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Escribano pone la honestidad y Morante el toreo en Bilbao en el reencuentro de Roca

Manuel y Roca Rey cortaron una oreja cada uno de una mansa y deslucida corrida de El Puerto de San Lorenzo en las Corridas Generales
El diestro Manuel Escribano con el primero de los de su lote durante la corrida de la Feria de Bilbao celebrada este jueves en la plaza de toros de Vistalegre.
El diestro Manuel Escribano con el primero de los de su lote durante la corrida de la Feria de Bilbao celebrada este jueves en la plaza de toros de Vistalegre.Luis Tejido EFE

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Escribano salió a saludar con Roca Rey. Era el día que el peruano volvía a Bilbao después de la tarde tan heroica como histórica que firmó el año pasado. Manuel supo llenar la escena después, marcó los tiempos de su puesta en escena desde la pausada forma de irse a portagayola, que defendió con limpieza y valor, a la larga de rodillas o el ramillete de lances con el que despachó al toro para llevárselo a los medios. Con las banderillas puso a la gente en pie. Los dos primeros pares tuvieron la explosión de la velocidad, los terrenos y cuando ambos se encontraban era como una bomba atómica, aunque técnicamente no fuera tan perfecto. El culmen llegó con el tercer par al violín y con quiebro en el tercio. Un boom. Gente en pie. Hervidero en Bilbao. Escribano supo mantener la calentura y el comienzo de faena también en el centro tuvo parte de volcán. El toro, encastado y geniudo, tenía muchos desafíos y al natural poco amigos. Por el diestro fraguó la faena, con mucho ímpetu y menos poso, pero honestidad. Se puso difícil al final, rajado, el toro para matar, pero se tiró de veras.
El quinto duró nada. Quiso hacer portagayola, pero el de El Puerto no se lo permitió. La exposición máxima, tremenda, agonizante, llegó en un par de banderillas en el que quebró en el tercio sin apenas hueco para salirse. Delirante. El toro se vino abajo después, racaneando los viajes y también la faena, que remató con una estocada baja.
Roca era valor seguro. El motivo por el que la plaza registraba de larguísimo la mejor entrada de la feria. Reclamo Rey. El toro tuvo informalidad en el viaje y también la faena de Andrés. Cuando le tomó la medida toreándolo muy por abajo llegaron los momentos de mayor expresión. En otros faltó ajuste en el cite y como además el toro se abría por querer rajarse aquello no acababa de macerarse. La estocada fue perfecta. A secas.
Rajado el sexto, Roca tuvo tenacidad para intentar meterlo en vereda y en alguna tanda lo logró, pero acabó por cundir el desánimo.
No apoyaba bien el primero de Morante, quien no había querido salir a saludar con Roca Rey. Estaban los ánimos calientes del día anterior y con este toro ya se aventuraba drama asegurado. El toro protestaba pero además de mala manera. Al de La Puebla se le vio queriendo enseñar al animal, pero había poco que enseñar.
No se había toreado tan despacio en toda la feria hasta que Morante paró al cuarto. No estaba claro porque el toro estaba por ahí en un sí pero no. El sevillano le encontró el ritmo por el pitón diestro y dejó tres verónicas, tan mecidas como dormidas pero donde el paso del tiempo dejó de ser fue en la eterna media que camino al infierno encontró la gloria. Quitó por chicuelinas que elevaban este quite a otra película. (Ah que también pueden ser así). La vida a veces es maravillosa. Crujió Bilbao en el prólogo de muleta, a la cadera, para dentro, convencido, su compromiso es tal que la distancia con el animal es milimétrica. Se los pasa muy cerca, tanto fue así que el pitón le dio literalmente en la taleguilla en un pase y no se inmutó. Eso es valor y demostrar que aunque sea más fácil el para aquí y para allá que impera en estos tiempos hay quien está dispuesto a jugarse los muslos en honor del toreo. El toro se rajó más pronto que tarde y se acabó la historia. No en la memoria.
BILBAO. Quinta de feria. Se lidiaron toros de El Puerto de San Lorenzo, bien presentados. El 1º, a la defensiva y de mala clase; 2º, encastado y con genio, complicado; 3º, punto rajado e informal; 4º, rajado; 5º, rajado y a menos; 6º, rajado. Tres cuartos largos.
Morante, de berenjena y oro, pinchazo hondo, descabello (silencio); estocada (saludos).
Manuel Escribano, de blanco y oro, estocada trasera y caída (oreja); estocada baja (saludos).
Roca Rey, de catafalco y oro, estoconazo (oreja); pinchazo, estocada, aviso, descabello (silencio).