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El drama del mercado laboral

Las malas de cisiones del Gobierno y la pandemia han provocado el peor diciembre desde 2009

Rueda de prensa de Pedro Sánchez para rendir cuentas sobre su Gobierno durante el año 2020
Rueda de prensa de Pedro Sánchez para rendir cuentas sobre su Gobierno durante el año 2020Luis DíazLa Razón

La publicación de los datos de paro registrado y de afiliación a la Seguridad Social dejan claro que la tendencia negativa se mantiene y que, por tanto, el mercado laboral no remonta, desgraciadamente. El incremento del paro en términos interanuales, es decir, mes de diciembre de 2020 frente al mes de diciembre de 2019, es el peor dato de un mes de diciembre, en esos términos interanuales, desde el año 2009. De esa manera, el incremento de parados en el último año ha sido de 724.532 personas. Así, son ya diez meses consecutivos de fuertes incrementos porcentuales del paro en tasa interanual: 9,01% (marzo), 21,10% (abril), 25,27% (mayo), 28,09% (junio), 25,29% (julio), 24,04% (agosto), septiembre (22,62%), octubre (20,40%), noviembre (20,42%) y diciembre (22,90%), que indican que el deterioro es profundo.

Por su parte, los contratos bajan un mes más de manera importante, tal y como representan los siguientes datos: un 22,13% interanual en el mes (385.185 contratos menos); un 29,18% interanual en los doce meses del año (6.569.160 contratos menos); y los contratos indefinidos caen un 19,60% interanual en el mes. Y si hablamos de Seguridad Social nos vuelve a suceder lo mismo. Los datos interanuales son desasosegantes, al ser el peor mes de diciembre interanual desde 2012, con la pérdida de 360.105 afiliados a la Seguridad Social.

Por otro lado, el alto número de personas que permanecen todavía incursos en un ERTE (782.915), la incertidumbre generada y la inseguridad jurídica que existe, hacen que el panorama sea muy sombrío. No dejan de verse cada vez más carteles, en los negocios, anunciando su venta, traspaso, alquiler o liquidación.

El Gobierno debería trabajar para hacer realidad que esto fuese el comienzo de la recuperación, pero su política es la del subsidio, y el anuncio del sistema de reparto que ha ideado para asignar los fondos procedentes de la Unión Europea hacen pensar que va a ser una especie de reedición del plan E, es decir, un gasto estéril y, al tiempo, contraproducente. La propaganda no va a servir para remontar, sino la buena gestión, cosa que todavía no hemos visto desde que empezó la crisis.

El Gobierno debe aplicar una política económica ortodoxa, con reformas profundas, reducción del gasto innecesario, bajada del impuesto de sociedades, sin subir ningún otro, y retorno a la senda de estabilidad presupuestaria, desde una acción de Gobierno que dé confianza, en lugar de ahuyentar inversiones con proclamas populistas y de envolverse en la propaganda. Sin embargo, y pese a haber aplazado la subida del salario mínimo, la subida de impuestos y gasto de los PGE y su empeño en derogar la reforma laboral conducen al abismo.