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¿Por qué ha cambiado Taylor Swift su acento? Este estudio podría ganar el próximo Ig Nobel

Los investigadores más swifties se han obsesionado con la cantante y han analizado 1400 vocales que ha emitido durante las últimas décadas

Taylor Swift La Razon

Hace unos días las redes celebraban los últimos premios Ig Nobel. Galardones que la comunidad científica otorga a las investigaciones más absurdas que, según ellos, “primero te hacen reír y luego pensar”. Estudios sobre la factibilidad de hacer cuchillos hechos de heces congeladas, levitación de ranas o 35 años de crónica sobre el crecimiento de las uñas de una mano. Algunos investigadores reciben el premio por estudios que consideraban la mar de serios (y no se lo toman muy bien), pero eligen los temas de investigación más rocambolescos con la esperanza de, algún día, recibir el codiciado Ig Nobel. Y, aunque es imposible estar seguro, es posible que se acabe de publicar uno de los estudios que serán premiados en 2026. En ella, los científicos más swifties han analizado la forma de hablar de Taylor Swift durante años para comprender por qué ha cambiado tanto.

El artículo científico ha sido publicado en la revista The Journal of the Acoustical Society of America (JASA) y el título no tiene desperdicio: “Análisis acústico de los cambios en el acento de Taylor Swift a lo largo de las diferentes eras de su carrera”. Porque, efectivamente, en lugar de “etapas” o “periodos” han elegido una de las palabras más icónicas del mundo swiftie: “eras”. Una declaración de intenciones que no dejará indiferentes a los fans que, sin duda, entrarán en su “scientific era” con este estudio.

1.400 sonidos

Los investigadores de la Universidad de Minnesota que han realizado este estudio insisten en que Taylor Swift es un buen sujeto de estudio porque tenemos una gran cantidad de entrevistas de las últimas décadas y, a diferencia de otras grandes estrellas, conocemos relativamente bien su vida privada. Dos buenos motivos que, posiblemente, se sumen a uno que no han explicitado: saben que un estudio sobre la forma de hablar de Taylor Swift recibirá más atención mediática (y posiblemente citas) que uno sobre Jimmy Fallon o Sofía Vergara, por ejemplo. Y, aunque la motivación del estudio pueda parecer algo superficial, los autores insisten en que las conclusiones no solo hablan de Taylor, sino de la población en general y cómo las mudanzas, el estatus, los factores sociales y la edad afectan a nuestra forma de hablar.

Aunque, para ser sinceros, es muy aventurado extrapolar las conclusiones de un estudio sobre un único individuo a la población general, en especial cuando su vida es tan atípica y su exposición pública está mediada por campañas de imagen. ¿Cuántos de esos cambios son espontáneos y cuántos parte del minucioso estudio de un equipo de marketing? No obstante, aunque la motivación del estudio puede cojear, la metodología nos recuerda que estamos ante una investigación seria. Los expertos han analizado más de 1.400 sonidos vocálicos y, con ellos, han rastreado cómo cambia su forma de articularlos tomando, en cada momento de su historia vital, 10 mediciones de cada vocal. Ahora bien… tan rigurosos son los resultados como especulativas las conclusiones.

Taylor Swift actuando durante su gira Eras (crédito: Maura Shapiro) con un análisis de frecuencia vocal superpuesto.Maura Shapiro / Miski Mohamed y Matthew WinnEurekalert

Porque una cosa son las ondas de sonido de cada vocal y cómo cambian a qué interpretan que se han debido esos cambios. La metodología para atribuir causas a los cambios en la forma de hablar de Taylor es más abductiva que deductiva, explicaciones plausibles, pero difícilmente comprobables en un estudio así. Por ejemplo: en su era neoyorkina, su tono de voz se volvió más grave y, según el estudio, esto puede deberse a que empezó a hablar más sobre feminismo y los derechos de los músicos, y las personas con voces más graves son percibidas con más autoridad. Otras explicaciones, sin embargo, son más cautas, como el propósito de integrarse tras una mudanza. Según el estudio, cuando vivía en Nashville (Tenessee) adoptó rasgos del acento sureño, como la monoptongación de la vocal /aɪ/ (pronunciando palabras como ride más parecido a “rod”) y el adelantamiento de la vocal /u/ (desplazando palabras como two para sonar como “tee-you”), peculiaridades que desaparecieron después de regresar a Filadelfia (Pensilvania).

Así que, tal vez, dentro de un año este estudio llegue a los titulares entre los premiados con los Ig Nobel de 2026. Pero, si no, estamos bastante seguros de que lo terminará ganando, aunque tengan que pasar 7 años, como con los investigadores que disfrazaron a las vacas de cebras para protegerlas de los tábanos.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Este estudio tiene un punto humorístico, sin duda, pero la metodología es seria y, no en vano, ha sido publicado en una revista relativamente prestigiosa dentro del campo al que pertenece la investigación. La revista en cuestión es “The Journal of the Acoustical Society of America (JASA)”, que está entre el 25% de revistas más citadas de su categoría. En cualquier caso, siempre conviene esperar a la reacción de otros expertos para descartar que haya problemas relevantes que puedan minar nuestra confianza en el estudio.

REFERENCIAS (MLA):

  • Mohamed, Miski, and Matthew Winn. “Acoustic Analysis of Taylor Swift’s Dialect Changes across Different Eras of Her Career.” The Journal of the Acoustical Society of America, vol. 158, no. 3, 23 Sept. 2025, https://doi.org/10.1121/10.0039052.