Roca se desinfla y a El Juli lo ningunean en la meritoria alternativa de Alarcón
Deslucido comienzo de San Isidro con un encierro de La Quinta del que se esperaba más en la primera del serial madrileño
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Álvaro Alarcón ya era en sí un mensaje de vida, toda una lección de esfuerzo. Cuando comenzaba la temporada vino a Madrid a despedirse y se llevó tres costillas rotas y un neumotórax que le ha obligado a hacer un gran esfuerzo para llegar hasta ayer, al día de una alternativa soñada, eso sí en Madrid, con la de La Quinta y con dos figurones. Es decir, no todos pueden estar a la altura. «Cocherito» fue el toro que quedará para la historia. El animal se quedó corto en el capote, pero Álvaro supo encontrar sus misterios en la muleta, sobre todo porque quiso. Por la derecha no tardó el toro en quedarse más corto, pero al natural le tragó el primer envite (que es el más amargo porque viene lento) y dejó muletazos de trazo suave. Luego se alargó un punto y sumar era y ya demás. Tenía mucho mérito.
El Juli volvía después de lo del año anterior y ya se ha convertido La Quinta en una de sus divisas. El segundo tuvo un tranco bueno, pero fue mérito de Julián mimarlo, llevarlo muy pulseado. Eso hizo que acudiera al engaño del madrileño al paso, tan despacio que podías dejar de mirar y volver y el muletazo seguía ocurriendo. Nobleza sin fin en este animal con el que Julián tuvo que bregar con las emociones de una plaza que se dividió. El sector más exigente le echaba en cara que algunos muletazos fueran por fuera y el resto de la plaza se sentía ninguneada. La faena fue de búsqueda y hubo pasajes con muletazos de media muleta, que tuvieron su aquel. Saborazo. El ambiente a la contra hizo el resto. Se le mide al milímetro.
El cuarto no dio opción ni al lucimiento ni a la polémica. El toro quiso irse ya casi desde el comienzo de la faena y tomó el engaño sin ninguna codicia por lo que la faena no trascendió.
Roca Rey no se libró. Le salió un toro repetidor, que en estos casos no sabemos si es bueno o malo. El de La Quinta tenía codicia, carbón y buen fondo. Roca tiró de un básico de toreo ligado, en línea y por fuera y aquí se formó la mundial. Lo que viene siendo protesta, del tal intensidad que se vio cómo acabó por condicionar la labor, tensionó lo que ocurría en el ruedo y vimos caer a Roca en el abismo devorado por Madrid.
El quinto tenía las balas contadas. Movilidad, pero iba y venía sin demasiada ambición, y esta plaza no atiende a esas razones. Así que la faena de Roca Rey se fue en las mismas condiciones que el toro: ni fu ni fa. Esta plaza no se anda con tonterías. De siempre ha sido así y a las figuras las mide hasta el punto de descomponerlas. Eso ocurrió ayer. No fue la figura consagrada a la que nos tiene acostumbrados.
José Chacón lo bordó en el sexto, con riesgo, y se desmonteró con Vicente Herrera. Era la esperanza el que cerraba plaza y hubo un cambio de mano en el comienzo de faena que así pensamos. Luego el viento se metió por medio, el toro racaneó las arrancadas y la cosa se empezó a complicar. Alarcón alargó sin resultados. Poco nos quedó entonces de las ilusiones de las siete de la tarde. ¿Morante ya?
Las Ventas (Madrid). Primera de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de La Quinta, mal presentada. El 1º, noble por el zurdo, incierto por la derecha; 2º, embiste al paso y muy noble; 3º, bueno; 4º, deslucido; 5º, va y viene sin demasiada transmisión; 6º, desclasado. Lleno de «No hay billetes».
El Juli, de gris plomo y oro, media, descabello (saludos); estocada trasera (silencio).
Roca Rey, de rosa y plata, pinchazo, estocada baja (silencio); pinchazo, estocada (silencio).
Álvaro Alarcón, de blanco y oro, estocada (saludos); estocada desprendida, aviso, dos descabellos (silencio).