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El Atalanta aplasta al Valencia (4-1)

Los italianos pasaron por encima del equipo valencianista, que encontró la esperanza en el gol de Cheryshev en el primer balón que tocó

Champions League - Round of 16 First Leg - Atalanta v Valencia
El valencianista Maxi Gomez contra Mattia Caldara, del AtalantaDANIELE MASCOLOReuters

Cheryshev iluminó el túnel en el que se había metido el Valencia. Entró el ruso en el campo y marcó en el primer balón que tocó. Un zurdazo desde fuera del área cargado de esperanza. El equipo de Celades ya pensaba en la tortura que supondría tener que jugar el partido de vuelta. Pero donde contaba cinco goles ya sólo necesitaba tres y se sintió con fuerzas para marcar alguno más.

Podía haber llegado de estar menos acertado Gollini, el guardameta del Atalanta, y de haber tenido más puntería Maxi Gómez. Falló dos en el área pequeña el delantero uruguayo que hubieran valido la vida para su equipo. Pero una se la detuvo el guardameta y otra ni siquiera fue capaz de rematarla.

Hubiera sido demasiado premio para el Valencia, que hasta la hora de partido contaba un remate al poste de Ferrán Torres y poco más como actividad ofensiva. El Atalanta era un vendaval que arrasaba la autoestima valencianista.

El Atalanta es mucho más de lo que dice su nombre. Es un equipo sin una gran historia europea, pero también el tercero más goleador del continente. Un grupo que no frena cuando se trata de atacar. Dominaba la pelota, las áreas y el partido pero tardó en encontrar la precisión. Porque el gol llegó pronto, al cuarto de hora, pero el equipo italiano ya había hecho varios ejercicios de aproximación.

Pasalic avisó en un mano a mano contra Doménech, pero el gol llegó en un pase de Papu Gómez que remató Hateboer, el carrilero derecho, en el lado contrario. El balón se había paseado por el área valencianista sin que ninguno de sus centrales de emergencia –Mangala y Diakhaby son los menos fiables de su plantilla– fuera capaz de sacarla de allí.

El paso de los minutos animaba al Atalanta. El ataque lo dirigía Papu Gómez, el pequeño argentino que marca el ritmo ofensivo del equipo. Más aún durante los pocos minutos que jugó con 4-1 en el marcador. La ambición del Atalanta y de su entrenador, Gasperini, es infinita. Y con tres goles de ventaja y el Valencia volcado para tener que recorrer menos distancia en el partido de vuelta, sacó a un central para poner a un delantero en el campo. El colombiano Duván Zapata era entonces el compañero de Ililic y el Papu se retrasó para manejar con más comodidad el juego. Pero el físico no le permitió seguir mucho más en el campo.

El Atalanta había visto los agujeros a la espalda de la defensa valencianista y entre las manos del guardameta. La seguridad que había demostrado en la parada a Pasalic se desvaneció. Y las manos se quedaron blandas al intentar detener el disparo de Ilicic que valió el segundo tanto del equipo italiano.

Ilicic es más que un delantero. Sus movimientos no se dirigen sólo a buscar el gol, también facilita las oportunidades de sus compañeros y tiene visión de juego para darles balones.

No le necesitaron para marcar dos más, aunque dejó pasar el balón para que Hateboer aprovechara el impulso que llevaba en la carrera camino del cuarto gol. Otra vez dio la sensación de que podía haber hecho más Doménech.

Freuler había conseguido el tercero con una gran maniobra desde la esquina del área. Buscó el ángulo de disparo para meterla en el lateral contrario de la portería. El Atalanta estaba pasando por encima del Valencia, que no supo aprovechar la media hora en que consiguió encerrar un poco a los italianos. Con campo abierto en la vuelta puede ser aún peor.