Opinión

El Atlético es pura cuestión de fe

Las inseguridades dominan el juego del equipo rojiblanco

Simeone, en la banda del Metropolitano durante el partido ante el Getafe
Simeone, en la banda del Metropolitano durante el partido ante el GetafeKiko HuescaAgencia EFE

No es que el aficionado del Atlético de Madrid esté demasiado acostumbrado a ver a su equipo ganar con facilidad, pero si albergaba alguna esperanza de disfrutar de un partido placentero por una vez fue cuando el sábado se puso 2-0 en el marcador ante el Getafe... en el Metropolitano quedó claro que lo de la victoria sin agobios es un imposible. El Getafe remontó con tres goles en doce minutos. Se puede leer varias veces lo de tres goles en doce minutos, pero hay que verlo para creerlo. Da igual el rival que tenga enfrente, el Atlético se diluye como un azucarillo cada vez que el rival aprieta un mínimo y se viene completamente abajo en cuanto recibe un gol.

Las inseguridades dominan el juego de un equipo que lleva flirteando con fuego desde el comienzo de la temporada. Cada partido es una ruleta rusa donde los de Simeone pueden remontar en el descuento, ganar en los minutos finales, o perder contra un equipo de Regional. Parecía que lo peor de la temporada ya había pasado, tirando competiciones en el primer tercio del año como si no importase, pero la situación es tan preocupante que lo que está por venir es para echarse a temblar.

A priori, los colchoneros se enfrentan ahora a una serie de partidos que deberían ser ganables, enlazando varias victorias que aporten la suficiente confianza al equipo como para conseguir el objetivo mínimo esperado, pero la debilidad mental del equipo llega a tal punto que cualquier partido, independientemente del rival, es un parto eterno. El ánimo de la afición sube y baja como una montaña rusa y los culpables de la situación o los héroes de cada victoria, varían como la bola que cae en cualquier número de la ruleta.

El juego en sí mismo no resiste un análisis. Los sistemas varían a ritmo de un minutero cualquiera, las posiciones de los futbolistas parecen el juego de la silla y los jugadores salen y entran del once titular en un parpadeo. Queda la esperanza de que hablamos del Atlético, que el entrenador es San Diego Pablo Simeone y que la plantilla ganó la misma Liga por la que ahora deambula hace apenas siete meses. Fue en Valladolid, ¿lo recuerdan? Lo del Atlético ahora más que nunca es una cuestión de fe.