Mundial de baloncesto

Garuba, en Yakarta y sin equipo

El ala-pívot de la selección es el único jugador de los doce de Scariolo que llega al torneo sin su futuro definido

Garuba, Abrines y Alberto Díaz, en el primer entrenamiento de España en Yakarta
Garuba, Abrines y Alberto Díaz, en el primer entrenamiento de España en YakartaAlberto Nevado FEB

De los doce jugadores de la selección que han aterrizado en Yakarta solo uno, uno de los más importantes para Scariolo, está sin equipo. Es Usman Garuba que antes de viajar a la capital de Indonesia recibía la notificación de los Oklahoma City Thunder de que ya no cuentan con él. «Voy a demostrarles a todos que se equivocan. Marquen mis palabras», apuntó el ala-pívot en redes sociales. Superadas las 48 horas desde la comunicación de la franquicia, Garuba ya es agente libre. Su primera intención es continuar en la NBA. El regreso a Europa es algo secundario... por ahora.

En la primera semana de julio, Garuba ya empezó a asumir que su futuro en la Liga estadounidense no iba a ser sencillo. Los Rockets le enviaron a los Hawks de Atlanta y en cuestión de días «aterrizó» en Oklahoma con el cartel de pieza traspasable. La trayectoria del jugador español más joven en llegar a la NBA (19 años y 226 días) no ha sido sencilla. Llegó a Estados Unidos como número 23 del draft y después de haber sido elegido mejor jugador joven de la Liga Endesa y también de la Euroliga. Las lesiones (muñeca, tobillo...) solo le han permitido disputar 99 partidos en dos años y con doce minutos de media en pista. Todo en una franquicia que solo ha ganado 42 partidos en dos años y que no tiene visos de recuperación.

Su mejor momento en estas dos temporadas llegó precisamente con la selección en el pasado Eurobasket. Arrancó la preparación bastante alejado del ritmo del resto de compañeros. Nada que ver con el momento de forma con el que ha comparecido este verano. Las lesiones tuvieron la culpa, pero consiguió engancharse al grupo y terminó siendo un elemento determinante a nivel defensivo y también por su capacidad para el pase. El rendimiento incluso llegó a sorprender a los responsables de los Rockets. «Ha mostrado habilidades que no sabía que tenía», comentó Silas, su entrenador en Houston, con Garuba ya con el oro colgado del cuello. Su condición de campeón de Europa apenas mejoró su estatus en Houston. Siguió jugando muy poco y en estos dos años ha promediado 2,8 puntos y 3,9 rebotes.

Garuba no se plantea de momento seguir el camino marcado por los hermanos Hernangómez (Willy ha recalado en el Barça y Juancho, en el Panathinaikos). Su intención es seguir en USA, pero en Europa podría convertirse en un jugador determinante. Sus derechos los tiene el Real Madrid. Otra cosa es que el equipo blanco decida ejecutarlos. El club, en principio, tiene cerrada la plantilla con el único fichaje de Campazzo y la prioridad es renovar a Edy Tavares, que también va a disputar el Mundial. La renovación del pívot sigue sin concretarse y Garuba es una pieza muy apetecible no solo en el que fue su club. Hay numerosos equipos de la Euroliga que podrían tantearlo.

Amaya Valdemoro, en el Salón de la Fama de la FIBA

Entre los actos previos al arranque del torneo se celebró el ingreso en el Salón de la Fama de la FIBA de la promoción de 2023 y el nombramiento del qatarí Sheikh Saud Ali Al Tani como nuevo presidente de la FIBA. Amaya Valdemoro es la primera jugadora española que ha entrado en la institución. En una emotiva ceremonia celebrada en Manila, la capital de Filipinas, otra de las sedes del campeonato, Valdemoro compartió honores con varias figuras históricas del baloncesto mundial, como Penny Taylor (Australia), Yuko Oga (Japón), Katrina McClain (EE.UU.), Wlamir Marques (Brasil) o Yao Ming (China).

La madrileña, que jugó cuatro mundiales con la selección, aprovechó para dedicar el reconocimiento a cuatro de las personas más importantes en su carrera; entre ellas, Elisa Aguilar, futura presidenta de la FEB. «Este premio lo dedico a cuatro personas. A mi entrenador Miki Vukovic, que fue para mí un referente y el que más creyó en mí. A Elisa, con la que coincidí desde los 13 años. Y, cómo no, también se lo dedico a mi padre y a mi madre, que ya no están con nosotros», afirmó.