¿Estanflación?

Los apagones de China que repercutirán en España

Las centrales chinas paran antes de comprar carbón caro y vender electricidad barata ante el control de precios. Pekín ha optado por el racionamiento, lo que frena la producción

No solo Europa se está enfrentando a precios de la energía anómalamente altos. También China está experimentando en los últimos días apagones eléctricos sin precedentes en la mayor parte del país que amenazan con alimentar las tensiones inflacionistas globales. Tratemos de desentrañar las causas y consecuencias de este extraño fenómeno. Primero, ¿por qué China está sufriendo apagones eléctricos? Por un lado, la oferta de electricidad se ha visto negativamente impactada por la reducción de la producción de carbón nacional (vinculada a los objetivos de descarbonización del país) y por la guerra comercial con Australia (que les impide importar carbón desde la gran isla). Dado que más del 60% del suministro eléctrico de China sigue dependiendo del carbón, el encarecimiento de esta materia prima está tensionando los costes de su sistema eléctrico.

Por otro lado, la demanda de electricidad se ha disparado durante los últimos meses coincidiendo con la recuperación global. El fin de la pandemia y los fortísimos estímulos fiscales y monetarios aprobados por los principales gobiernos durante los últimos meses han imprimido un nivel de crecimiento artificialmente acelerado. Así, más crecimiento en los países desarrollados significa más renta disponible entre sus ciudadanos y más renta disponible significan más importaciones desde China, lo que ha llevado a las fábricas del país asiático a intentar aumentar su producción… para lo cual han tenido que demandar más electricidad.

Por consiguiente, China ha vivido recientemente una contracción de la oferta de electricidad y un aumento de su demanda: la tormenta perfecta para que los precios se disparen. Pero recordemos que el problema que estamos analizando no es el de que los precios se hayan disparado, sino que el país está viviendo apagones, a saber, una situación en la que la demanda de electricidad supera la oferta y el sistema de precios no consigue restablecer el equilibrio.

¿Por qué las subidas de precio no consiguen equilibrar oferta y demanda? Pues porque el Gobierno chino controla los precios de la electricidad y no permite que suban, de modo que las centrales de carbón del país han optado por dejar de generar electricidad: comprar carbón muy caro para vender electricidad muy barata supone que muchas de ellas habrían de vender a pérdida, ante lo cual es mejor dejar de generar. He ahí, pues, el motivo de los apagones: la interrupción del suministro eléctrico como consecuencia del control de precio implantado por el Gobierno de Pekín en un contexto de costes y demanda creciente.

Ahora bien, ¿cuáles son los planes del Partido Comunista Chino para solventar esta situación? En lugar de levantar los controles de precios, la apuesta parece ser la de racionar la demanda de electricidad: el gobierno chino ya ha exigido a las empresas del país (sobre todo a las electrointensivas, como son las productoras de acero, aluminio, cemento o fertilizantes) que dejen de operar durante ciertos días de la semana y a durante las horas punta.

Pero si esta situación de racionamiento de la producción de mercancías chinas, derivada a su vez del racionamiento eléctrico, persiste en el tiempo, en Occidente terminaremos pagándolo muy caro. Menor producción china implica mayor disrupción de las cadenas globales de valor, esto es, más escasez de muchos productos en un contexto en el que están siendo fuertemente demandados. Por tanto, más inflación interna que nos abocará una subida de tipos de interés que restrinja nuestro gasto interno antes incluso de que hayamos recuperado los niveles de actividad previos a la pandemia. ¿Estanflación?

No será el fin de la austeridad

Las elecciones alemanas del pasado domingo dejan un panorama incierto en el país, dado que ni la CDU ni el SPD han logrado una mayoría abrumadora como para clarificar qué partido ocupará la cancillería. Es verdad que los socialdemócratas de Olaf Scholz parten con una cierta ventaja, pero todo dependerá de los acuerdos que sean capaces de tejer con los Verdes y con los Liberales. A este respecto, que esta última formación sea decisiva en casi cualquier posible gobierno de coalición (salvo en una reedición de la Gran Coalición) prácticamente da carpetazo a las esperanzas que tenían algunos próceres españoles de que una victoria del SPD permitiera relajar las reglas fiscales europeas. Los Liberales son tan o más partidarios de las mismas que la CDU, así que no sucederá. Habrá que cuadrar las cuentas.

¿Expropiar viviendas?

El pasado domingo no solo se celebraron en Alemania elecciones para escoger a su nuevo canciller, sino que Berlín también acogió un referéndum para decidir sobre la expropiación de más de 200.000 inmuebles en manos de grandes tenedores. El resultado fue favorable a la expropiación con un 56% de los sufragios y muchos activistas españoles pretenden extraer conclusiones del mismo para nuestro país: «Debemos imitar a los berlineses y expropiar viviendas». No tan rápido. Primero, el resultado no es vinculante y no queda claro que vaya a terminar aplicándose. Segundo, en España no tenemos grandes tenedores de viviendas de la magnitud de Berlín (más de 3.000 viviendas por propietario). Y tercero, la expropiación conlleva compensación con justiprecio, lo que dispararía la factura a unas cifras inasumibles.

Escrivá manipula

El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, acusó al PP, en una entrevista en Onda Cero, de haber aprobado una reforma de las pensiones, la de 2013, que forzaba a rebajar los ingresos de los pensionistas en un 30%: si las pensiones no se podían actualizar según evolucionara la inflación, entonces por necesidad terminarían perdiendo casi un tercio de su poder adquisitivo. Pero Escrivá miente. La reforma de 2013 no impedía actualizar las pensiones al IPC… siempre que se cuadraran previamente las cuentas de la Seguridad Social. Si, según nos asegura el ministro, las medidas que él acaba de implementar sirven para resolver «sine die» el agujero de la Seguridad Social, entonces con la reforma de 2013 sí se podrían haber revalorizado igualmente las pensiones. ¿O es que Escrivá no ha solucionado el agujero del sistema?