Entrevista

Antonio Resines: "El covid me lo pegó algún cabrón del Barça"

Rasca premio especial en el estreno de los Talía, los galardones que hoy inaugura la Academia de Artes Escénicas

Entrevista al actor Antonio Resines
Entrevista al actor Antonio ResinesAlberto R. RoldánLa Razón

Atracar a Antonio Resines, grabadora mediante, es un ejercicio estresante. Entre canutazos de los compañeros, saludos, besos y una caricatura enmarcada de Gallego que lleva a cuestas, la única vía de escape posible es acompañarle a la salida. El actor utiliza al periodista para huir y el periodista utilizar al actor para intentar rascar algo parecido a una charla en mitad del frenesí y la ironía del actor. «Tienes siete minutos y medio...», reta.

Es más difícil cogerle a solas que a Madonna.

Nos movemos al mismo nivel...

Socio fundador de la Academia de Artes Escénicas, Resines recibe hoy, en los I Premios Talía, el reconocimiento especial del Gobierno de Cantabria. Suficiente para robarle tiempo a un hombre que hace un año «volvía a nacer» y que desde entonces se ha convertido en el adalid de la sanidad pública.

Vaya nombrecito le han dado a su premio, «Vuelta a la vida»...

Están todos acojonados para no ganarlo el año que viene... Está muy bien que Cantabria [cada edición corresponderá a una comunidad] se lo dé a un cántabro y no a un castellano. Pero también viene por la campaña que hicimos para que la gente volviera al teatro, cine...

¿Ha celebrado el «primer año»?

¿Qué quieres que celebre?

Como poco, que sigue aquí.

Volví a casa el 10 de febrero, y luego, en octubre, lo cogí otra vez. Celebro estar haciendo el tonto, que pueda seguir trabajando y viendo a la gente que quiere, pero no he celebrado nada especial.

Le dan un premio de teatro, pero no se ha subido demasiado a los escenarios.

Habré hecho cuatro obras, como mucho. El problema es compaginar, que nunca me ha gustado, y yo ya soy mayor. Con estudiar para las series no me daba tiempo a otra cosa; y, en verano, sinceramente, prefiero irme de vacaciones, que es cuando funcionan las grandes giras. Me dan pereza. He hecho teatro cuando me lo ha pedido alguien.

Concha [Velasco], por ejemplo.

Sí. También Manolo Iborra o Mario Gas. Si no me llaman, me cuesta mucho, pero no descarto hacerlo a medio plazo.

Nunca es tarde.

Es un arte maravilloso pero muy esclavo. Como decía Fernán Gómez, «me gusta la función única, con hacer una función me conformo». Lo bonito del teatro es ensayar, aprender y hacerlo muy bien. Luego, llega un momento que no puedes más. Lo que pasa es que mi idea no es rentable porque todo cuesta un dinero y luego las giras son brutales.

Muchos desean llegar a 68 para jubilarse.

Yo cobro la jubilación, pero ahora tenemos el Estatuto del Artista, que al tener ingresos regulares nos permite tener ciertas ventajas.

Ha costado...

Joder que si ha costado, pero era de cajón. Si cobras una pensión, que ya has pagado tú, y sigues trabajando por cuenta ajena, mejor porque sigues contribuyendo a Hacienda... [Se detiene, mira a una pantalla y se ve en un vídeo de la Academia] ¡Mira, ahí salgo yo! ¡Impresionante! Qué arte tengo con esa postura.

Buen pase de pecho... Dice que tiene tendencia a la estupidez.

Hablando.

¿Habría menos problemas con ese espíritu?

Hay que hacer el tonto. No hay que darle demasiada importancia a determinadas cosas. Lo mejor es pasarlo bien y cumplir objetivos porque nos viene bien a todos.

Usted se mete hasta en la piel del Sargento Resines...

Toco todos los palos. Es un tema impresionante. Quién me iba a decir a mí que saldría en un cómic. Lo de ser un superhéroe sí, porque ya lo fui en «Acción mutante».

Es muy futbolero, del Madrid. ¿Qué opinión tiene del «caso Negreira»? ¿Sospechaba?

Sí, pero no tan tremendo. No sé por qué el Madrid no se unió al comunicado general de primeras.

Tendrá sus intereses.

Yo no digo nada... Lo que no se entiende es por qué le pagaban. Dicen que «son cosas de la capital», pero si pagas 400.000 euros al año algo habrás hecho. Y si existen esos informes que los enseñan.

Valverde y el Tata dicen que no vieron nunca uno.

Y parecen personas con estudios. Y luego está lo del hijo, que cogía a los árbitros... Todo es, como mínimo, raro. Si tienes una explicación, lo mejor es darla, pero si te callas es porque no la tienes y, entonces, todo el mundo va a sospechar. Pero no quiero hablar mal del Barça porque es un club impresionante... Les eliminaron de la Europa League ahora, ¿no?...

Y veremos si de la Copa...

Iba a ir a ver la ida al Bernabéu, pero la última vez que fui creo que cogí el covid.

Es que es mal sitio...

No, era por el Barça, algún cabrón me lo pegaría.

Veinte años de «Los Serrano», ¿cuántas veces le han llamado Diego?

Muchas, sobre todo, los más jóvenes.

¿Sería posible hoy una serie como aquella?

La están viendo los niños. Es asombroso el éxito brutal de ahora, me piden autógrafos los chavales de 10 y 12 años. Tiene que estar muy bien la serie porque no salen ni los teléfonos. A la gente le gusta el colegio, el bar, la familia...

¿El puritanismo se llevaría por delante sus chascarrillos?

Siempre hay algún idiota. ¿La gente no dice tacos o qué?

¿Quién es Antonio Serrines [su próximo proyecto]?

Un actor con un éxito brutal, pero que quiere tener prestigio.

¿Es usted?

Yo todo lo que he hecho es bueno. Este da clases de interpretación para hacer clásicos de Shakespeare y Calderón. Cosas serias, no comedietas de mierda...

¿Lo que ha hecho Resines toda la vida?

−[Ríe] Exactamente.

Se acaban esos siete minutos y medio con descuento, no mucho más, y Resines coge su sombrero, su caricatura y se marcha saltándose el piscolabis preparado por la Academia.