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La Puerta Grande de Tomás Rufo a la contra

El torero paseó un trofeo de cada uno de sus toros en la segunda de Santander con un deslucido encierro de Garcigrande y Domingo Hernández
TOMÁS RUFO ABRE LA PUERTA GRANDE EN LA SEGUNDA DE ABONO DE LA FERIA DE SANTIAGO 2023
TOMÁS RUFO ABRE LA PUERTA GRANDE EN LA SEGUNDA DE ABONO DE LA FERIA DE SANTIAGO 2023Joaquín ArjonaLnces de Futuro

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Morante dijo nones (a la fuerza) a la feria de Santander, la mejor que se recuerda, donde tenía dos tardes al estar convaleciente de la lesión de una mano tras una voltereta en una plaza francesa. Hizo el esfuerzo sanferminero, pero aquí no lo pudimos ver. Perera, que el año pasado indultó a uno de La Quinta vino a sustituir. Si decimos que en el cartel de El Juli se anunciaban los toros de Garcigrande y Domingo Hernández no supone una gran sorpresa. Conocedor de la casa como es y con el oficio de un cuarto de siglo a las espaldas con su primero estuvo a placer. El toro era noble y tenía calidad. El quid de la cuestión estaba en aguantarlo cuando el animal hacía una paradita y que de pronto el viaje fuera eterno. Sin apreturas y fácil montó faena que desdibujó con la espada con un pinchazo y una estocada atrás. Más se le complicó, la espada, con el cuarto, que era tardo, pero tenía bondad para seguir el engaño. Lo vimos claro en los circulares en los que basó la faena y que tanto gustaron al personal. Pero la espada se cruzó en el furor y tampoco el ganadero echó un corrida excelsa. Mansa y baja de raza.
Sacaron a saludar a Perera en el segundo. Le había caído en suerte un toro, que no era lo que parecía o sí. En más de una ocasión el de Domingo Hernández le puso en apuros, porque el embroque el toro lo tenía bueno, pero luego se quedaba pegajoso, haciendo hilo y le costaba despegarse. Perera tuvo que sacar más repertorio para buscar las teclas al toro y exprimirlo por el mejor camino. Se pasó de faena y estaba dando unas manoletinas cuando sonó el aviso. Con la espada, abajo, pero abrevió.
La ovación de la tarde se llevó Curro Javier al quinto, que ya había apretado a su compañero y anduvo sublime. Como un resorte respondió la plaza. Perera esperó de rodillas en el centro y el comienzo de faena resultó volcánico con dos pases cambiados por la espalda. El toro después se movió lo justo y descastado, por lo que la euforia duró poco. (Que no la esmerada faena).
Se estrelló el tercero de salida y luego hizo básicamente lo que le dio la gana. Salía suelto, desentendido y sin querer tomar el capote, cuando lo hacía era abriéndose y sin humillar. Sergio Blasco y Fernando Sánchez se desmonteraron con los palos. El toro siguió su curso en la muleta, el mismo que había marcado de salida. Sin codicia, desentendido y sin humillar. Muy desajustado por el diestro, dejó los mejores pasajes al natural Tomás Rufo, sobre todo cuando los llenó de relajo, a pesar de que el toro iba por allí con la firme inercia de rajarse. Después de barra libre de luquecinas (le dio para dos tandas) entró a matar y paseó un trofeo.
El sexto no le dio mejor vida a Tomás Rufo, manso, desentendido y con poca emoción. Había que defender esa faena o toreando muy despacio, como hizo en algún momento, o inventarse otra, porque el toro sumaba poco. En la suavidad del trazo encontró su mejor aliado. La suerte suprema fue un encontronazo feo, que repitió al siguiente encuentro, esta vez certero con la espada. Y la Puerta Grande se le abrió de par en par. Mérito suyo.
Santander. Segunda de feria. Se lidiaron toros de Garcigrande, 4º, 5º y 6º y Domingo Hernández. Casi lleno. El 1º, noble y de calidad; 2º, con codicia y pegajoso; 3º, rajado y desentendido; 4º, noble; 5º, descastado; 6º, manso, bajo de raza. Lleno en los tendidos.
El Juli, de de gris perla y azabache, pinchazo, estocada trasera y punto contraria (saludos); cuatro pinchazos, estocada (saludos).
Miguel Ángel Perera, de caldera y oro, estocada baja (oreja); estocada, tres descabellos, aviso (saludos).
Tomás Rufo, de azul azafata y plata, pinchazo, estocada delantera y desprendida (oreja); pinchazo, estocada (oreja).