Fútbol

Real Madrid-Real Sociedad (4-1): Ensayo de remontada

El equipo de Ancelotti levanta un gol de la Real Sociedad en un gran partido que le da esperanzas para el miércoles

Los jugadores del Real Madrid celebran el gol del empate ante la Real Sociedad
Los jugadores del Real Madrid celebran el gol del empate ante la Real SociedadRodrigo JiménezAgencia EFE

El PSG no va a ser la Real Sociedad, pero si el Real Madrid es el Real Madrid, el partido del miércoles de la Champions se va a afrontar de otra manera. O eso pensaron los aficionados blancos que vieron como los suyos remontaban a la Real en el Bernabéu gracias a un partido de los buenos de los de Ancelotti, que terminó goleada y en fiesta de la grada, entusiasmada. Fue un Madrid de presión alta, de verdad y constante, ordenada, algo que a este equipo le cuesta mucho, porque se cansa o se despista o, como supuso el entrenador italiano hace meses, vive mejor refugiado atrás y saliendo a la contra. Frente a la Real no pudo hacer eso y demostró que tiene variantes para jugar de otra manera y tumbar a un rival que había marcado y que al ritmo de Silva entre líneas, no dejaba de incordiar al Real Madrid.

Pero con LaLiga tan a mano tras el empate el viernes del Sevilla y con la necesidad de llegar a la Champions con la moral alta, el Madrid se puso a la tarea con dedicación, sin dudas y sin relajarse cuando ya tuvo todo a favor. Puede que ayudase la presencia de Camavinga en el centro del campo. Con Kroos lesionado y Valverde con gripe, el joven francés enseñó su capacidad física para robar y empujar al equipo arriba y sus dotes al pegar al balón para marcar el primer tanto. Si es verdad que Kroos llega al choque contra Mbappé y los suyos, la duda de Ancelotti es ahora si prefiere a Valverde o a Camavinga para sustituir a Casemiro. Los dos le dan un empuje distinto al Madrid, más vitalidad y puede que algo de eso necesite estos días de máximo estrés.

Con Camavinga corriendo y Modric jugando el Real Madrid levantó el primer gol de la Real. Llegó demasiado pronto, un tanto de esos que cambia los planes de antes del partido. Fue casi inesperado, porque el penalti de Carvajal no venía a cuento y él lo sabía cuando después daba patadas al césped arrepintiéndose de llegar muy tarde a una jugada que no iba a ningún sitio. Como sucedió en París, el hasta ahora fiable lateral derecho,volvió a meter la pierna donde no debía, como si dudara y no reaccionara a tiempo en las jugadas de balón dividido. Con el paso de los minutos, cambió su suerte hasta protagonizar la jugada del cuarto tanto, cuando desde la línea de fondo, se la dio a Asensio. Casemiro corrió a abrazar al lateral. Después fue sustituido entre aplausos.

El gol de penalti dio a la Real la posibilidad de hacer lo que más le apetecía. Esperar al Madrid y cazarle alguna vez, con su juego entre línes y la velocidad de Isaak. Le salió bien un rato, cuando el líder de LaLiga estuvo en shock, porque una derrota era un golpe a una Liga que está muy hecha y un hachazo para soñar estos tres días con una remontada. Pasado el momento de turbación, apareció el Madrid más fiable y más seguro: un equipo, sobre todo, que no dejaba salir a la Real. Hubo un momento que Remiro, el portero visitante, tras dos jugadas en las que empezó en corto y casi le cuestan un gol, sacó en largo para quitarse los miedos. Pero era una capitulación. El Madrid ya sabía que mordía y casi robaba en la línea del área rival.

Vinicius empezó a hacer daño por la izquierda, llegando hasta la línea de fondo y todo el Madrid jugaba ya en campo rival. Con la Real, obligada por la profunidad del brasileño y el resto, a meterse atrás, llegó la hora de los cañonazos, y eso que no estaba Asensio. Primero fue Camavinga y después el director de orquesta de todo, Modric, que se deshizo de Silva, como si éste a sus 36 años, le hubiese caído toda la edad encima y Modric aún levitara sobre el campo. Cada vez que el croata se acercó, tras el tanto, a una esquina para sacar un córner, se llevaba un aplauso, pero no de agradecimiento: era de esperanza por lo que viene ya.

En la última jugada del primer tiempo, Casemiro intentó un pase vertical al área, sin éxito y Modric le echó la bronca, con gestos de manos diciéndole que había que tocar, cambiar de lado, jugar en definitiva. Después, se abrazaron.

Jugó el Madrid en la segunda parte, cuando la Real ya se había retirado del combate. Los dos trallazos del primer tiempo la habían dejado y en la segunda intentó no recibir muchos golpes. Se llevó dos más.