A cuartos
Nadal sobrevive a cuatro puntos de partido ante Goffin con el espíritu del Real Madrid
El balear, que tenía el duelo controlado, se lo complica ante un rival que terminó jugando perfecto, pero no supo aprovechar ninguna de sus cuatro pelotas definitivas (6-3, 5-7 y 7-6 [11-9]). Espera en cuartos a Alcaraz
Está muy reciente la remontada del Real Madrid en la Champions contra el Manchester City, la tercera del equipo de Ancelotti este curso cuando todo parecía perdido, y Rafa Nadal, que estuvo presenciando el encuentro en el Santiago Bernabéu, le hizo un homenaje ante Goffin (6-3, 5-7 y 7-6 [11-9]) y sacó adelante un partido que primero tuvo ganado y después muy perdido: cuatro pelotas definitivas levantó en el tie break final para levantar los brazos tras una batalla de más de tres horas. Con ello, uno de los duelos más esperados en esta edición del Mutua Madrid Open ya ha cumplido su primera mitad. Falta la segunda, que Carlos Alcaraz puede con Cameron Norrie (a partir de las 20:00) y se enfrente a su ídolo mañana en los cuartos de final. Sería una repetición de lo que sucedió el año pasado dos rondas antes, pero distinto además porque ahora él es otro jugador, es campeón de Masters 1.000 y “top 10″.
Le costó arrancar a Nadal en su segundo partido en la pista Manolo Santana. Bueno, en realidad arrancar no, porque lo hizo con un servicio directo, como había cerrado su duelo de debut contra Kecmanovic. En el primer juego de los octavos contra Goffin apenas tuvo que tocar la pelota salvo para servir. Pero las dudas le fueron asaltando en su golpe de derecha. A veces quiere darle tanto efecto a la pelota tirando hacia arriba que prácticamente no la atraviesa, la raspa, y se le queda corta o en la red. Llegaron varios errores por ahí. También con el saque temblaba, después de ese espejismo inicial, se lio y con dos dobles faltas y una derecha de esas descritas antes regaló el primer break. Incluso sufrió un aviso por tardar mucho en servir ya nada más empezar. Se puso 3-2 arriba Goffin, pero tampoco se lo terminó de creer y comenzó la defensa de esa rotura también con dos dobles faltas, copiando lo que había hecho Rafa, para que las tablas volvieran a la Caja Mágica.
Sufría en todo momento con su servicio Goffin y eso contra Nadal se paga y convierte los partidos en una pequeña tortura. Por mucho que también se generara oportunidades al resto, la supervivencia en el encuentro era complicada. El saque abierto para poner la pelota al otro lado era la táctica, pero costó que le saliera. Al principio tiraba fuera el segundo golpe, y así llegó el segundo break del manacorense. El primer set ya era historia. Pero el libreto lo mantuvo con ese servicio abierto, y terminó haciendo mucho daño por ahí. El duelo todavía tendría que dar varias vueltas.
A trompicones, pero Rafa ya tenía medio partido en el bolsillo y sus prestaciones sólo podían crecer. Poco a poco el balear fue sintiendo mejor la pelota: que si una derecha paralela, buenos restos y mucha consistencia con el revés, con el que además es un experto en ir cambiando alturas para descolocar al rival. En ese nuevo escenario todo parecía más cómodo para el zurdo, pero cuando se vio con su saque para poner el punto y final, no lo logró. Tuvo hasta una pelota definitiva tirada a la basura. Y Goffin cambió. Se soltó empezó a ser más profundo con su revés y a tirar más duro con la derecha, con más valentía. Del 5-3 en el segundo pasó al 5-7 y 0-1. El tercer set se podía convertir en un drama. Las sensaciones del español no eran las mejores, miraba a su palco, se lamentaba, tiraba descompensado, demasiado largo, y parecía que la voz cantante la llevaba el belga.
Cuando el tercer parcial se puso 4-4 parecía el momento del zurdo, de su saber hacer en los momentos delicados, de su experiencia, pero su rival estaba por las nubes. Ni con 15-30 le entraron los nervios y siguió pegando duro. Forzó el tie break que se jugó en el alambre. Primero tuvo fallos el belga y se vio 4-1 abajo tras una mala decisión en una dejada. Pero mantuvo su nivel: qué manera de abrir ángulos con la derecha, de pegar cañonazos, para pasar del 4-1 al 4-6 y tener sus dos primeras pelotas de partido. Una la salvó Nadal con el saque y la otra fue la que más clara tuvo Goffin al tirar una derecha a la red que parecía cómoda. La siguiente pelota de partido la salvó el español con una dejada no muy allá, pero sí sorpresiva, y la cuarta con otra dejada mejor ejecutada. Después, a la tercera para él, cerró el encuentro y la Caja Mágica enloqueció.
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