Davos

La Zona Cero del capital

El Foro de Davos, la reunión anual del capital en Suiza, celebra esta semana su edición número 50 con el cambio climático, la refundación del capitalismo y una forma más humana de hacer negocios como ejes centrales

La Zona Cero del capital
La Zona Cero del capitalTania Nieto

Con una renta per capita que casi triplica a la española, Suiza se antoja el lugar ideal para filosofar sobre de dónde viene y a dónde va el capitalismo. Es lo que van a hacer, desde ayer y hasta el viernes en la coqueta estación alpina de Davos, más de 3.000 personas de todos los sectores que tienen algo que decir o que, al menos, pueden financiar su asistencia (lo que no significa necesariamente lo mismo). Y es que acceder a este prestigioso club no está al alcance de cualquiera. Sus socios hacen cada año aportaciones millonarias a este Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) para tener voz, voto y un asiento asegurado, pero también los hay que pagan los cerca de 25.000 euros que cuesta la entrada.

Es cierto que a Davos no solo acuden millonarios con los bolsillos llenos, y que también es una oportunidad para desbloquear conflictos políticos o financiar causas nobles, aunque la imagen de los participantes llegando en sus aviones privados no ha ayudado a contrarrestar el cliché. El politólogo Samuel P. Huntington, fallecido en 2008, acuñó en 2004 el término «Davos Man» para aludir al clásico asistente a la cita, un hombre blanco y millonario, perteneciente a una elite empresarial híper privilegiada y alejada del común de los mortales. Tambien la revista «Time» se refería el año pasado a este foro como «una reunión familiar para las personas que rompieron el mundo moderno».

A pesar de la evidente distancia entre los hombres de Davos y el resto del mundo, es verdad que el contexto de este 2020 no tiene nada que ver con aquel sobre el que escribía Huntington. La crisis de 2008 ha cambiado la forma de pensar la economía y, tal y como señalaba Óscar Reyes en el suplemento «Tu Economía» del pasado domingo, la cita de Suiza es una ocasión como pocas para «redefinir el sistema económico y hacerlo más sostenible, perfeccionar el reparto de la riqueza y que las empresas sean menos individualistas». El cambio es imparable y ni siquiera Davos se va a librar de los nuevos tiempos.