Fútbol

Fútbol

Santiago Cañizares: «Tras lo de mi hijo, mi familia tiene un callo ante cualquier situación»

Desde Requena (Valencia), el ex portero rinde homenaje a su compañero Michael Robinson, fallecido de cáncer a los 61 años, la misma enfermedad que se llevó a su pequeño Santi en 2018

Santiago Cañizares y la emoción de recordar a su hijo fallecido tras la victoria de España
Santiago Cañizares y la emoción de recordar a su hijo fallecido tras la victoria de EspañaCristina BejaranoLa Razón

«Se nos ha ido Michael Robinson y eso es una mala noticia lo miren por donde lo miren. Así que hemos querido ignorar la actualidad de la marmota y preferimos recordar al compañero, que es nuestra manera de decirle que le queremos mucho». Con la misma intención con la que Andreu Buenafuente rehacía la escaleta el martes tras el fallecimiento del mítico comentarista y presentador, a los 61 años víctima de un cáncer, en LA RAZÓN nos hemos abrazado a Santiago Cañizares (Madrid, 1969), ex jugador y compañero del Michael en MoviStar y que perdió a su hijo Santi, de solo cinco años, en 2018 por esa misma enfermedad.

Desde una finca en Requena (Valencia), donde el carismático ex portero del Valencia y el Real Madrid pasa el confinamiento con su familia, le despide en presente, como el que se resiste a dejar marchar a un amigo: «Michael es una persona distinta, tremendamente peculiar. Con muchas ganas de conversar siempre, unía comidas con cenas porque no era capaz de levantarse de la mesa. Habría trabajado en cualquier sitio, no solo en el fútbol, ya que le gustaba mucho la actualidad y todo lo que pasaba a nivel social y político. Recuerdo esa entereza para saber que estás herido de muerte por una enfermedad y, sin embargo, que la enfermedad te mate un día pero no cada día».

Entre los logros del presentador de «El día después» e «Informe Robinson», el 46 veces internacional con La Roja destaca otro: «Inventó una profesión que fue la de ex futbolista que podía comentar los partidos y que era capaz de conseguir la empatía suficiente para estar 30 años sin molestar a nadie, con un respeto absoluto a todo el mundo. Y a partir de ahí, fuimos los demás. Y yo soy uno de ellos. Alguien apostó por él y fue brillante. Le vamos a echar mucho de menos. Llevo trece temporadas trabajando en Canal Plus y MoviStar Plus y es difícil que alguien ocupe su puesto y sea capaz de hacerle olvidar».

Cañizares justifica por qué se le ha coronado como «la sonrisa del fútbol»: «La lección que nos ha dado es maravillosa porque hasta el último momento tenía humor y vitalidad. Él, mientras la medicina le fue funcionando, no dejó de trabajar, y eso es un ejemplo para todos».

El fútbol, un empujón económico

El destino caprichoso simultaneó el pasado martes la infausta despedida del genio del Liverpool con el retorno del fútbol patrio, en barbecho desde hace mes y medio, y al que el Gobierno de Pedro Sánchez ha desescalado para entrenar desde hoy. Se espera que La Liga arranque a mediados de junio. Cañizares apoya esta moción: «Este país necesita el fútbol para darnos un empujón. Es una necesidad, sobre todo, económica».

Si apuntillo que la Liga francesa ha echado el cierre mientras en Italia y Alemania siguen deshojando la margarita, mantiene el pulso: «Lo que pase en otros países es absolutamente respetable, pero tenemos que ver cuál es nuestra peculiaridad. Yo celebro que todo el mundo esté trabajando para tratar de sacar adelante la temporada y la clasificación no sea injusta, puesto que cancelarlo ahora a nivel deportivo significa perderse el último tercio de la temporada, que es el más importante». Pero, ¿está garantizada la salud de los jugadores?, interrumpo.

«En esta enfermedad no está garantizada la salud de nadie, de los jugadores tampoco, nadie puede garantizar la del todo el mundo». El comentarista deportivo de #Vamos me pasa la pelota y yo disparo con un «¿se han hecho bien las cosas desde el Ejecutivo, o no había forma de gestionarlo mejor?». «Ambas cosas. Creo que esto es una pandemia difícil de gestionar para cualquier gobierno, y evidentemente hay quien lo ha gestionado mejor y peor. Nosotros no estamos a la cabeza de los mejores, ni mucho menos», critica.

A continuación, aporta su fórmula: «Para salir de esto hay que tomar medidas con mucho criterio y escuchar a los expertos. Hemos escuchado poco a los expertos y demasiado a los políticos». Para Santi, la única excepción a la hora de abordar esta crisis sanitaria tiene nombre de portero, Iker, y apellido, Jiménez, el presentador de «Cuarto milenio» que a principios de febrero advertía sobre el Covid-19 ante la mofa general.

«Él venía alertando de una situación en contra de toda la opinión pública, de toda la opinión gubernamental y de los intereses de todos. Estaba muy preocupado, porque daba voz a médicos, investigadores, gente que dedica parte de su vida a investigar, a ver lo que sucede más allá de al lado de su casa. Iker y sus expertos ya alertaron de que el coronavirus no era una broma. Cuando llega aquí la pandemia y efectivamente se demuestra que llevaban razón, que esto no era una gripe, que había que tener mucho cuidado y estar alerta, mi sorpresa absoluta es cómo parte de la sociedad no sabe distinguir el talento de quien acierta y trabaja bien, y recibe críticas incluso. Y yo no puedo con las injusticias y se lo reconozco», explica.

El antecesor de Casillas en la portería de la Selección extiende este reconocimiento a todos sus compatriotas: «En el global, estamos siendo muy responsables, claro que sí, estamos obedeciendo a una situación muy complicada. Evidentemente, es imposible que seamos responsables todos. Siempre hay casos aislados, pero estoy contento y orgulloso del comportamiento de los españoles».

En su caso, el deportista, también metido con éxito a piloto de rallies, lleva todo el estado de alarma confinado junto a los suyos en una extensa finca en Requena, regada de cultivos y animales en libertad. Además de un «bien, gracias» cuando le miento a su familia, me regala detalles de su encierro : «Estamos sanos. Nuestros padres están bien y por lo tanto no nos quejamos. Somos muchos. Nos hemos trasladado a nuestra finca para que pudiéramos estar juntos y hacer los menos traslados posibles a Valencia. De hecho, solo me muevo de casa los miércoles».

Cañizares es padre de seis hijos, pero el confinamiento lo pasa con tres de ellos, fruto de su segundo matrimonio con Mayte García: Sofía, de 10 años, y Martina e India, de 7, trillizas de Santi, de cuyo adiós se cumplieron dos años el 23 de marzo. La algarabía de sus risas se ha convertido en el hilo musical del final de nuestra charla, que merece dedicarle unas palabras al benjamín, responsable de que los Cañizares estén acostumbrados a vivir en el hoy: «Sin duda, la pérdida de mi hijo me ha formado en todos los aspectos y en ese sentido no hay nada peor que eso. Dicho de otra manera: tras lo de mi hijo, toda la familia tiene un callo ante cualquier situación que tengamos que afrontar de dificultad». Queden con Dios, que diría Robinson.