Tenis

Djokovic se pega un buen susto y se salva de milagro en el US Open

El serbio tira de épica para remontar dos sets en contra ante Djere y meterse en octavos de final en Nueva York

Djokovic celebra con rabia en su partido ante Djere
Djokovic celebra con rabia en su partido ante DjereAgencia EFE

Novak Djokovic jugó este viernes con fuego y no se quemó de milagro. El genio serbio levantó dos sets en contra frente a su compatriota Laslo Djere (38) y finalmente se clasificó para los octavos de final del Abierto de Estados Unidos con una remontada épica. Djokovic venció por 4-6, 4-6, 6-1, 6-1 y 6-3 en tres horas y 45 minutos y selló de este modo el octavo triunfo en toda su carrera tras perder los dos primeros sets de un partido.

Después de este descomunal susto que por poco le deja fuera de este 'grand slam' en la tercera ronda, Djokovic, que cantó victoria pasada la 1:30 de la madrugada en Nueva York, se enfrentará en el siguiente cruce al croata Borna Gojo, que ocupa la posición 105 del ránking mundial.

"Son casi las dos de la mañana y muchos habéis quedado. Gracias desde el fondo de mi corazón por quedaros y por apoyar a los dos jugadores. Espero que disfrutarais del show, aunque no fue tan disfrutable para mí, especialmente en los dos primeros sets", ironizó Djokovic en la pista nada más acabar el encuentro.

Djokovic dijo que había sido "uno de los partidos más difíciles" que jamás había jugado en el Abierto de EE.UU y bromeó con que ahora no le importaba su próximo contrincante sino "dormir y recuperar este cuerpo de 36 años".

Djere firmó una actuación portentosa, pero se quedó a solo un paso de firmar la victoria más importante de su vida, de superar a un héroe nacional de su país y de protagonizar una noche inolvidable.

Los murmullos crecían en el Arthur Ashe Stadium según avanzaba el primer set: ¿el dominio de Djere era solo una ilusión pasajera o el 'otro' serbio iba realmente en serio?

Siempre ruidosa y siempre con ganas de marcha -especialmente en un viernes por la noche-, la afición de Nueva York disfrutaba de un Djere impactante y le animaba ante la promesa de una velada larga de tenis.

Al otro lado de la red, un errático Djokovic, que perdió el servicio en su primer turno de saque, daba muestras de no estar cómodo, de estar atenazado, de que las cosas no iban como marcaba el guion.

En cambio, Djere apenas exhibió grietas en su juego y selló un disputado e intenso primer set tras 54 minutos.

Enfadado consigo mismo, molesto con tener que remar a contracorriente, Djokovic intentó una reacción rabiosa que abrasara a su rival.

No lo consiguió ya que Djere, con toda la confianza del mundo, seguía a un nivel estratosférico, encontraba las líneas con una facilidad pasmosa y brillaba desde el fondo y en la red, con el saque y con la derecha. Así, Djere rompió el servicio de nuevo a un Djokovic bloqueado (4-3) y sumó su segundo set tras una hora y 33 minutos de partido.

Contra las cuerdas, Djokovic sacó el orgullo de un campeón herido, de una bestia que no moriría sin soltar un par de zarpazos antes. Sin nada que perder, arrasó en el tercer set frente a un Djere más precipitado y endeble que en las dos anteriores mangas.

Pasada la medianoche, las últimas copas circulaban por la grada mientras sobre la pista Djokovic y Djere se disponían a quemar naves.

El inicio de la cuarta manga fue un combate furioso con intercambio de 'breaks'. Djokovic, con una capacidad de resistencia eterna, dibujó un punto enorme que dejó a Djere en el suelo y lanzó un grito al cielo. Pero su rival se sacó de la chistera un revés paralelo precioso a milímetros de la red ante el que Djokovic solo pudo levantar el pulgar resignado.

Los puntos se alargaban y las fuerzas escaseaban. Sin embargo, Djokovic, desde luego con más experiencia en este tipo de peleas al límite, sacó su instinto de supervivencia para forzar un último set frente a un Djere que parecía haberse quedado sin gasolina cuando ya veía la línea de meta.

La inercia favorecía ya para entonces a un Djokovic que culminó una fantástica remontada en el quinto set y que sigue vivo en el Abierto de EE.UU. tras una noche repleta de peligros.