrentamiento que quizá había entre bandas hace unos años ahora no existe, o al menos no lo hemos vivido». Por tanto, Billie Max es orden mental, desorden musical, sonido fresco, mezcla entre indie, pop o ska, y, ante todo, el despegar definitivo de una banda que nos hará hablar (y bailar).