
Enfermeria
Recuperación exprés y cirugía doble: la batalla de dos toreros lesionados
Damián Castaño, intervenido de nuevo, mientras que Jesús Enrique Colombo se prepara para su regreso

Dos nombres propios ejemplifican esta lucha titánica por regresar al ruedo cuanto antes: Damián Castaño y Jesús Enrique Colombo, dos trayectorias paralelas marcadas por el dolor y la resistencia.
El salmantino Damián Castaño ha tenido que ser operado por segunda vez en Salamanca, tras no cicatrizar correctamente la herida sufrida el pasado 18 de julio en la plaza francesa de Mont de Marsan. La persistencia del sangrado obligó a los médicos a reabrir y limpiar el trayecto de la cornada para favorecer su curación. A pesar del estado de la herida, Castaño firmó una gesta en Santander, al enfrentarse a una corrida de Miura apenas tres días después del percance, tras ser infiltrado en la enfermería de Cuatro Caminos.
Lejos de detenerse, el torero volvió a vestirse de luces el 1 de agosto en Azpeitia, con la herida aún abierta. Una decisión valiente pero arriesgada, que finalmente ha derivado en una nueva intervención quirúrgica para evitar complicaciones mayores.
Por su parte, el venezolano Jesús Enrique Colombo ha protagonizado una recuperación fulgurante. El pasado 26 de julio, un toro le fracturó el cúbito y el radio de su mano izquierda al entrar a matar en Saint Vincent de Tyrosse. Sin embargo, apenas una semana después del quirófano, ha retomado el entrenamiento con muleta, gracias al trabajo intensivo con el Dr. David Caro-Martín Álvarez.
Colombo se somete a dobles sesiones diarias de rehabilitación con técnicas propias del deporte de élite, con un único objetivo: llegar a la feria de Bilbao el 19 de agosto en plenas condiciones. En sus propias palabras: “Sé que es una locura, pero voy a llegar. Quiero lograr algo grande en esa plaza”.
Ambos casos muestran hasta qué punto los toreros convierten la recuperación en una extensión del valor que exhiben en la arena. Ya sea enfrentándose al quirófano una vez más o desafiando los plazos médicos, lo cierto es que la pasión por la profesión sigue siendo el motor que los empuja más allá del dolor.
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