Banca

Santander repartirá 840 millones de dividendos y recomprará acciones desde hoy

Con estas cifras, la entidad destinará casi un 40% de sus beneficios recurrentes a remunerar al accionista

La presidenta de Banco Santander, Ana Botín, en la Conferencia Internacional de Banca.
La presidenta de Banco Santander, Ana Botín, en la Conferencia Internacional de Banca.BANCO SANTANDERBANCO SANTANDER

A finales de septiembre, el Banco Santander anunciaba que retomaba su política de remuneración al accionista mediante el pago de un dividendo en efectivo y una recompra de acciones. Hoy será el día en el que la entidad lleve a la práctica sus planes, y pagará a sus accionistas un dividendo en efectivo de 4,85 céntimos de euro por título, en torno a 840 millones de euros, al tiempo que destinará la misma cantidad a la recompra de acciones, una fórmula a la que recurre por primera vez. Según lo que se apuntó desde la entidad en septiembre, estos pagos (un total de 1.700 millones de euros) equivalen a destinar cerca del 40 % de sus beneficios recurrentes de la primera mitad de 2021 a remunerar al accionista. Este porcentaje recibe el nombre de “pay out”.

Se trata de la primera vez que el Santander paga dividendo desde que el Banco Central Europeo (BCE) levantara la limitación impuesta a las entidades financieras europeas desde el inicio de la pandemia. El banco español pretende abonar otro dividendo complementario en mayo siempre que la tendencia de los resultados del banco del primer semestre se mantengan, y lo haría también mediante un pago en efectivo y una recompra, sujeto a la aprobación del regulador y de la junta general de accionistas.

Si esta intención se cumple, la remuneración final con cargo a los resultados de 2021 ascendería a los 3.500 millones de euros, equivalente a una rentabilidad para el accionista de en torno al 6%, de los que aproximadamente el 50% sería en efectivo y el otro 50% en recompra de acciones. Esto supone a su vez que el dividendo total en efectivo para el conjunto de 2021 podría ser similar al de 2019, de alrededor de 10 céntimos, y triplicaría el de 2020, que fue de 2,75 céntimos (el máximo permitido por el BCE).

Conferencia Internacional de Banca

Esta noticia ha coincidido con la inauguración de la Conferencia Internacional de Banca, organizada por la entidad y con el cambio climático como centro neurálgico. La presidenta del Santander, Ana Botín, ha estado presente y ha reclamado a los gobiernos que establezcan marcos regulatorios a largo plazo e incentivos y desincentivos regulatorios “claros y coherentes” para cada sector, de cara a facilitar la transición verde. Botín ha defendido que el cambio climático es el principal desafío del futuro y ha avisado de que la COP26 de Glasgow puede ser “la última oportunidad” para mantener las ambiciones fijadas en el Acuerdo de París de tener cero emisiones netas en 2050.

Respecto a la economía verde, Botín ha celebrado que las finanzas globales se está movilizando para apoyarla, pero que sin embargo, todavía queda “mucho por hacer”: “Para ayudar a nuestros clientes, personas y empresas, en todo el mundo en esta transición, necesitamos datos mejores y comparables. Sobre todo, las empresas necesitan directrices y políticas de los gobiernos que establezcan planes de transición e incentivos para cada sector”, ha sostenido.

Por otra parte, la directiva ha expresado que “necesitamos gobiernos que puedan crear redes de seguridad social para aquellos cuyos puestos de trabajo cambiarán o desaparecerán, y políticas que incentiven y ayuden a las empresas a crear los millones de nuevos puestos de trabajo que los sustituyan. Gobiernos que entiendan los nuevos equilibrios de poder en la nueva economía digital para que nos beneficien a todos”.

La presidenta del Santander también ha aprovechado este momento para pedir a las grandes empresas que sean “un ejemplo”, y para destacar el papel de los bancos y mercados de capitales, imprescindibles para proporcionar la financiación necesaria para que la transformación hacia una economía más verde sea posible. Una transformación, por cierto, que necesita “una regulación global que permita financiarla”.