Alcobendas

Joana y la campeona que «nació» entre rejas

Defiende su campeonato del mundo del peso mínimo ante la tailandesa Siriporn Taweesuk, que aprendió a boxear en la cárcel, donde ganó su primer título mundial.

Joana Pastrana, durante un entrenamiento con su preparador. Foto: jesús g. feria
Joana Pastrana, durante un entrenamiento con su preparador. Foto: jesús g. ferialarazon

Defiende su campeonato del mundo del peso mínimo ante la tailandesa Siriporn Taweesuk, que aprendió a boxear en la cárcel, donde ganó su primer título mundial.

Joana Pastrana ya no siente los nervios de la primera vez. Ahora defiende su título de campeona del mundo del peso mínimo de la IBF y lo hace en casa, otra vez, en el Polideportivo José Caballero (20:00, aunque su combate es a las 23:00), el mismo que la vio conquistar el cinturón en junio. La preparación esta vez ha sido diferente, más «normal», sin cambios de rival ni de fecha, como le sucedió la primera vez. Debía haberse enfrentado a la entonces campeona, la china Zongju Cia y acabó peleando contra la alemana Oezlem Sahin. Una sucesión de retrasos que casi consiguieron acabar con su paciencia. Ahora la aspirantes es Siriporn Taweesuk –también conocida como Tor Buamas–, una tailandesa de 35 años que llegó al boxeo a través de la cárcel. Fue condenada a diez años por tráfico de drogas, pero fue indultada después de proclamarse campeona del mundo del peso mosca en la prisión de Klong Prem en Bangkok. Su victoria ante la japonesa Ayaka Miyano le libró de cumplir los últimos tres años de la condena que cumplía por tráfico de drogas. La metanfetamina, sin embargo, le abrió el camino hacia la gloria. En prisión, además de hacer cursos de cocina, peluquería y costura, aprendió a boxear. Algo muy común en su país, donde el boxeo se convierte en una manera de reintegrar en la sociedad a las mujeres que acaban en prisión. «Antes me gustaba tomar drogas para divertirme, pero si sigo haciendo eso, volveré adonde estaba», decía Siriporn Taweesuk después de proclamarse campeona del mundo. Su historia sirvió de guión para un documental de la cadena Nat Geo en Estados Unidos, «Boxing behind bars» («Boxeo entre rejas»). En prisión contó con ayuda durante los tres meses anteriores a la pelea que la hizo campeona del mundo. Tenía permiso para trabajar cinco horas al día fuera de la cárcel y sólo tenía que ir a dormir los domingos. Además, recibió entrenamiento específico y ayuda nutricional. La tailandesa fue la primera mujer en ganar un campeonato del mundo en prisión y su historia sirvió de ejemplo al Consejo Mundial de Boxeo, que decidió imitar en México el programa de reinserción utilizado en Tailandia y que ya había tenido éxito con otras boxeadoras. «Me dieron una gran oportunidad y mi vida es mejor ahora», confesaba la rival de Joana. «Tienen una oportunidad, caer en la lona es aceptable, lo importante es levantarse», dijo el presidente del Consejo, Mauricio Sulaimán, a las reclusas de la prisión de Cuernavaca, donde se presentó el programa que ya se ha extendido a cinco centros penitenciarios más.

Taweesuk tiene más experiencia que Joana. De sus 43 combates ha ganado 39, 21 por KO, y el deporte le ha permitido cumplir la aspiración que tenía cuando ganó por primera vez el cinturón, «seguir boxeando por todo el mundo». Joana ha ganado 13 de sus 14 combates, cuatro por KO. La tailandesa es más parecida a ella que Sahin, la rival ante la que ganó el campeonato en junio. «La alemana era bajita y de brazo corto», explica Álvaro Gil-Casares, el mánager de la campeona. Taweesuk es «igual de alta que Joana y bracilarga», lo que llevará a que haya más pelea por el centro del ring. Si para ganar el campeonato tuvo que irse a Bulgaria para medirse con «sparrings» parecidas a Sahin, ahora la preparación la ha hecho en casa, ha recibido en Alcobendas a las «sparrings» y varias han salido noqueadas.

Joana mantiene la misma ilusión por ser campeona del mundo que hace cuatro meses, pero ahora tiene la experiencia y la seguridad de que la aspirante tiene que demostrar siempre más que la campeona para ganar. Aunque no ha perdido la humildad. «Sabe que ahora hay que trabajar igual o mejor», asume Álvaro. Su objetivo no es pararse en la defensa del título. Si gana tiene pensado intentar la unificación con la campeona de alguna de las otras organizaciones para ser la mejor del mundo en su categoría. El camino vuelve a empezar hoy en Alcobendas.