Open de Australia

La pretemporada de los tenistas: “Hoy en día o tienes mucha mano, vas como un cohete y tienes la cabeza como un ladrillo o no puedes estar en el circuito”

Manuel Moya, que ha sido preparador físico de tenistas como Almagro o Ramírez Higaldo, explica cómo se prepara un tenista para afrontar temporadas que duran once meses. De la fuerza y la prevención a una prueba nada más levantarse para saber cuánto apretar ese día

Carlos Alcaraz of Spain plays a backhand return to Richard Gasquet of France during their first round match at the Australian Open tennis championships at Melbourne Park, Melbourne, Australia, Tuesday, Jan. 16, 2024. (AP Photo/Andy Wong)
Carlos Alcaraz, en su estreno en el Open de AustraliaASSOCIATED PRESSAgencia AP

"Acabamos la temporada muy tarde. Preferí tener vacaciones para recuperar mi cuerpo y mente. Prefiero tener una buena pretemporada, necesitamos cinco o seis semanas. Preferimos esta vez venir directamente a Melbourne", afirma Carlos Alcaraz sobre su decisión de no jugar ningún torneo antes del comienzo del Open de Australia. Su último partido oficial antes del estreno en el primer Grand Slam del año (ganó a Gasquet) fue el18 de noviembre. Con esas palabras hizo referencia también a la realidad del tenis actual, en el que el calendario se ha ido alargando y apenas se para. Otros jugadores como Sinner, Djokovic o De Miñaur ampliaron todavía un poco más el curso, al tener que jugar la Copa Davis.

"Antes teníamos 6 u 8 semanas y en la actualidad nos estamos moviendo en 4 ó 3 o incluso menos para la pretemporada”, dice Manuel Moya, que ha sido preparador físico de tenistas como Almagro, Ramírez Hidalgo, Santiago Ventura, Dani Muñoz de la Nava, David Marrero o Carlos Boluda, y que ahora es profesor en la Universidad Miguel Hernández de Elche. "En esa pretemporada tan corta, lo único que se puede hacer es sentar las bases para seguir entrenando durante la temporada, siendo inviable confiar el rendimiento de la temporada a un periodo de entrenamiento tan breve. El mayor avance que ha habido con los tenistas ha sido la posibilidad de desarrollar entrenamiento durante la competición", continúa Moya.

No sólo es jugar: viajes, jet lag...

Para los jugadores que están arriba en el ranking ("top 50"), la competición suele llevarlos a las últimas rondas, permitiéndoles conseguir los puntos necesarios y los ingresos para poder planificar mejor sus temporadas. Aunque este selecto grupo no son todos los tenistas profesionales del circuito. "Profesionales son, aproximadamente, los 150 primeros del mundo, es decir, deportistas que pueden vivir de su actividad deportiva. Los primeros clasificados viven una situación excepcional, alcanzando a menudo las fases finales, lo que les permite reducir el número de torneos en los que compiten, optimizando consecuentemente su planificación anual. Cuanto más alejado estás del “top 50” más competiciones estás obligado a jugar, por puntuación y por subsistencia económica, puesto que los gastos del jugador (más el staff técnico en el caso de que lo tenga) corren a cargo de él mismo (viajes, estancias, manutención)", explica Moya. Y pone un ejemplo práctico: "Yo he tenido la fortuna de convivir profesionalmente con algunos de estos tenistas y a veces tener que viajar 500 kilómetros de un torneo a otro se podía convertir en una odisea de kilómetros recorridos de más, para reducir los costes económicos al mínimo, añadiendo fatiga y horas de más en aeropuertos".

"Otro tema diferencial de estos tenistas profesionales son las posibilidades de optar a condiciones de mayor calidad en los aspectos que rodean a las competiciones (las estancias en mejores hoteles o centros, posibilidad de viajar antes y minimizar los efectos de los cambios horarios o jet lag, los cambios paralelos de alimentación y las limitaciones que plantea). Si eres Djokovic no vas a tener problemas, pero si eres un jugador más lejano del 'top 50' sí», asegura Moya.

"Lo primero es recuperar la fuerza y el entrenamiento preventivo"

MANUEL MOYA (PREPARADOR FÍSICO)

¿Qué se puede hacer entonces para aguantar esta temporada tan larga de once meses, más los viajes y todo lo demás? Los tenistas se van una semana o dos como mucho de vacaciones, "pero no suelen perder un porcentaje de rendimiento muy alto". "Si cuando se van de vacaciones están cercanos a su máximo nivel de rendimiento, cuando vuelven no pierden más allá de un 20 por ciento del mismo. Es muy raro que te encuentres que lleguen pasados de peso o sin haber realizado ninguna actividad física, eso ya no existe en la élite", desvela Manuel Moya. Regresan y en esas dos o tres semanas de pretemporada, "lo primero es recuperar los niveles de fuerza, para volver a rendir en los estímulos específicos de alta intensidad que caracterizan al tenis, seguido del entrenamiento preventivo (estabilidad, resistencia y flexibilidad de la musculatura profunda del raquis [columna vertebral] y la pelvis, hombros, a nivel general, más individualmente zonas específicas que suelen acumular sobrecargas o lesiones en especial)".

Exigencia alta, recuperación reducida

"Hay una parte más física al principio, con mayores volúmenes de entrenamiento. Teniendo en cuenta que la pretemporada está muy limitada temporalmente, estaríamos hablando de unos 10 días, distribuidos en múltiples sesiones por día. Esos altos volúmenes son específicos (en pista con bloques de tiempos más amplios y reducidas recuperaciones, con niveles de exigencia que van de moderados a altos), realizándose los de fuerza en instalaciones específicas. Con posterioridad a esa primera fase se van reduciendo los volúmenes y ajustándolos a la intensidad propia de la competición, teniendo en cuenta la superficie, reduciendo los tiempos de los bloques en pista a las exigencias individuales, utilizando estímulos de máxima intensidad y trasladando el entrenamiento de fuerza a pista con materiales específicos. Cuando hablamos de especificidad, desechamos totalmente metodologías de entrenamiento que no aporten nada más a la preparación que incrementar los niveles de fatiga del deportista, como por ejemplo estímulos extensivos como la carrera continua o sesiones por el estilo, muy alejadas de la realidad del tenista", añade.

"Con una prueba que el tenista se hace al levantarse sabemos qué hacer y con qué intensidad ese día"

MANUEL MOYA (PREPARADOR FÍSICO)

Esa primera puesta a punto debe tener una continuidad durante el año, incluso en semanas de competición en función de las características y resultados durante la misma, para mantener los niveles de rendimiento estables. Se utiliza un sistema para saber si ese día se puede apretar más o menos en función de cómo se levanta el deportista. "Lo que tenemos muy integrado es el tema del manejo del control de carga y el reflejo que tiene a nivel de fatiga sobre el deportista. Yo utilizo mucho la variabilidad de la frecuencia cardiaca, que es una forma no invasiva de evaluar la actividad del Sistema Nervioso Autónomo (SNA). El SNA se compone de dos ramas, la simpática y la parasimpática. Concretamente me centro en la activación o reactivación de la rama parasimpática tras el entrenamiento (en un intervalo de 8-10 horas post-esfuerzo). A través de apps móviles, algunas gratuitas y otras de pago, registramos la actividad de la rama parasimpática de los tenistas nada más levantarse, con un protocolo riguroso y en un intervalo ultracorto (1 minuto). A 'groso modo' y simplificando el procedimiento, en función de los datos obtenidos tomas decisiones diarias sobre el tipo de entrenamiento y la intensidad del mismo, optimizando los recursos humanos y materiales, al mismo tiempo que manejamos los niveles de fatiga y el proceso de adaptación", describe el preparador físico.

De tres a cinco sets cambia

El trabajo también varía si lo que hay por delante es un torneo de tres sets o un Grand Slam. "Cada deportista tiene un perfil en el cual sabemos cuál es el promedio de golpeo, de metros, el tiempo de juegos, de sets, de partidos, y vamos trabajando sobre esa base. En principio trabajamos sobre una base de torneos a tres sets, pero cuando llegan los Grand Slams hay que cambiar", desgrana Manuel Moya. "El nivel de exigencia siempre es muy alto, hoy en día no hay ningún tenista que tenga una condición física pobre, eso ya no existe. Antes había tenistas que tenían mucha mano y esto y lo otro, pero hoy o tienes mucha mano, vas como un cohete, estás de fuerte como el vinagre, y además tienes la cabeza como un ladrillo, o no puedes estar en el circuito", opina el preparador físico.

Hierba, tierra, pista dura

También en función de las superficies se focaliza más en una parte del cuerpo. La más complicada es la hierba porque la pelota no bota y hay que jugar muy flexionado. "Eso acaba pasándote factura a nivel de tendinosis y de problemas lumbares", dice Moya. En tierra trabajan más "sobre los deslizamientos básicos, equilibrio para poder llegar y golpear y trabajar durante más tiempo" y en rápida, "la capacidad de generar esfuerzos explosivos durante mucho tiempo".

"Una pelota si le pegas una vez, da igual, pero si le pegas millones de veces ya no da tan igual" (sobre el aumento de lesiones por el cambio de bolas)

MANUEL MOYA (PREPARADOR FÍSICO)

Una de las grandes polémicas en el circuito en el último año ha sido la de los continuos cambios de bolas, que está aumentando el número de lesiones en muñecas y codos, algo que, como desvela Manuel Moya, "se puede trabajar para prevenir, pero no es fácil porque no hay una unidad". "Y no son sólo las bolas, también influyen las superficies o el clima: si hay humedad se ponen como bolas de petanca, estás moviendo mucho más peso, mucha más masa. En Roland Garros, por ejemplo hay mucha diferencia entre jugar por la mañana o por la tarde; o jugar bajo techo: son 15.000 personas respirando, en un entorno cerrado, la humedad es tremenda", expone. "La raqueta es constante, sólo cambias la tensión del cordaje en función de este tipo de factores o si hay altitud o no hay altitud, pero lo demás varía. Los jugadores tienen mucha sensibilidad en la mano y en la raqueta, entonces cualquier mínimo cambio produce un desajuste del patrón de golpeo y una sobrecarga. Una pelota si le pegas una vez, da igual, pero si le pegas millones de veces ya no da tan igual", prosigue. La ATP ha asegurado que está estudiando el problema y que a partir del año que viene intentará unificar. "Puede que se queden dos o tres marcas potentes, pero va a haber diferencia. Es complicado porque hay muchos intereses", piensa el preparador.