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Doble Puerta Grande el día del casi indulto en Valdemorillo

El rejoneador Diego Ventura y el diestro francés Sebastián Castella salieron a hombros con una buena corrida de Carmen Lorenzo, uno premiado con vuelta, y El Capea
Doble Puerta Grande el día del casi indulto en Valdemorillo
Diego Ventura y Sebastián Castella, puerta grande en ValdemrilloAlfredo Arévalo
Patricia Navarro

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De siempre Valdemorillo fue lugar de peregrinaje para los que tenemos tatuado en el alma esto del toro llueva, truene o nieve, como más de una vez nos ocurrió, jugándonos pulmonía de por medio, con la cosilla esa de que hacía tiempo que no veíamos un pitón y todavía nos faltaba otro tanto para que la temporada echara a andar, el sol brillara y los festejos se amontonaran. Las cosas de la vida. Hoy Valdemorillo tiene otro brillo. 
Diego Ventura calentaba en los exteriores de la plaza con el esplendor de su cuadra, que es un espectáculo en sí mismo. Ver cómo preparan a los caballos, también. Después abriría plaza con el entusiasmo que le caracteriza y elevadas dosis de emoción en los encuentros. Tan ajustados como resueltos los embroques con virtuosismo ante el noble ejemplar de El Capea. Se despachó con el cuarto con toda la intensidad, energía, ajuste en el embroque y sacando a relucir todas las armas que tenía. El noble toro se dejó hacer sin rechistar y, tras el rejón de muerte, paseó otro trofeo.

El toro

Con suavidad recibió Castella al segundo de la tarde para quitar después con variedad. Era toro de Carmen Lorenzo, que ya demostró su buen tranco de salida y no dejó de hacerlo en ningún momento. Nobleza impecable y calidad para perseguir el engaño por abajo y hasta el final en una larguísima faena por ambos pitones. Fue animal para gozarlo, gran toro para recrearse tras haber pasado con brevedad por el peto. Sebastián Castella hizo una labor extensa, ligada y templada, en la que hubo tiempo para el relajo y los molinetes en serie. Quizá condensado se hubiera potenciado el sabor. No obstante, se extendió en el tiempo cuando la gente empezó a pedir el indulto, el presidente decía que lo matara, y Sebastián seguía toreando sin demasiada conexión. Un espadazo puso el broche a un buen toro, premiado con la vuelta al ruedo, y el doble trofeo para el diestro.

El quinto

Noblón y de buena condición fue el quinto, que viajaba largo en la muleta de Sebastián Castella. El torero francés le echó los vuelos alguna vez, pero la mayoría de su puesta en escena fue una faena desdibujada y sin compactar.
Menos a gusto estuvo José María Manzanares con el tercero, que tuvo buen embroque, pero después se quedaba más pegajoso para ligar con el muletazo siguiente y ahí el de Alicante no se sintió cómodo durante la faena. La estocada entró a la primera mas no fue suficiente y el toro se le atravesó con el descabello como había hecho de mitad de arrancada para adelante.
Con las querencias más definidas y la embestida menos clara salió el toro que cerró plaza. En paralelo al tercio y cuando Manzanares se la dejó muy puesta y no le dejó pensar llegaron los mejores momentos. El toro tenía la virtud de colocar bien la cara y José María tuvo la paciencia de borrarle las inercias y coserle los viajes para evitar tentaciones. Buen comienzo de temporada de Carmen Lorenzo.

Ficha del festejo

VALDEMORILLO. Segunda de feria. Lleno. Se lidiaron toros de El Capea, para rejones, y Carmen Lorenzo para lidia ordinaria. Buenos los de rejones (1º y 4º); extraordinario el 2º, premiado con la vuelta al ruedo; 3º con buen embroque pero pegajoso; 5º, de buena condición; 6º, con buen aire y menos celo. 
Diego Ventura, medio rejón trasero (oreja); y pinchazo, rejón (oreja).
Sebastián Castella, de malva y plata, aviso, estocada (dos orejas); pinchazo, aviso, estocada (oreja).
José María Manzanares, de azul marino y oro, estocada, cuatro descabellos, aviso (silencio); media (saludos).