Tenis
Carreño - Djokovic, horario y dónde ver en televisión los cuartos de final de Roland Garros
Es la reedición del famoso partido del pelotazo por el que el serbio fue eliminado del US Open
Pablo Carreño se ríe cuando le recuerdan en una entrevista en Eurosport que es el único tenista al que Djokovic no ha podido ganar en un partido este curso. «Es un poco anecdótico», contesta el español. Su duelo previo de esta temporada fue hace apenas un mes en el US Open, en los octavos de final, el día que el número uno del mundo dio un pelotazo a una juez de línea del cabreo que cogió por la remontada de Pablo en el primer set, que de tenerlo ganado el serbio pasó a verse 6-5 abajo. Fue descalificado y en las estadísticas queda como el único encuentro de 2020 en el que el número uno del mundo ha perdido. Lo demás, 35 enfrentamientos, son triunfos, en pista dura o en tierra batida, antes o después del confinamiento, y si en Roma su juego dejó muchas dudas sobre polvo de ladrillo, en París su nivel está por las nubes y cuando le llegaron las primeras dificultades contra Khachanov, supo salir adelante. Ahora Carreño reta a Djokovic en los cuartos de París (el partido es hoy 7 de octubre en el cuarto turno de la pista central, donde se empieza a competir a las 12:00; hay primero un Kvitova-Siegemund, después Collins-Kenin, a continuación Rublev-Tsitsipas y para acabar la jornada el Carreño Djokovic, sobre las 19:00 aproximadamente, en función de lo que duren los otros partidos. Todos se pueden ver en Eurosport).
No está teniendo Nole puntos débiles en este torneo disputado en circunstancias tan extrañas. «Creo que es al que más le favorecen las bolas que se están empleando. La bola tiene un gran control, hay que desbordarle y cuesta. Si la pelota es viva Rafael conseguía hacerlo en Roland Garros, ahora cuesta más», opina Toni Nadal, quien fuera entrenador de su sobrino desde niño, en AFP, y con el que ganó 17 Grand Slams. «Se siente cómodo jugando aquí, que la bola no pica tanto y la puede coger donde mejor le va. Pero a mí tampoco me vienen mal las condiciones, si juego bien. Será una oportunidad de demostrarme a mí mismo el nivel que tengo, si consigo recuperarme bien y estoy al ciento por ciento», aseguró Carreño, que en octavos de final ante el alemán Altmaier tuvo problemas estomacales desde el segundo set. Se sentía indispuesto, pidió la atención médica, le dieron unas pastillas para los mareos, se doblaba... Pero logró recuperarse y finiquitar el duelo en tres sets. Será su segunda presencia en los cuartos de Roland Garros. La anterior apenas la pudo disfrutar porque se lesionó contra Rafa Nadal en la zona abdominal y tuvo que abandonar cuando el encuentro iba 6-2 y 2-0. Era 2017 y por primera vez alcanzaba las rondas finales en un Grand Slam. Ahora, el gijonés es un tenista más maduro y ya sabe lo que es avanzar hasta la segunda semana en este tipo de torneos, con dos semifinales en el US Open y dos presencias en octavos en el Abierto de Australia, pese a que ha pasado ciertos apuros las pasadas temporadas por las lesiones. Una operación en la espalda que se hizo de joven es un fantasma que aparece de vez en cuando, pero se cuida mucho y durante el confinamiento realizó un trabajo que le hace estar en una de las mejores formas de su carrera. «En estas pistas sólo me siento inferior a Nadal», dice de París Carreño, que enfocó los entrenamientos en el parón para intentar ser más agresivo, para no dejar pasar oportunidades y cuando el rival le deje una pelota corta y atacable, hacerlo sin dudas.
Djokovic no ve necesarios a los jueces de línea
Mientras, Djokovic tuvo un pequeño «déjà vu» al golpear con una bola en la cara del juez de línea, aunque en circunstancias diferentes a las de Nueva York, en su último encuentro. En Estados Unidos se pudo evitar porque fue consecuencia de un enfado del jugador. En París fue absolutamente fortuito, ya que no pudo restar bien un saque de Khachanov e impactó con el canto en la pelota, que salió sin control. No le afectó para el desarrollo del partido. Días antes había dicho que no entendía por qué seguía habiendo jueces de línea, cuando se podía solucionar con la tecnología, como pasó en el Masters 1.000 de Cincinnati, donde se usó un sistema que era como una especie de ojo de halcón para todas las jugadas. La única respuesta que encuentra es «la tradición», y no le parece suficiente. Palabras con cierta polémica, como el año que lleva el serbio con el Adria Tour en plena situación de crisis por el coronavirus (varios jugadores y otras personas fueron infectados, entre ellos él), o lo del US Open. Pero luego es salir a la pista y arrasar. También parece más contento consigo mismo, porque en Roma no paraba de protestar, lo que no impidió que levantara el título. Contra él no hay que fiarse nunca.
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