F-1

El AMR23 y el ataque de sinceridad de Fernando Alonso

En la presentación del monoplaza de Aston Martin, el asturiano reconoció que este curso no llegarán los resultados

Alonso y Lance Stroll, en la presentación del AMR23
Alonso y Lance Stroll, en la presentación del AMR23Europa Press

Dentro de pocas semanas Fernando Alonso afrontará su vigésima temporada en la Fórmula Uno y lo hará enrolado en la escudería Aston Martin, un equipo que viene de la zona baja de la parrilla, pero que está construyendo unos sólidos cimientos para intentar dar un salto gigante en 2023. El equipo británico presentó su nuevo monoplaza, el AMR23, y según su creador, el diseñador Dan Fallows (alumno aventajado de Adrian Newey en Red Bull durante estos años atrás que ha llegado acompañado del ex jefe de aerodinámica de Mercedes), el monoplaza ha cambiado un 95 por ciento respecto a la versión del pasado año, un coche que Alonso ha podido conducir en dos ocasiones (Abu Dabi y Jerez) y del que ha tenido sensaciones muy buenas. Al menos, no ha sido lo malo que esperaba o lo que le transmitieron colegas como Vettel, al que sustituye el asturiano.

Y este curso, con el monoplaza completamente pensado por el actual director técnico, todo apunta a que puede ir mejor. Aunque en esto de la F-1, un coche y un equipo no logran dos segundos de diferencia respecto a los mejores en un solo año. Los tiempos del éxito se alargan más allá de los cuatro o cinco años siempre que se arranque desde una base más o menos competitiva, como es el caso de Aston Martin.

El propietario, el multimillonario Lawrence Stroll (máximo accionista de marcas de ropa como Michael Kors o Tommy Hilfiger) ha invertido una fuerte cantidad de dinero y ha sido capaz de atraer a grandes empresas como Aramco, la compañía petrolífera del Gobierno de Arabia Saudí. Asimismo, el equipo cuenta con el suministro de motores de Mercedes, que son una garantía, al menos en la era híbrida, en la que han triunfado hasta que el Red Bull y Honda les arrebataron la corona.

El equipo ha crecido muchos en los últimos meses y en apenas unos años ha pasado de 350 empleados a 800, algo a lo que sumará una nueva fábrica creada específicamente para acoger una escudería de Fórmula Uno moderna, incluido un nuevo túnel de viento, que es una de las piezas más costosas en la actualidad.

Poco a poco, Stroll está sentando las bases para convertir Aston Martin en una escudería competitiva. No hay que olvidar que una de las personas más influyentes de la F-1 actual, Toto Wolff, es accionista también de la compañía y eso hace que los mejores se sitúen en torno a la estructura británica. Stroll se ha unido al poder que hoy por hoy maneja este deporte, el eje austro-alemán dirigido por Wolff y el responsable de Red Bull, Helmut Marko, que han sabido navegar bien entre las peligrosas aguas que mueven desde la FIA a Liberty Media, promotor de la F-1.

Alonso tendrá como compañero de equipo a Lance Stroll, hijo del propietario del equipo y que afronta su séptima temporada en el Mundial. Todos le señalan como un piloto de pago, pero lo cierto es que cuando el coche se lo ha permitido ha ofrecido detalles. De hecho, ha subido al podio en varias ocasiones y destaca mucho en condiciones de mojado, algo que dice mucho de su valía. La relación con el canadiense será complicada, aunque en los últimos meses se ha sabido que la motivación de Stroll para seguir siendo piloto de F-1 no es la mejor. Al igual que la relación con su padre, que no atraviesa su mejor momento. Fernando Alonso se mostró ilusionado y por primera vez en mucho tiempo ha hablado claro sobre las expectativas que tiene. El español ha dejado claro que en 2023 no ganará carreras, ni siquiera podría acercarse al podio a menos que se produzcan circunstancias muy especiales. El trabajo estará centrado en mejorar el rendimiento del equipo y, como dijo Stroll, ir afinando todos los procesos para hacer un equipo campeón.