Boeing
Boeing suspende la producción de su avión estrella
La dirección de la compañía paralizará desde enero la fabricación del 737 MAX
Boeing paralizará desde enero la producción de su modelo 737 MAX, el que más rápido ha vendido en su historia, pero también el que más problemas le ha dado. La junta directiva del fabricante americano celebraba desde ayer una reunión de dos días en la que analizó tal medida, según anunció el diario “The Seattle Times”. A última hora de la noche, la compañía ha anunciado que cancela temporalmente la producción de este modelo en lugar de recortar de nuevo su producción. El pasado abril, un mes después de que se prohibiera el vuelo de los 737 MAX por dos accidentes en Indonesia y Etiopía en los que fallecieron 346 personas, redujo la producción de los MAX de 52 a 42 aparatos al mes. En cualquier caso, la paralización de la producción llevará a Boeing unas semanas. El 737 MAX se fabrica en las instalaciones que la compañía tiene en Renton (Washington).
Según ha recordado en un comunicado Boeing, que dice contar aún con aproximadamente 400 aviones almacenados de este modelo, “anteriormente habíamos declarado que evaluaríamos continuamente nuestros planes de producción si la puesta en tierra del MAX continuaba más de lo esperado”. “Como resultado de esta evaluación continua, hemos decidido priorizar la entrega de aviones almacenados y suspender temporalmente la producción en el programa 737 a partir del próximo mes”, subrayó la compañía, que cree que ahora es “nuestro deber asegurarnos de que se cumplan todos los requisitos y se respondan todas las preguntas de nuestros reguladores”.
En este sentido, Boeing abundó que “devolver de forma segura el 737 MAX al servicio es nuestra principal prioridad” pese a saber que el proceso de aprobación del regreso al servicio del 737 MAX, y de determinar los requisitos de capacitación adecuados, “debe ser extraordinariamente exhaustivo y sólido, para garantizar que nuestros reguladores, clientes y el público en general tengan confianza en las actualizaciones” del modelo.
Boeing cree que su decisión es menos perjudicial para mantener el sistema de producción a largo plazo y la salud de la cadena de suministro. “Esta decisión está impulsada por una serie de factores, incluida la extensión de la certificación hasta 2020, la incertidumbre sobre el momento y las condiciones de regreso al servicio y las aprobaciones de capacitación global, y la importancia de garantizar que podamos priorizar la entrega de aeronaves almacenadas”, argumenta.
Durante el tiempo en que no fabrique más 737 MAX, el plan de Boeing es que los empleados afectados continúen con el trabajo relacionado con el 737, “o serán asignados temporalmente a otros equipos”, por lo que la firma tratará de que no haya despidos. “Como hemos hecho a lo largo de la puesta en tierra del 737 MAX, mantendremos a nuestros clientes, empleados y cadena de suministro en la mente mientras continuamos evaluando las acciones apropiadas. Esto incluirá los esfuerzos para mantener las ganancias en el sistema de producción y la calidad y la salud de la cadena de suministro logradas en los últimos meses”, asegura Boeing en su nota, en la que informa que proporcionará información financiera sobre su decisión a finales de enero.
En todo caso, los analistas auguran que la decisión de Boeing ahondará en la crisis de la aeronáutica a corto plazo. Boeing es el mayor exportador de manufacturas de EE UU y el miembro más grande del Dow Jones y, como analizó “The New York Times”, “es probable que su decisión de detener la producción provoque conmociones en la economía estadounidense”, pues “afectará a los proveedores de todo el país y hundirá a la compañía aún más en la crisis”. En una jornada marcada por la incertidumbre acerca del futuro de la empresa, las acciones de la aeronáutica estadounidense han caído un 4,29% en la Bolsa de Nueva York.
El movimiento de Boeing se produce sólo unos días después de que la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos, (FAA, por sus siglas en inglés) asegurase que no aprobaría la vuelta al servicio del 737 MAX este año y que no darían luz verde al avión hasta que no estuvieran completamente seguros de su fiabilidad. Según la FAA, Boeing tiene que cumplir al menos 12 requisitos más para que el regulador apruebe el regreso de los MAX, por lo que el proceso podría retrasarse hasta “febrero o marzo”. El anuncio de la FAA desbarató por completo los planes de Boeing, que había previsto lograr la certificación del aparato este mismo mes y reanudar sus entregas, suspendidas también tras los accidentes.
El retraso en las entregas ya está ocasionando importantes perjuicios a las aerolíneas que tienen el Boeing 737 MAX en su flota, ya que han tenido que retirar del servicio los aviones y han retrasado ya varias veces el calendario de su vuelta. Algunas, como Ryanair, han anunciado directamente el cierre de bases y el despido de cientos de empleados por el retraso en estas entregas. La IATA, la asociación que representa al grueso de las compañías aéreas mundiales, aseguró la semana pasada que aunque la situación de momento no es desesperada, si las entregas se retrasan meses algunas aerolíneas podría tener “graves problemas”.
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