Jon Rahm, tras los pasos de Tiger Woods

Tiger Woods entregó el domingo a Jon Rahm el trofeo que reconoce al golfista español como ganador del Genesis Invitational, el torneo que organiza el golfista estadounidense. «Es todo un honor y la verdad es que no sé cómo explicar lo bonita que ha sido la semana, lo bonito que ha sido hoy, lo divertido que ha sido. Aunque sea estresante es muy emotivo. Y que Tiger Woods te declare como campeón de su torneo es un honor», decía el golfista de Barrica.

Un triunfo que le devuelve al número 1 de la clasificación mundial que había abandonado hace casi un año. La última vez que estuvo arriba fue en marzo del año pasado. «Volver a llegar al número uno es un honor. Ya era hora... Y ganar en este campo es increíble. Algo que ningún gran español pudo hacer», aseguraba Rahm. «Ser campeón esta semana, en un torneo como este, con esta historia y con la historia de Tiger, es increíble. Una más para España y espero que vengan muchas más», añadía.

Para él empieza a ser costumbre eso de hacer cosas que nadie antes había hecho en España. Aunque los triunfos españoles se centraban en el Masters de Augusta y en el Open Británico que conquistó Severiano Ballesteros en tres ocasiones, él logró su primera victoria en un Grand Slam en el US Open.

Rahm es un golfista diferente. Un talento sin límites, con una voracidad insaciable. En lo que llevamos de año ha ganado ya tres torneos y es el quinto triunfo en los nueve últimos que ha disputado. Con el del Genesis Invitational ya son diez sus victorias en la PGA. Aunque la victoria no fue fácil en la última jornada. «Fue un día estresante y un gran día en el que he jugado muy bien a golf. Los primeros nueve hoyos he jugado de maravilla. Una pena que del 10 al 12 no los haya podido jugar bajo par. Si lo hubiera hecho bajo par como había hecho el resto de días habría sido mucho más fácil los últimos hoyos», reconocía tras terminar su jornada.

El de Barrica era tercero del ránking esta semana por detrás del estadounidense Scottie Scheffler y del norirlandés Rory McIlroy, que ahora quedan por detrás.

La primera vez que fue número 1 del mundo le dejó un recuerdo imborrable. «Sí, tengo un recuerdo. Se llama Kepa y tiene casi dos años», decía hace unas semanas antes de pedir disculpas a su esposa. «Lo siento, Kelley, no sé si le gustará que lo haya contado, pero es así. Seguro que ella puede contarte la historia mejor que yo. Sospechamos que fue esa noche. Lo siento», añadía.

«No creo que le importe realmente a Kelley que lo cuente porque bromeamos siempre sobre ello. Algún día se lo contaremos a Kepa», aseguraba el golfista español. «Tener hijos ha sido muy importante en mi vida. Me ha ayudado a poner lo pies en el suelo y separar mi trabajo del resto de mi vida. Me ha enseñado lo que de verdad es importante. Después de una vuelta, en cuanto estoy con los niños se va cualquier pena o malestar que pueda tener. Paso a ser su padre. A mí me ayuda a separar», reconocía. Su segundo hijo, Eneko, nacía el pasado 5 de agosto.

Los nombres de sus hijos demuestran el apego que tiene Rahm a su tierra y a su familia, aunque su formación golfista sea prácticamente estadounidense. Por algo se casó en Bilbao, en la Basílica de Begoña, en 2019.

Su hijo mayor decidió imitar al padre después de su victoria y se dedicó a meter botellas de agua en los hoyos. Algo no tan diferente a lo que hacía el mismo Jon Rahm cuando su madre iba a dar clases de golf y él trasteaba con los palos y pegaba alguna bola.

Sólo ha ganado un grande, pero mantiene viva la «amenaza» que hizo algunos años de ganar 19. Este año espera sumar alguno más. «Es la mejor temporada de mi vida», dice de momento.