Las cartas al más allá de Carmen Conde
Manuela Velasco protagoniza una obra sobre la insólita correspondencia unidireccional que la cartagenera estableció con la escritora neozelandesa Katherine Mansfiel cuando esta ya había fallecido


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Cuando Paula Paz puso en pie 'Cartas vivas' en 2022, ya tenía en mente seguir «arrojando luz» en futuras obras sobre algunas autoras importantes de la primera mitad del siglo XX. Aquel montaje, estrenado en el tristemente desaparecido Cervantes Theatre de Londres que la propia Paz codirigía, recreaba en clave teatral la correspondencia entre Carmen Laforet y Elena Fortún.
Ahora, en 'El sillón K. Cartas desde el olvido', la directora y dramaturga vuelve a recurrir a materiales epistolares para explorar, en este caso, la relación entre Carmen Conde y Katherine Mansfield; una relación bastante particular si tenemos en cuenta que la segunda había fallecido doce años antes de que la primera, en 1935, con 28 años, empezase a escribirle cartas que, lógicamente, no tuvieron respuesta. En ellas Conde buscaba –y encontraba, según su propio testimonio– la complicidad de una escritora a la que admiraba para reflexionar con ella sobre la creación artística, sobre la condición femenina en el panorama literario y social de aquel momento y sobre la vida.
«La propia escritura, ese misterio en torno a la creación sobre el que Carmen meditó tantas veces, es un tema fundamental de la propuesta –señala Paz–. Creo que es algo que interesará a cualquier espectador que sea amante de la literatura y de las artes en general. Pero también hay otros asuntos que están presentes y que tienen que ver con su forma de pensar, de sentir y de entender la vida. Por ejemplo, su embarazo y la muerte de su hija al dar a luz, o el tema, como ella lo llama, de ‘‘la vocación no traicionada’’ y de su lucha por abrirse un hueco como poeta. También abrimos una ventana para acercarnos a su relación amorosa con Amanda Junquera. Todo eso está contado a través de su palabra, en una narrativa no lineal y abstracta; no hemos intentado hacer un biopic ni nada que se le parezca».
Un diálogo extraño
Manuela Velasco, encargada de dar voz en escena a la poetisa española, afirma que el extraño diálogo que sostiene la obra, imaginario pero muy fértil, se asienta en una idea que la propia Conde hizo explícita: «Ella decía que los vivos tienen demasiados seres que les dirijan los corazones; y que son los que están muertos, como Katherine, los que atienden mejor. Con ella no tenía que perderse en cortesías ni rodeos, sino que podía abordar de manera directa cualquier preocupación». La actriz reconoce que la naturaleza poética de la propuesta la ha obligado a encarar su trabajo de una manera diferente a la habitual: «Hay que tener en cuenta que los textos no son teatrales; eso te hace dar muchas vueltas hasta encontrar la manera adecuada de decirlos, de articularlos en escena. Son textos muy bonitos que no apelan a la razón, o al menos no siempre, y que están repletos de oraciones subordinadas; ya memorizarlos ha sido un trabajo difícil. ¡Duro pero apasionante! Me ha enriquecido muchísimo».

Pero Velasco no está sola en escena representando 'El sillón K': supeditado al juego simbólico que plantea su directora, el personaje de Mansfield está interpretado, a través de la danza y el lenguaje corporal, por la bailarina Estela Merlos, que coincide con su compañera de reparto al calificar el trabajo de diferente, complicado y hermoso: «Siempre había trabajado a partir de la música, o incluso del silencio. También había trabajado algo con la palabra, ¡pero no como aquí! –reconoce Merlos–. Por supuesto, está también la música de Yaiza Varona, que es increíble; pero el texto está presente todo el tiempo. Yo, además, no conocía a Mansfield. He tenido que adentrarme en su obra, en su sonoridad (los textos de Mansfield se escuchan pregrabados durante la representación en su lengua original); y a partir de ahí he imaginado su mundo a través del cuerpo y el movimiento. El mío es un personaje que aparentemente está ausente, pero cobra vida en escena una y otra vez gracias a la palabra de Carmen Conde. La verdad es que es un viaje fascinante el que me está permitiendo el espectáculo».
Junto a las cartas, elemento vertebrador de toda la obra, Paula Paz ha incluido poemas de Conde, algunas de sus «radiofonías» (textos monográficos de diversos asuntos que la autora leyó en Radio Nacional de España entre 1967 y 1969) y fragmentos del discurso con el que se convirtió en 1979 en la primera mujer en ingresar en la Real Academia Española (existía el precedente de María Isidra de Guzmán, pero esta fue admitida, en 1784, solo a título honorífico). La dramaturgia se completa con los mencionados textos de Mansfield en inglés: «Hay poemas suyos y hay también fragmentos de los diarios y de las cartas, dirigidas a otros destinatarios, a las que Conde alude a veces en las suyas», aclara la directora.
- Dónde: Teatro de la Abadía, Madrid. Cuándo: del 14 de febrero al 2 de marzo. Cuánto: desde 17 euros.