Macroeconomía

Hachazo de Bruselas de casi dos puntos a las previsiones económicas del Gobierno

La Comisión Europea cree que España crecerá sólo un 4,6% este año y un 5,5% en 2022, por debajo de los vaticinios de Sánchez

La Comisión Europea ha rebajado de manera tajante sus previsiones económicas para la economía española de cara a este año y el que viene con un recorte de 16 décimas este año y ocho para 2022 respeto a los vaticinios del mes de julio. De esta forma, Bruselas pronostica que la economía española crecerá tan sólo un 4,6% este año y un 5,5% el que viene. Según ha explicado el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni este recorte drástico se debe a “los cuellos de botellas del lado de la oferta, los precios galopantes de al energía, que están teniendo un impacto fuerte sobre la economía y un consumo interno menos dinámico”. A pesar de esto, Gentiloni también ha defendido que estos datos se encuadran en un “marco de expansión relativamente fuerte” que sin, embargo, retrasa la recuperación respecto a los niveles prepandemia hasta el año 2023, lo que deja a nuestro país en el furgón de cola respecto al resto de potencias del club europeo y muy lejos, este año, de países como Irlanda y Estonia que registran respectivamente un alza del PIB récord del 14,6% y el 9% respectivamente.

Esta rebaja no es ninguna sorpresa para nadie ya que en la últimas semanas varios organismos internacionales habían pronosticado una recuperación menos robusta de lo esperado, pero las previsiones de Bruselas son mucho más pesimistas que los peores augurios y suponen un serio revés para el Gobierno de Pedro Sánchez que sigue confiando en un alza del 6,5% para este año y el 7% para el que viene, casi dos puntos más que los números del Ejecutivo comunitario.

La propia vicepresidenta de Asuntos económicos, Nadia Calviño, defendía este semana desde Bruselas la vigencia de los Presupuestos Generales del Estado. Según sus declaraciones, el buen comportamiento de los ingresos fiscales, a pesar de un crecimiento del PIB menor, permitirá seguir reduciendo el déficit público y la deuda, en máximos históricos ante la necesidad de inyectar dinero público para hacer frente a los estragos económicos del coronavirus.

Pero Bruselas echa un jarro de agua fría ante tanto optimismo al pronosticar un déficit disparado este año por encima del 8,1% y un 5,2% el que viene y una deuda que cerrará este año en el 120,6% e irá bajando a un ritmo reducido de 116,9% el año 2022. Aunque la reducción del déficit de este año al que viene es notable, Bruselas calcula que en 2023, cuando salgan del congelador las normas fiscales europeas, el déficit se sitúe en el 4,2%, y la deuda en el 116,9% (lejos de los parámetros del Pacto de Estabilidad y Crecimiento: 3% y 60% respectivamente). A pesar de esto, se da por supuesto que Bruselas tendrá manga ancha a la hora de que el aterrizaje a las normas fiscales sea lo más suave posible.

En cuanto al paro, uno de los males endémicos de la economía española, el fin de las restricciones tras los peores momentos de la pandemia consigue que este se reduzca paulatinamente hasta el 15,2% este año y el 14,3% el que viene. El análisis realizado por los técnicos comunitario asegura que la creación de empleo se ha acelerado en los últimos meses y se espera que el consumo de los hogares se mantenga “fuerte” debido a los ahorros durante la pandemia, unido a la recuperación del turismo internacional y los fondos europeos Next Generation EU. A pesar de estos buenos augurios, la euforia se contiene debido a la persistencia de la pandemia en otros países, lo que puede retrasar “la recuperación total” del sector turístico del que la economía española sigue dependiendo fuertemente.

La Comisión Europea asegura que los ERTE “han mitigado de manera remarcable la destrucción de empleo” y han facilitado la recuperación en el mercado de trabajo, aunque alrededor de 200.000 trabajadores (1% del total) permanecen bajo este paraguas y el Gobierno está preparando una reforma para que los ERTE temporales puedan convertirse en permanentes.

Gran parte a la rueda de prensa del comisario Gentiloni ha estado dedicada al alza vertiginosa de la inflación debido al incremento de los precios de la energía. Aunque Bruselas reconoce la dificultad de realizar predicciones fiables, sigue defendiendo que nos encontramos ante un fenómeno temporal que irá remitiendo de manera progresiva a lo largo del año que viene. En el caso español, confía en que la situación aminore a partir del segundo trimestre, aunque subraya que la indexación e las pensiones (su ligazón al IPC) presionará la inflación subyacente (no dependiente del precio de la energía ni los alimentos frescos), aunque la debilidad del mercado de trabajo español permitirá contener la subida de los salarios y los temidos efectos de segunda ronda.