Entrevista (3)

Roberto Carretero: "La derecha de Alcaraz es la mejor de la historia"

En la época de jugador de Roberto Carretero salían de fiesta porque "era lo normal". Alcaraz ha vuelto a poner el debate de moda con su documental

Roberto Carretero ha escrito el libro: "El tenis desde dentro"
Roberto Carretero ha escrito el libro: "El tenis desde dentro"Magazzini Salani

Tercera y última parte de la entrevista a Roberto Carretero por el libro "El tenis desde dentro" (Magazzini Salani). De los fantasmas internos a un poco de tenis: ¿cuál es la mejor derecha de la historia?

Empieza el libro con una frase potente: “Cuando dejé el tenis, no sólo se acabaron los sueños, también se acabaron los problemas”.

Sí, la verdad es que me han salido cosas en este proceso de escribirlo, en el que ha estado mi mujer al lado todo el rato para ayudarme... Me han salido cosas que luego las he leído y sabía que iban a tener un impacto y me ha sorprendido. Empezar el libro así creo que fue, bueno, es que es mi vida. Todos tenemos una historia y en mi caso he tenido la suerte de poderla contar y es una historia potente. Es la realidad: yo sólo quería ser tenista y yo sólo quería ser el número uno del mundo del tenis y sin embargo a mí se me torció eso muy rápido. Lo luché poco o mucho, no lo sé, eso ya es a gusto del consumidor, pero no pude con ello. Cuando eso se torció, aquellos sueños de aquel niño dejaron de verse porque dije: “Esto me está haciendo sufrir y yo no he venido aquí a la vida a sufrir”. Cambié de libro. Es una reflexión que hago también muy buena que yo creo que puede servir mucho. ¿Por qué pasar página y encontrarte lo mismo? Cambias de vida y ya está, cambias de libro y fuera. O sea, pasar página no es suficiente muchas veces.

En lo personal, ¿le ha servido de algo escribir el libro?

Tengo gente que me ha dicho, gente que ha escrito libros, los mismos de la editorial: “Habrás llorado...”. Pues no, no sé si esto es bueno, malo, si es frío, pero la realidad es que he disfrutado lo que he ido escribiendo y cómo lo he ido escribiendo y cómo me he abierto. Yo no siento que tenía algo dentro a nivel médico que tenía que sacar para liberarme de nada. Yo hace muchos años que estoy liberadísimo de la posible frustración que deja una carrera como la mía, porque si no hubiese acabado mal, sería un juguete roto, y yo nunca me sentí un juguete roto. Cambio de libro, me voy para allá y cambio de vida. Si no estoy aquí a gusto, no me voy a quedar aquí. Entonces esa manera de ser superviviente, pues me ha servido para no tener que sufrir más de lo que ya sufrí en su momento. Se acabó. Se acabaron los sueños, se acabaron los problemas, y ahí volví a ser feliz.

Es de los que se arrepiente de las cosas o de los que piensa: esto es lo que me ha llevado aquí, con mis errores y mis aciertos.

No me arrepiento de nada. No sé si es bueno, no sé si es malo, pero cuando uno vive arrepentido lo debe sentir, ¿no? Debe decir: "Hostia, qué he hecho. Tenía que haber hecho esto, lo otro". No, te lo juro. Y puedes pensar que qué ego, pero es que no me arrepiento de nada. Es que ya está, pasó y pasó.

Sabe que ha hecho cosas mal, pero...

¿Cómo que lo sé? Lo reconozco. Entono al mea culpa en todos los fracasos que he tenido en la vida, pero cada fracaso ha sido un éxito para mí. Empezar a montar un restaurante, fracasar a los cuatro años por una mala gestión que al final no es directamente mía pero soy yo quien contrata a esa persona, pues es mi culpa, pero es un éxito que yo tenga las narices de poner todos mis ahorros en un restaurante, que no es lo mío. Será una equivocación, sí, pero es un éxito. Es emprendedor, yo me reconozco ahí como valiente. ¿He fallado? Bueno, ya está. He fallado, pero lo monté y lo hice de puta madre. No se dio, no salió, vino el Covid y me remató, ¿me arrepiento de haber metido todos mis ahorros ahí y perderlos? No, miro al mañana, miro para adelante. Para atrás que me sirva como experiencia y sobre todo para formar y comunicar en la tele y formar a mis chavales del TEC y educar a mis hijos. ¿Qué más grandeza que esa? Yo tengo un máster en hostelería, que me costó mucho dinero... Un máster vale 80.000 euros, no, me costó mucho más, muchísimo más que eso, pero tengo un máster en hostelería. Mañana podría montar un restaurante y sabría lo que tendría que hacer. No lo voy a hacer, porque no es mi vida, es muy esclavo: yo me tuve que quedar tres años ahí. Después de echar a todo el equipo me tuve que quedar tres años allí de hostelero. Pero si lo montase, tengo la experiencia. Es un éxito.

Y no piensa, por ejemplo: si hubiera salido menos de fiesta, porque ese aspecto lo comenta en el libro...

Es que normalizábamos esa vida. No me puedo arrepentir de algo que era normal. Era normal, o sea, nosotros, no sé, el 50 por ciento, por decirte un número, es lo que hacíamos.

"La gente se queda con el mensaje de Alcaraz de que sale de fiesta. Venga, hombre... El mensaje que manda día a día, año a año, no es ese"

Alcaraz ha abierto el debate otra vez con su documental...

Alcaraz es un tío que vive como vive y lo explica como lo explica y no lo esconde. Pero Alcaraz no puede ni estar cerca de lo que nosotros hacíamos porque se estaría lesionando todo el rato. O no ganaría lo que gana. Es un chaval que se va a Ibiza y allí se desparramó una de las tres veces que saldría. Ya este año ha salido una y cada vez, como está en una la liga de ser el mejor de la historia, pues cada vez lo hará menos. El que más se cuidaba en nuestra época, ese es Alcaraz hoy en día. Ya está. Mandar ese mensaje a la sociedad, pues no está bien, pero ¿qué quieres que te diga?

También manda otros mensajes...

Pero nos quedamos con este. La gente: “¿Pero cómo hace eso?" Venga, hombre, por favor. Al final el mensaje que manda día a día, año a año, no es ese.

Acabemos hablando de su derecha, que dicen que fue de las mejores de la historia: ¿cómo era?

La mejor derecha de la historia ya es la de Alcaraz. Esto ya lo dije en la tele y no hay debate ninguno. Ni la de Fernando González ni la de Rafa Nadal ni la de Federer ni la mía, ni la de Berasategui.

Tendrá que actualizar Kafelnikov el tuit...

Bueno, es que Kafelnikov dijo que la mía era le mejor en tierra, y entonces cuidado, ja, ja, ja, cuidado que sigo ahí. Soy un tío de 90 y pico kilos con mucha explosividad. No soy un tío de 90 kilos gordo y lento. Soy un tío muy rápido, muy explosivo, con 90, 93 kilos. Eso una. De esos 93 kilos, casi todos están en las piernas, y en los deportes de brazo no se pega con el brazo. El boxeador no pega con el brazo, pega con las caderas, es donde saca la fuerza, luego lanza una cosa que se llama brazo y te da. Es un movimiento cinético desde la planta de los pies. Desde el dedo gordo de los pies, que yo tengo un 48 y lo tengo muy ancho y desde ahí ya sacas mucha fuerza. Entonces, es un efecto dominó. Desde abajo, pa, pa, pa, pa... Y lanzas la raqueta. Yo tenía la cabeza de la raqueta bastante pesada. El problema de tener el peso arriba, en la cabeza de la raqueta, es mover la raqueta, pero si la mueves, se va a mover más rápido porque tiene más peso y yo podía. Por tanto, claro, entre la velocidad, la explosividad, la buena técnica, esa cadena cinética desde el dedo gordo del pie, que pasa al tobillo; del tobillo pasa a la rodilla, de la rodilla a las caderas, el giro del hombro... Va haciendo un efecto dominó que acaba acelerando mucho la pelota. Y en mi caso, yo la entraba bastante por abajo. Cuando hablan en el libro de que a mí me botaba mucho la bola, yo la entraba bastante por abajo, rompiendo mucho la muñeca, entonces conseguía hacer que la bola hiciese un efecto centrifugado, que diese muchas vueltas. Y cuando botaba, igual que el saque, brincaba. Pero luego tenía también una derecha muy buena de arriba abajo, sin hacer todo eso, tirándome encima de la pelota y pegando de arriba abajo. Tenía las dos derechas muy buenas. La que preparaba el punto y la ganadora. Lo que decían en esa época es que no podían con esa derecha: es que no se puede jugar, es que me viene una pelota que no me viene de nadie más, me agobia, me salta, me brinca por encima; y luego además, si te la dejo corta, me la rematas. Esa es un poco, yo creo, la explicación a mi derecha, lo que hace que al final, bueno, sí, fuese una de las mejores.