Sección patrocinada por: sección patrocinada

Historia

El muerto que marcó dos goles o el árbitro borracho de España’82: anécdotas imborrables de los mundiales

El insólito caso del futbolista uruguayo ha quedado grabado en la historia de los mundiales tras convertirse en el protagonista de un “partido de infarto”. En España 1982, el tinto gustó más de la cuenta a un colegiado alemán

Anécdotas del Mundial
Anécdotas del MundialTwitterLa Razón

Faltan días para que empiece a rodar el balón en el Mundial de Qatar y volver a vivir la cita futbolística más importante del mundo. El fútbol no solo nos deja goles, megacracks, títulos o balones de oros, sino también increíbles historias de superación y hasta milagros que merecen ser recordados. Estas son dos de las anécdotas más surrealistas de los mundiales que permanecen en la memoria de los aficionados.

Durante la semifinal del Mundial de Suiza 1954, disputada en Lausanne, se produjo un caso extraordinario que ha quedado recogido como unos de los hechos más insólitos del futbol mundial: un jugador de Uruguay sufrió un paro cardíaco, fue dado por muerto y poco después siguió jugando. Revivió de un ataque cardíaco para terminar de jugar la semifinal de la Copa del Mundo de 1954 e incluso ¡Marcar un gol!.

Histórico delantero de Peñarol, Hohberg destacó en el fútbol uruguayo y sudamericano de los años 50. Según las crónicas de la época, fue un jugador vigoroso, de gran exuberancia física y poseedor de un potente remate. Adorado por los hinchas de su equipo y respetado por sus adversarios, destacó en la Selección Uruguaya que ocupó el 4º lugar en mundial Suiza 1954. El ariete será especialmente recordado por el segundo gol que le hizo a Hungría en donde sufre un paro cardíaco y logra revivir para seguir jugando el tiempo suplementario.

“El muerto que mete goles”

Uruguay quería revalidar el título que consiguió en 1950, y para ello debía superar a la temible Hungría, quien poseía entre sus filas a Ferenc Puskas y Sándor Kocsis, y era clara favorita para hacerse con el trofeo. Al comienzo del segundo tiempo caían por 2-0 pero apareció la figura del Juan Hohberg. Era su debut en la selección nacional. Sus dos goles en Lausan , a los 75 y 86 minutos, dieron esperanzas a los uruguayos. Fue en el segundo - el de la igualada- cuando se produjo la llamativa y exótica anécdota.

Según cuenta el periodista Alfredo Etchandy en su libro “El Mundo y los Mundiales”, cuando el atacante marcó el gol del empate, “sus compañeros se tiraron encima de él y, aplastado por los jugadores y por la emoción, sufrió un paro cardíaco. El estadio enmudeció, la alegría pasó a ser incertidumbre, el éxtasis fue desesperación y todas las miradas se dirigieron hacia el jugador que recostado contra las gradas recibía masajes cardiacos, respiración boca a boca y hasta Coramina puesto que su pulso era inexistente… Sí, su corazón se paró y se le fue la vida”. Juan Hohberg estuvo muerto durante 15 eternos segundos en el estadio de Lausana. Simplemente, se desplomó mientras sus compañeros volvían al centro del campo para la reanudación. El jugador no daba en sí, algo andaba mal y rápidamente llegó Carlos Abate, el kinesiólogo de aquella selección. Tras varios segundos intentando reanimarlo a base de masajes en el pecho, Abate le suministró coramina por la boca, un medicamento que estimula las funciones vasomotoras y respiratorias. Cuando empezó el tiempo de descuento él seguía en la banda, pero poco después regresó al campo y jugó hasta la finalización de la prórroga.

Hungría se impuso 4 a 2. El sueño de alcanzar la gran final del mundo quedo truncado, pero su nombre quedó grabado en la historia del fútbol como “el delantero que murió, resucitó y siguió jugando”.

La melopea del árbitro alemán

Otras de las anécdotas recordadas por los aficionados cuando llega una cita mundialista es la melopea de un árbitro alemán durante el Mundial de España 1982 en el encuentro entre . O bien Walter Eschweiler no estaba acostumbrado al tinto o le gustó demasiado pero sus efectos se trasladaron al césped.

El colegiado alemán paso a la historia por haber arbitrado un partido en la Copa Mundial de la FIFA de 1982 en España, donde no pudo evitar chocar contra un jugador peruano, cayó al suelo y sus tarjetas y cuaderno cayeron de su bolsillo y quedaron desparramadas. Se jugaba la segunda fecha de la fase de grupos y Perú enfrentaba a Italia en el estadio de Balaídos en Vigo. La “azurra” ganaba 1-0 antes de finalizar el primer tiempo, por ende la bicolor debía pisar el acelerador y fue en ese aumento de vehemencia que José Velásquez tuvo un choque casual con el árbitro del encuentro Walter Eschweiler.

Pero la anécdota va más allá. Durante el Perú-Italia “se mostró muy errático y poco conocedor del reglamento”. Una empleada del hotel México de Vigo, donde se alojaba el referí, comentó a un periodista: ‘Hombre, como para dirigir bien: cuatro horas antes del partido, durante el almuerzo, bebió no menos de tres litros de vino él solo”.