
Atletismo
La mejor Ana Peleteiro, otra vez campeona de Europa
La gallega gana el oro continental con la mejor marca europea del año, 14,37. Su crecimiento y el margen de progresión junto a su marido y entrenador, Benjamin Compaoré, no tienen límite

Ana Peleteiro, en el mejor momento de su carrera, vuelve a ser campeona de Europa de triple salto en pista cubierta. Un vuelo de 14,37 bastó para que la gallega confirmase las expectativas con las que comparecía en Apledoorn. Llegaba como favorita, con la mejor marca de las finalistas y ratificó su candidatura con una fiabilidad competitiva extraordinaria. Medallista olímpica, doble medallista mundial, campeona de Europa al aire libre, dos veces campeona de Europa "indoor"... y lo que está por llegar porque la propia Peleteiro y su entorno aseguran que el margen de crecimiento todavía es amplio.
La final fue poco menos que un monólogo de la de Ribeira. Cuatro de las finalistas habían saltado este curso 14 metros, pero todas estaban a años luz del potencial de la gallega. La turca Damisnaz, la defensora del título; la eslovena Filipic; la rumana Ion; la finlandesa Salminen... la pelea de todas ellas era por el segundo y el tercer lugar del podio. Lo demostró Peleteiro desde el primer vuelo y eso que fue un nulo... aunque por menos de un centímetro. La batida fue ilegal de milagro y aterrizó más allá de los 14,50. Fue nulo, pero fue un aviso. Lo confirmó en su segundo despegue cuando ajustó más y se fue hasta los 14,20. Mediado el concurso era la única finalista que había ido más allá de los catorce metros, pero lo mejor estaba por llegar. Renunció al cuarto intento para reservar fuerzas y porque con el desarrollo del concurso no se sentía amenazada. Más de la mitad de los saltos habían sido nulos y los catorce metros eran una frontera inalcanzable para el resto.
Para ratificar el oro, Peleteiro cumplió con el ritual habitual. Comenzó con la mirada puesta en el foso y su diálogo interior, trató de implicar con las palmas, un "come on" y un "let's go" al público, miro a Benjamin Campaoré, aceleró, despegó y se fue hasta los 14,37. Cuatro centímetros por encima de su mejor marca de la temporada y firmándolo en la final del Campeonato de Europa. Impecable.
La plata fue para la rumana Ion con unos soberbios 14,31 y el bronce para Salminen con 13,99.
Peleteiro llevaba semanas dando pistas de lo que podía suceder en Apledoorn y la calificación fue una buena muestra. Un par de saltos, el segundo por encima de los 14 metros, y a descansar para la final. La Peleteiro de esta temporada es una triplista diferente dentro y fuera del pasillo. Dejó Guadalajara y a Iván Pedroso para volver a su casa, Ribeira, y ponerse en manos de Benjamin Compaoré, marido y entrenador. Y eso que el curso no empezó demasiado bien. Un viejo anhelo, batir con la pierna izquierda, la generó problemas físicos. Un pequeño parón y el regreso a la técnica de toda la vida. Volvió a batir con la pierna derecha y llegó a los campeonatos como la mejor triplista del continente. En la final lo ratificó con su nueva técnica. «Estoy intentando saltar de forma más horizontal y mejorando de una vez por todas la técnica, que era algo que se me atravesaba desde hace años. Estamos trabajando muchísimo la parte técnica para ganar, sobre todo, en salud y en longevidad», comentó antes del campeonato. Dicho y hecho.
Peleteiro ha cumplido con las sensaciones con la que llegó a Países Bajos. Su reflexión previa a la final era muy clara: «Me siento en el mejor momento de forma de toda mi carrera. Entreno todos los días al máximo, creo que aún no he tocado techo, ni mucho menos. En Ribeira estoy en un remanso de paz absoluto. La cabeza es un ochenta por ciento y estar bien mentalmente me ha ayudado a poder estar bien físicamente. Las cosas con Benjamin han ido muy bien, sabía que nos entendíamos porque estamos casados, pero a la hora de trabajar estamos fluyendo muy bien, me encanta como entrenador. Me encantaría que otros atletas confiaran en él como entrenador y en mí como compañera para crecer. Las instalaciones las tenemos y la comida y el ambiente, también». De Ribeira al segundo oro continental. Y de ahí a... ¿los quince metros, el oro mundial...?
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