Crisis
El demoledor dato que saca los colores al Barcelona y explica su grave situación
El conjunto azulgrana es séptimo en Liga y está fuera de la Champions y obligado a jugar la Europa League
El Barcelona está en una situación muy delicada después de la sonada (y esperada, por otra parte, visto lo visto) eliminación de la Champions en la fase de grupos por cuarta vez en su historia y por primera vez en 20 años. En Liga, además, es séptimo, a seis puntos del cuarto. La llegada de Xavi al banquillo creó un estado de euforia que los números no han confirmado. Después de todo, en sus manos estuvo el pase a octavos de la Champions, “sólo” había que ganar al Benfica en el Camp Nou y el equipo no fue capaz y se condenó a la tortura de Múnich, que le volvió a pasar por encima.
El duelo con los portugueses acabó 0-0. Pese a las buenas maneras, no tuvo contundencia, el problema de siempre este curso. Se marchó Messi y se fue el gol. Se fue Griezmann, y más todavía. Y, encima, Ansu Fati, el futbolista de la plantilla con mejor sintonía con las porterías contrarias, apenas ha podido disputar 366 minutos. El problema del Barça empieza en el gol y acaba también en los goles, los que recibe. Los datos son demoledores: en la Champions, sólo ha sido capaz de marcar dos, ambos al Dinamo de Kiev (uno Piqué y otro Ansu), quedándose en blanco en el doble duelo con el Bayern y en los dos partidos con el Benfica. En la temporada, el dato es escandaloso: son 25 tantos logrados (23 en Liga+2 en Champions), por 26 encajados (17+9). Números que sacan los colores a un equipo que presume de ser ofensivo y de jugar al ataque y de buscar al rival.
Agarrados a Dembélé...
Ni siquiera cuando ha tenido el dominio del juego ha podido ser el dueño del marcador, así que cuando el rival le ha sometido, el desastre ha sido completo. En Múnich le falló hasta Ter Stegen. Memphis Depay volvió a naufragar en un gran escenario como Múnich y se va de la Liga de Campeones sin haber conseguido ningún gol. La falta de contundencia volvió a quedar demostrada ante el Bayern, contra quien hubo 20 buenos minutos de Dembélé que no llevaron a ninguna parte porque faltaron remates para sus internadas. El Barcelona se agarró al extremo francés como si fuera una superestrella, cuando la realidad es que no ha demostrado nada ya que desde que llegó en 2017 ha estado más tiempo lesionado que jugando y pese a que sus cualidades apuntan, no termina de explotar. Además, no quiere renovar y cumple contrato en verano. Pero es cierto que es el único con desborde en la plantilla, y más con la plaga de lesiones.
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