Historias del Mundial
“La batalla de Berna”: el partido más violento e infame de la historia de la Copa del Mundo
El legenadario Ferenc Puskás vivió una de las páginas más vergonzosas del fútbol. Ocurrió en el Mundial de Suiza en 1954 cuando en los cuartos de final Hungría derrotó a Brasil en Berna.
Quedan días para que comience el Mundial de Qatar, cuyo partido inaugural se disputará el 20 de noviembre de 2022 en el estadio Al Bayt, y los escenarios en los que rodará el balón ya están listos y los partidos asignados en el calendario. Un reparto que convierte a Lusail en el estadio que que todos los futbolistas querrán pisar cuando el 18 de diciembre albergue la final. Estamos de nuevo ante la cita futbolística más importante de la historia que ha dejado un sinfín de anécdotas, goles y jugadas memorables. Pero también historias vergonzosas que deberían quedar olvidadas en el cajón de la historia. Un ellas sin duda es la de la llamada “Batalla de Berna”.
Ferenc Puskás era la gran figura que tenía Hungría en la década de 1950. Junto con Sandor Kocsis formaron una de las duplas más letales y llevaron a su país al oro en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1951 y en el Mundial de Suiza en 1954 lograron el subcampeonato, donde eran grandísimos candidatos. Pero la estrella del Budapesti Honvéd, que luego pasaría al Real Madrid, también tiene una página negra en la historia en el fútbol. Ocurrió precisamente en ese mundial de 1954, cuando en los cuartos de final Hungría derrotó a Brasil en Berna. “La batalla de Berna” está considerado el partido más violento de las historia mundialista y una vergüenza para el fútbol.
El partido pasó a la historia como uno de los encuentros más infames de la historia del torneo, debido a las agresivas tácticas utilizadas, el juego violento demostrado y la mala conducta de los jugadores, tanto del legendario Equipo de oro húngaro como de los subcampeones de la Copa Mundial de Fútbol de 1950, que hasta ese momento eran los equipos más brillantes del torneo de 1954. El término de batalla fue adoptado por la prensa británica; según el enviado especial de The Times, “nunca he visto en mi vida golpes tan crueles”.
El botellazo de Puskás
Durante el partido, el árbitro inglés Arthur Ellis expulsó a tres jugadores por involucrarse en una pelea dentro de la cancha. Tras el fin del partido, en que los europeos se clasificaron para la siguiente ronda, Ferenc Puskás (ausente del juego por una lesión) habría lanzado una botella contra Pinheiro, causándole un corte de siete centímetros, lo que provocó la ira de los jugadores brasileños, que invadieron los vestuarios del equipo húngaro donde se enfrentaron a golpes, patadas y botellazos. Al menos un jugador húngaro quedó inconsciente y el entrenador Gusztáv Sebes recibió cuatro puntos de sutura tras ser herido con una botella rota.
A pesar de la ausencia de Ferenc Puskás, Hungría dio inicio al partido superando a los sudamericanos, y rápidamente quedaron con ventaja de 2-0. A los tres minutos, Nándor Hidegkuti abrió el marcador y a los 7′, dio el pase que Sándor Kocsis convertiría. Sin embargo, Brasil reaccionaría, pero sus intentos serían frustrados por una serie de faltas. Finalmente, se marcaría un penalti. Así, Djalma Santos convertiría el tiro dejando el marcador 2-1. A partir de ese momento, la violencia en el partido aumentaría progresivamente.
En el segundo tiempo, Hungría y Brasil marcarían nuevamente. Mihaly Lantos anotaría un penalti que sería respondido con un gol de Julinho, dejando el marcador 3-2 a favor de los magiares. Posteriormente, József Bozsik sería derribado brutalmente por Nilton Santos, ante lo que Bozsik respondería golpeándolo. Ambos serían expulsados por el árbitro. Brasil intentaría revertir la desventaja y un tiro de Didí golpearía el travesaño de la portería rival. En tanto, Djalma Santos y Zoltán Czibor se enfrentarían verbalmente alrededor de la cancha.
Cuando el partido vivía sus minutos finales, Czibor lanzó un pase cruzado a Kocsis que anotaría el gol definitivo que les daría el pase a semifinales. Con el pitido final, los jugadores y aficionados cariocas se lanzaron a por el árbitro Ellisy se produjo una batalla campal contra las fuerzas de seguridad suizas, que posteriormente se trasladó al túnel de vestuarios. El encuentro que finalizó 4-2 con victoria magiar arrojó un saldo de tres expulsados, varios heridos y ningún suspendido.
“Se comportaron como animales”
El caso de la Batalla de Berna resulto extraño ya que no había ninguna rivalidad política ni conflicto bélico entre Brasil y Hungría, como si fue el choque más tarde entre Argentina e Inglaterra en 1986, cuando trascendió lo futbolístico. En 1954 fue completamente distinto, la bronca y la violencia nacieron en pleno partido, dejando un recuerdo vergonzoso en la historia de los mundiales.
El inglés Arthur Ellis, árbitro del partido, admitió haber quedado estupefacto con el nivel de violencia que se vio aquella tarde: “Si la política y la religión tenían algo que ver con eso, no lo sé, pero se comportaron como animales. Fue una desgracia. En condiciones normales tendría que haber habido tantos expulsados que el partido tendría que haberse abandonado. Mi única intención era conseguir llevar el encuentro hasta el final”, comentó.
Lo llamativo fue que la FIFA no sancionó a ninguno de los protagonistas de la pelea, dado que la entidad argumentó que si penaba a los jugadores de Hungría, la única selección que saldría perjudicada sería la magiar, porque Brasil fue eliminado en el partido.
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