Román y su solo en Valencia: Lo que cuenta es la intención
El torero de la tierra sale a hombros al cortar dos orejas en una gesta
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No esperó Román a que se cumpliese exactamente el décimo aniversario de su alternativa -el 7 de junio de 2014, en Nimes, con El Juli y Castella de padrino y testigo, respectivamente, y toros de Garcigrande, convirtiéndose, tras Ponce, en el torero valenciano que más presencia ha tenido en los últimos tiempos- para, vestido a lo Granero, de celeste y azabache, celebrar su doctorado, saldando el compromiso con dos orejas que le dieron derecho a la puerta grande, sin rematar su actuación, pero con una entrega indudable y una actitud encomiable.
Mucha gente importante acudió a presenciar el evento, la alcaldesa de Valencia, su colega de Madrid, el vicepresidente de la Generalitat Valenciana, Vicente Barrera, el conseller de Agricultura, el presidente de la Diputación... y más de 6.000 aficionados que no quisieron perderse esta tan fuerte apuesta de un torero que nunca se ha escondido y siempre ha dado la cara, aunque se la hayan partido también a menudo.
Se picó mucho y mal al primero, de El Parralejo, impidiendo que el matador hiciese ya un quite. También le molestó mucho el viento pero supo aguantar las dudas del toro para tomar la muleta y conducir luego sus embestidas con mando, mano baja y no poco temple hasta apurar a un animal que tuvo buen son, pero poco fuelle.
La primera oreja la consiguió al acabar con el segundo, un ejemplar de Fuente Ymbro aplaudido de salida y al que recibió con dos largas de rodillas. Salió trastabillando del caballo. Exigente y encastado en el último tercio, con la complicación añadida de que si le bajaba la mano se iba al suelo y si levantaba el engaño punteaba y se enteraba. Al final logró el punto de equilibrio y pudo someter, pudiéndole y generando emoción, en una labor de no poco mérito.
Quiso lucir al tercero en el peto pero el de Pedraza de Yeltes no se dio por aludido. Tampoco en la muleta tuvo especial codicia, distraído y sin humillar, embistiendo como desgana. No le dio mucha coba.
Muy en el tipo de Victorino Martín el cuarto, largo y vareado, codicioso de salida; tanto que acabó desarmando al de Benimaclet. Romaneó y apretó en el caballo... y apretó más al torero, que no se acabó de entender con él, viéndose apurado en bastantes pasajes y sin poderle, empeñado en llevarle por alto hasta que su oponente acabó enterándose y el matador aperreado.
Se fue a portagayola a recibir al de Domingo Hernández, montado y serio. A mitad del segundo tercio, cosas de Román, quiso banderillear y el intento salió digamos que regular, perjudicando, además, al toro, al que se le dieron muchos capotazos. Quiso armar su faena en los medios pero tardó en comprender que el toro pedía los adentros. Y al hilo de las tablas buscó sacar partido, con más afán que acierto, llevándose, además, una fea voltereta y otra al entrar a matar de la que salió dolorido y magullado.
Medio aturdido por el porrazo se tuvo que jugar su apuesta, ya a una sola carta, con el último toro, de Luis Algarra, quedando un tanto desairado el quite que intentó. Pero en la adversidad es donde se ve a los hombres y, con el apoyo del respetable, Román salió a por todas y fue desgranando un quehacer de poder y mando, buscando la corta distancia, con sus altibajos, pero emocionante y entregada que le valió finalmente la puerta grande.
Valencia. Segunda de la Feria de Fallas. Toros de El Parralejo, Fuente Ymbro, Pedraza de Yeltes, Victorino Martín, Domingo Hernández y Luis Algarra. Conjunto bien presentado y de comportamiento desigual. El mejor fue el Fuente Ymbro.
Román, (de celeste y azabache), que actúa como único espada, pinchazo, entera, (palmas); entera, aviso (oreja); entera y cuatro descabellos, (silencio); dos pinchazos, casi entera y descabello (silencio); pinchazo y estocada (ovación); entera y dos descabellos (oreja).
De la cuadrillas destacaron César Fernández, Anton
io Chacón, Fernando Sánchez y Ángel Otero.