Polémica por los pagos que ha recibido Lluís Homar de la Compañía Nacional de Teatro Clásico

El actor y director teatral barcelonés Lluís Homar (1957) se hizo cargo de la dirección de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) en marzo de 2019, en sustitución de Helena Pimenta, que estuvo al frente durante ocho años. Ahora es objeto de polémica por los pagos que ha recibido de la CNTC, una entidad dependiente del Ministerio de Cultura, por codirigir espectáculos que no realizó para compensar interpretaciones que por cuestiones administrativas no le podían pagar, según publica el diario "La Vanguardia".

El actor y director habría sido remunerado por obras como "Antonio y Cleopatra", que dirigió José Carlos Plaza, pero a cambio del sueldo que, por cuestiones administrativas, no puede recibir por los papeles que sí realiza como actor, y por los que no cobró, en la misma compañía en obras como "El príncipe constante" o "Antonio y Cleopatra, que el actor protagonizó junto a Ana Belén.

De acuerdo con la publicación mencionada, "para evitar que se repitan estas anomalías, en su renovación en el puesto hasta 2027 Homar (Barcelona, 1957) ha acordado con la nueva directora del Inaem, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, Paz Santa Cecilia, que no actuará -sí podrá dirigirlas o versionarlas- en más funciones de la CNTC, ni tampoco en otras producciones escénicas, de modo que estará alejado de los escenarios por tres años, aunque está por ver el alcance de los cambios de rubro administrativo".

El cobro de sueldos variables por los directores de las instituciones artísticas públicas es una práctica habitual y polémica para los que creen que el sueldo principal debería cubrir cualquier otra actuación. El artista-director, además de gestionar compañías, teatros, orquestas o museos públicos, se encarga de programar, dirigir obras, interpretarlas, realizar sus escenografías, comisariar exposiciones o realizar trabajos externos como protagonizar una película. Son tareas que pueden entrar en conflicto con los mecanismos de la administración y su régimen de incompatibilidades.

Homar es el primer actor en dirigir la CNTC, lo que parece haber complicado el asunto. Un artista no deja de dirigir o actuar, aunque ejerza de gestor, pero periódicamente aparecen acusaciones de que algunos directores-artistas aprovechan su cargo para favorecerse en las programaciones.

En declaraciones previas a "El Periódico de España", Homar detalló que la oferta que le hizo Amaya de Miguel -directora del Inaem entre 2018 y 2022-, para hacerse cargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, fue de 120.000 euros al año, 67.000 por la gestión –que con los años ya van por 79.586- más otros 50.000 por sus contribuciones artísticas, que en su presentación a la prensa ya se aclaró que serían una dirección y una interpretación por año, aunque sin especificar cuánto cobraría por ellas.

De hecho poco tiempo después en la presentación del entonces nuevo director del Centro Dramático Nacional en 2019, Alfredo Sanzol, se anunció que percibiría un sueldo de 82.000 euros al año más otros 50.000 euros como máximo por las producciones que dirigiera anualmente.

La actual dirección del Inaem, comandada por Paz Santa Cecilia, subraya que "tan solo puede responder de las medidas acordadas con el director de la CNTC en esta etapa. En este sentido, para su renovación hasta 2027 se estableció con Lluís Homar el acuerdo para los próximos tres años de que no vuelva a actuar con la Compañía ni tampoco en otras producciones escénicas, pudiendo dirigir o versionar como hicieron anteriores directores. Las retribuciones de los trabajos vinculados a la dirección de escena y a la adaptación de textos estarán siempre sujetas a los máximos establecidos en sus condiciones contractuales".

Precisamente esta misma semana, Homar presentaba su amplio repertorio de actividades rodeado por actores y dramaturgos de todos los espectáculos que ofrecerá durante 25 días la CNTC en fusión con el Festival de Almagro. "Lo que estamos viviendo con el Festival, con Almagro y con todas las personas que integran estos equipos es un idilio en toda regla", declaraba Homar. "Hemos cambiado esa noción de que el Festival nos ocupa una parte del año por la idea de que se desarrolla a lo largo de todo el curso. Cuando acabemos aquí ya estaremos trabajando para la edición del año que viene. Y es algo que hacemos desde el placer: compartimos que es posible trabajar mucho y pasárselo bien, de que es posible disfrutar y buscar la excelencia".

El contrato en las unidades de producción del Inaem, como el Ballet Nacional de España (BNE) o la Compañía Nacional de Danza (CND), es por cinco años, prorrogables otros tres.