Fórmula Uno
Fernando Alonso y otro final para olvidar
El bicampeón del mundo afronta su tramo final con Alpine en medio de la polémica con varios estamentos de la escudería. Este fin de semana, Gran Premio de Japón
En mes y medio acaba el Mundial de F-1 y la trayectoria de Fernando Alonso en Alpine y lo hará, una vez más, con serias divergencias con la escudería de turno. En 2023, el bicampeón del mundo recalará en su cuarto equipo en la Fórmula Uno. Este fin de semana compite en el Gran Premio de Japón.
Desde hace tiempo se habla del fuerte carácter del piloto asturiano, la relación con los compañeros y el modo en que abandona las escuderías. Todo confluye en una sola cosa: su voracidad para ganar. Todo lo que no sea eso es un fracaso para él. En los comienzos no había la transparencia que existe ahora con tanta información y las radios abiertas a todo el mundo, incluidos los aficionados que pagan la correspondiente suscripción. Los choques dialécticos de Alonso con sus ingenieros fueron, son y serán clásicos. En Renault ya criticaba a su propio equipo públicamente con el objetivo de mantener la tensión para luchar por el campeonato. Era una forma de estimular a todos los miembros de la escudería francesa. De allí salió a finales de 2006, pero antes, en diciembre de 2005, justo después de ganar su primer título, anunció que se marchaba a McLaren, algo que no gustó demasiado. Aun así, volvió a ganar una corona más y desde ahí todo se torció.
En McLaren, en 2007, vivió una de las temporadas más estresantes. Peleó por el título, sin embargo, su relación con el equipo fue más que tensa, por no decir con su compañero, Lewis Hamilton. Aquel año también fue el del «Spygate», el espionaje de McLaren a Ferrari que la «Scuderia» denunció en la FIA y que costó al equipo inglés y a su socio, Mercedes, una multa de 100 millones de dólares que abonaron a partes iguales. Alonso usó los emails técnicos (con información copiada a Ferrari) que le enviaban como arma arrojadiza contra Ron Dennis (jefe de McLaren) y su aportación en la vista que juzgó el caso fue determinante. Desde entonces, Mercedes lo tiene vetado porque consideran que su posición les costó 50 millones de dólares. Sólo duró en el equipo una temporada.
En noviembre de 2007, 11 meses después de entrar en la escudería inglesa, decía adiós. Rescindía su contrato para volver a Renault, una escudería que ya estaba a la baja y donde apenas pudo brillar salvo en el Gran Premio de Singapur de 2008, en el que también se vio envuelto en el «Crashgate». Briatore ordenó a su compañero Piquet estrellarse en un punto determinado del circuito para obligar a neutralizar la prueba con el coche de seguridad. Segundos antes de esto, Alonso cambió sus neumáticos y de repente se vio líder de la carrera en un lugar donde resultaba difícil adelantar. Aún no había DRS. Con el tiempo, Piquet se fue de la lengua y aquello acabó con Flavio Briatore sancionado, al igual que Pat Symond, el jefe de estrategia que urdió y ejecutó el plan que benefició a Alonso. Nunca quedó claro si el asturiano estaba al tanto antes de empezar el Gran Premio.
En 2010, un año antes de lo previsto por la repentina marcha de Raikkonen, Alonso fichó por Ferrari. El primer año fue bien, pero la carrera final en Abu Dabi se resolvió con un tremendo error de estrategia que costó el título a Alonso cuando era el máximo aspirante. Desde entonces las cosas no fueron bien y el español, harto de la falta de rendimiento del coche, fichó por McLaren atraído por la llegada de Honda. Aquello fue un sainete. Alonso pasó de luchar por el título a caer a las últimas posiciones y su relación con los dirigentes de Honda tuvo momentos muy tensos. Tres años después de romper relaciones (McLaren-Alonso-Honda), los japoneses se proclamaron campeones del mundo, pero con Red Bull y Verstappen. Regresó en 2021, pagó la inactividad y en 2022, con un Alonso a gran nivel de conducción, el monoplaza no responde y los enfrentamientos se suceden.
✕
Accede a tu cuenta para comentar