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El horror de los atracos a futbolistas: “Me pusieron una pistola en la cabeza con mi hija de 4 años mirando”

La oleada de asaltos como los de Di Maria y Marquinhos mantienen en vilo al mundo del fútbol

Los asaltos a futbolistas atemorizan las ligas europeas
Los asaltos a futbolistas atemorizan las ligas europeasArchivoLa Razon

Di María vivió el pasado domingo uno de los peores momentos de su vida. El jugador argentino del PSG tuvo que ser sustituido de urgencia durante el encuentro que su equipo estaba disputando ante el Nantes porque unos ladrones habían asaltado su casa con su familia dentro.

No fue el único futbolista del equipo galo que pasó por un momento complicado. Marquinhos, también. El asalto se produjo con violencia en la casa de sus padres en el departamento de Yvelines, al sur de la capital francesa, según indicaron los medios franceses. L’Equipe precisó que los delincuentes secuestraron momentáneamente a los ocupantes. El brasileño fue advertido al final del encuentro contra el Nantes. Estos nuevos asaltos se suman a los sufridos por otros miembros de la plantilla en lo que va de año, como el español Sergio Rico o el argentino Mauro Icardi.

Estos hechos han llevado al PSG a contribuir a la vigilancia de las mansiones en las que viven los futbolistas, todas ellas situadas en el oeste de la capital y que cuentan ya con importantes medidas de vigilancia de vídeo y de alarmas. Según las fuentes, el club pagará la presencia de vigilantes en las residencias durante algún tiempo, con uno o dos agentes asignados a cada una de ellas 24 horas al día.

Un pistola, un machete, familiares secuestrados...

Pero por desgracia estos robos no son algo nuevo y se han convertido en un auténtico problema para los futbolistas. En 2008, Florent Balmont, por entonces jugador del Lille, vivió un episodio dramático y ahora lo recuerda en una entrevista en Le Parisien.

“Esa noche estaba durmiendo en casa. Jugaba al día siguiente. Eran las cinco de la mañana. Tres personas abrieron la puerta y me dijeron que habían venido a buscar las llaves de mi coche, que estaba en la parte delantera. Tiraron a mi esposa en el suelo. Me pusieron una pistola en la cabeza durante unos 10 minutos. Mi hija tenía cuatro años. No salió del dormitorio de arriba, pero lo vio todo”, asegura en una entrevista con Le Parisien.

“Me pusieron una pistola en la cabeza durante unos 10 minutos. Mi hija tenía cuatro años. No salió del dormitorio de arriba, pero lo vio todo”. A la pequeña le costó superar el impacto emocional de lo que tuvo que vivir. “Mi esposa y yo nos las arreglamos para superarlo solos. Pero a mi hija le persiguió durante varios años”, continúa. Su vida cambio desde aquella noche. “El club había puesto agentes desde las ocho de la tarde hasta las seis de la mañana. Durante este período, pasamos todas nuestras noches en la misma habitación, mi esposa, mi hija de 4 años y la menor, que en ese momento tenía 11 meses”, afirma.

Una lacra que dura años

El mundo del fútbol viene a alertando de este tipo de asaltos en los últimos años. El Fideo ya se vio afectado por un delito de estas características. A principios de 2015, cuando jugaba en el Manchester United, ladrones intentaron ingresar a su hogar, donde se encontraba junto a su esposa e hijos, pero escaparon sin concretar el robo luego de que sonara la alarma.

De manera similar, el también argentino del PSG Mauro Icardi, sufrió un robo en enero pasado, cuando el jugador se encontraba yendo a Lorient para jugar ese domingo por la Ligue 1.

Hace unos días, Robin Olsen, uno de los porteros del Everton, sufrió un brutal asalto en su casa en el que amenazaron a su familia con un machete, además de llevarse joyas muy valiosas y un reloj de lujo. Un mes antes fue el técnico del equipo, Carlo Ancelotti, el que sufrió el asalto. Los atracadores llevaban pasamontañas y no portaban armas. Ancelotti no se encontraba en su casa, pero sí una de las hijas del entrenador, que fue quien se encontró a los ladrones.

En octubre del año pasado, Joaquín Correa, de la Lazio de Italia, contó en las redes sociales, indignado, cómo habían entrado por la fuerza a su domicilio y le sustrajeron alrededor de 7 mil euros entre efectivo, relojes y objetos de valor, mientras él jugaba un partido de la Serie A.

“A ese cobarde que vino a robarme mi casa mientras yo estaba en el partido... Cobarde, entra y roba cuando este dentro. Te espero, pedazo de mierda”, escribió el futbolista en su cuenta de Instagram, visiblemente molesto por lo sucedido.

La vivienda de Paolo Rossi, que falleció a los 64 años, fue desvalijada en diciembre pasado por asaltantes que aprovecharon la ausencia de la familia durante los funerales del héroe de la selección de Italia en el Mundial de España de 1982.

En 2019, Cristian Ansaldi, quien en ese momento defendía la camiseta del Torino de la Serie A, se encontró con que desconocidos habían entrado a su vivienda y se habían llevado “muchas cosas de valor, como bolsos, valijas, relojes, anillos, brazaletes y más”.

El francésKarim Benzema fue asaltado ese mismo año mientras disputaba ‘El Clásico’ de Copa del Rey entre el Real Madrid y el FC Barcelona. Apenas 10 días antes de ese hecho, le sucedió lo mismo al ghanés Kevin-Prince Boateng, jugador del FC Barcelona, a quien le sustrajeron joyas, relojes y 400.000 euros en efectivo mientras jugaba un partido ante Valladolid.

Al español Jordi Alba, figura del Barcelona, lo asaltaron mientras estaba de viaje en Milán para jugar contra el Inter por la UEFA Champions League. A principios del 2018 también le había tocado a Coutinho.

Los jugadores tienen una alto poder adquisitivo, coches de lujos, joyas y sus compromisos deportivos permiten conocer con exactitud cuando no estarán en su domicilio lo que da vía libre para planear el asalto y los convierte en un blanco fácil de estas mafias organizadas, según los investigadores.