Ciclismo
Peter Sagan se refugia en la montaña
El eslovaco se despidió este domingo del ciclismo en el Tour de Vendée. Ahora se prepara para competir en bicicleta de montaña en los Juegos de París 2024
Peter Sagan se despide. Aunque en realidad, se despidió hace ocho meses cuando aprovechó el día de descanso de la Vuelta a San Juan y su fiesta de cumpleaños en el Autódromo de Villicum para anunciar que se marchaba al final de temporada. «Ha llegado el momento», dijo. Quería prepararse para competir en los Juegos de París en la prueba de ciclismo de montaña, pero se guardaba algunos momentos de la temporada para despedirse de los lugares donde fue feliz. De Flandes, de Roubaix y, por supuesto, del Tour, donde ganó siete veces el maillot verde de la regularidad. Más que nadie, algo así como si fuera el Bahamontes de los esprints.
Sagan fue un pionero, uno de esos ganadores precoces que ahora abundan en el ciclismo moderno. Pero lo hizo sin perder la sonrisa ni el sentido del espectáculo, ganándose a la afición por su velocidad y por sus caballitos para celebrar las victorias.
Fue un ciclista dominador en las clásicas y en los Mundiales (ganó tres consecutivos entre 2015 y 2017) y también se agotó pronto. Solo tiene 33 años, una edad a la que los deportistas se mantienen muy competitivos en la actualidad, pero ya estaba lejos de competir con los mejores. Nada que ver su carrera, por ejemplo, con la de Alejandro Valverde, que ganó el Mundial con 38 años cuando Sagan dejó de ganarlos.
En su última carrera, el Tour de Vendée ha sido noveno sin disputar el esprint que intentó preparar para su compañero Dujardin. Una despedida que queda lejos de la altura que alcanzó Sagan y que, sin embargo, es uno de sus mejores resultados en esta temporada que ha terminado sin victorias para él y con solo dos segundos puestos, en una etapa de la Vuelta a San Juan y en el campeonato de Eslovaquia.
Tampoco fue mucho más brillante la temporada pasada, cuando fichó por el Totalenergies. Una etapa de la Vuelta a Suiza y el campeonato de su país fueron sus únicos triunfos. Pero eso no le ha impedido seguir siendo uno de los ciclistas mejor pagados del pelotón, con un sueldo que supera los cinco millones de euros anuales. Un contrato que obedece más a obligaciones comerciales con el patrocinador que al rendimiento deportivo.
Sagan es también un aviso de lo que puede suceder con los talentos precoces que inundan el ciclismo profesional. Han sido 15 temporadas como profesional y el descenso en sus resultados parece deberse más a la falta de motivación que a un declive físico. «La muerte de Rebellin me afectó mucho. Ahora es más peligroso salir a rodar en bicicleta que hace diez años. Cada vez hay más coches y más gente mirando el móvil mientras conduce. Nuestra generación no está preparada para tanta tecnología», decía antes de comenzar el curso en una entrevista con «La Gazzetta dello Sport». Ahora Sagan deja la ruta y se refugia en la montaña.
✕
Accede a tu cuenta para comentar