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Obituario

El campo charro despide a uno de sus grandes ganaderos

José Ignacio Charro, el ganadero salmantino de Charro de Llen, falleció este fin de semana tras una larga enfermedad

Detalle del crespón negro que se han colocado esta tarde los diestros larazon

El campo charro ha perdido a una de sus voces más reconocidas, y la noticia, aunque esperada, ha dejado un poso de tristeza profunda en quienes aman el toro bravo y su cultura. José Ignacio Charro, propietario de la ganadería Charro de Llen, falleció este pasado domingo 8 de junio, tras una larga enfermedad pulmonar que fue minando su salud sin alterar su pasión por el toro. Con su marcha se va también un testigo directo de una época, un eslabón entre una herencia de casta y un presente ganadero en plena transformación.

Nacido en el seno de una familia profundamente ligada al campo bravo, José Ignacio heredó la ganadería y la vocación de su padre, el recordado Vicente Charro, conocido como “el mago de la casta”, capaz de llevar hasta tres hierros a la cumbre de la lidia. Fue en la mítica finca Llen, en Las Veguillas (Salamanca), donde José Ignacio mantuvo viva la esencia de una ganadería que tuvo su origen en los años cuarenta con reses de procedencia Coquilla, adquiridas por Alício Cobaleda Marcos. Desde 1984, Vicente Charro la anunciaría ya como "Charro de Llen", hasta que tras su fallecimiento en 1993, fue su hijo quien tomó el timón definitivo del hierro.

José Ignacio supo conservar la raíz de los atanasios con los que su padre cerró ciclo, pero también entendió que el futuro de la ganadería pasaba por renovarse. Así, en los últimos años incorporó líneas del encaste Domecq, con aportaciones de ganaderías como la de Daniel Ruiz —con quien le unía una gran amistad—, además de ejemplares de hierros como Pérez-Tabernero, Justo Hernández o Fernando Domecq. Su criterio, siempre firme pero abierto, conjugó fidelidad a la casta con una inquietud por buscar funcionalidad y bravura en el toro moderno.

No solo deja tras de sí una ganadería con historia y presente. José Ignacio Charro encarnó durante décadas una forma de entender el campo: con respeto al animal, conocimiento profundo de las reatas y una afición sin estridencias. En noviembre de 2023, también despedía a su hermano Carlos Charro, otro de los nombres imprescindibles del mapa ganadero salmantino. Ahora, con su partida, se cierra otro capítulo que es memoria viva del campo bravo.

Su funeral se celebró el lunes en el Cristo de Cabrera, en un ambiente íntimo, al tiempo que el sector taurino, ganaderos, toreros y aficionados, se hacían eco del pesar generalizado por la pérdida de una figura discreta, pero influyente.

José Ignacio Charro no buscó el foco. Prefirió siempre que hablara el toro. Y en ese lenguaje, el de la bravura sin atajos, supo decir mucho.