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Éxitos para otros 100 ¡Viva Sanfermín!

El Juli, Roca Rey y Pablo Hermoso de Mendoza salen en hombros en la triunfal tarde conmemorativa en la que Morante también destacó en Pamplona
Jesús DigesEFE

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Cantaban «El Rey» cuando Morante pisaba el ruedo en el segundo de la tarde. ¡Qué cosas» Hay temas que nunca deben de salir de la playlist de la plaza de las corridas de Pamplona ni de la vida. Alegran el alma hasta en las noches amargas. La de ayer era una tarde de alegrías, de reencuentros, de abrazos rotos y lágrima fácil, de plaza llena y sensación de que el tiempo no es que haya pasado es que nos lo han robado, porque José Tomás decía que vivir sin torear no es vivir y sin sanfermines la vida es menos vida. Esto es así. Luego viene el bullicio ensordecedor, que te aturde, que te vuelve loca, si no has llegado así a la plaza. Pamplona es eso, entre otra muchas cosas. El homenaje de Morante estaba patente. Taleguilla blanca y chaqueta roja. Eso también es Morante. El de Cuvillo, que había perdonado varias vidas a las ocho de la mañana, le pegó un arreón al de La Puebla al salir del caballo que porque estuvo listo. Se dejó después el animal y Morante sostuvo la faena en el pitón diestro, asentado y bonito. Torero todo.
Estuvo mucho tiempo con el quinto, que tuvo franqueza y buen ritmo. La estocada se le fue abajo, pero lo cierto es que con el toro estuvo perfecto. Lo toreo con mucha cadencia y despaciosidad, ya desde la verónica abrochada a la media hasta la faena de muleta. En el ambiente pamplonica no es fácil deleitarse con este toreo, pero lo hubo. Bello.
Iba y venía con movilidad el tercero, y sin demasiada entrega, pero a su aire El Juli le hizo faena con mucho oficio. Supo coger la medida a los códigos de la plaza y con la estocada paseó el trofeo.
Roca Rey no dudó en pasarse por la espalda al toro de rodillas en varias ocasiones en el comienzo. Era el cuarto, que tuvo mucha capacidad para repetir en la muleta y franqueza. Roca aguantó esa continuidad del toro en el engaño en una faena de alto voltaje que caló en el público. El cántico de sol pronto se tornó en un ¡Roca Rey , Roca Rey! como grito de guerra.
El peruano cerraba plaza la tarde conmemorativa y lo hizo con un séptimo de mucha calidad y punto flojo. Los toros, que había mostrado bondad por la mañana salvando a unos cuantos corredores, cumplieron por la tarde para permitir una celebración por todo lo alto. Roca quiso cuajar al animal y cuando faltó fondo buscó la forma por la vía de la emoción, de rodillas, queriendo el éxito y el atracón. Cortó un trofeo más.
Pablo Hermoso de Mendoza había cortado dos del primero, que fue bravo, y anduvo cumbre el rejoneador de la tierra. Tan sobrio como armonioso. De principio a fin. Así había sido la tarde. La de los siete. Por otros 100. ¡Qué viva Sanfermín! Salud tiene.
Ficha del festejo
Pamplona. Tercera de la feria de San Fermín. Se lidiaron toros de Carmen Lorenzo, para rejones, y de Cuvillo. El 1º, bravo; 2º, noblón; 3º, movilidad sin demasiada entrega; 4º, boyante y con fondo; 5º, noble; 6º, complicado; 7º, noble y flojo. Lleno de «no hay billetes».
Hermoso de Mendoza, rejón (dos orejas).
Morante, de blanco y rojo e hilo blanco, estocada (saludos); estocada baja (oreja).
El Juli, de azul marino y oro, estocada (oreja); estocada (oreja).
Roca Rey, de blanco y oro, estocada, descabello (dos orejas); pinchazo, estocada (oreja).