La mayor pérdida de poder adquisitivo en 20 años

Aunque llevamos meses escuchando que el mercado laboral español goza de una excelente salud, lo cierto es que la evolución de los precios –y por tanto, de los salarios reales– está empezando a mancillar los inmaculados discursos que hasta el momento escuchábamos desde ciertas magistraturas gubernamentales. Así, la estimación provisional de inflación que ha efectuado el INE en el mes de noviembre la coloca en el 5,6%: su porcentaje más elevado en los últimos 30 años. Si además tenemos en cuenta que el salario por convenio está creciendo en términos medios apenas un 1,55%, tendremos que el salario real de los españoles caerá cerca de un 4% en este año 2021. Además, no pensemos que las cláusulas de revisión salarial según el IPC –clausulas presentes en algunos convenios– servirán para parar el golpe: de los 6,5 millones de convenios vigentes en España, apenas 1,1 millones cuenta con estas cláusulas. El resto sufrirán la inflación tal cual la estamos experimentando ahora mismo.

Tal recorte de los salarios reales será el más intenso en todo lo que llevamos de siglo: el segundo mayor recorte lo experimentamos en el año 2012, cuando nuestro país estaba a punto de quebrar, y apenas fue un tijeretazo real del 1,7% (menos de la mitad que el actual). Asimismo, la caída de los salarios reales de este 2021 será mayor que la ganancia de poder adquisitivo acumulada en 2019 y 2020 (3,7%), de modo que todo lo que mejoraron en promedio los trabajadores con Sánchez (al menos los acogidos a convenio) se habrá esfumado a finales de este ejercicio. ¿Y cuál es la mágica solución que plantean el Gobierno y los sindicatos? Por un lado, elevar sustancialmente los salarios, lo que solo contribuirá a alimentar el IPC; por otro, establecer controles de precios en ciertas industrias, que solo provocará desabastecimientos. Cada vez nos vamos acercando más a repetir los errores de los 70. ¿Dónde están todos los que decían que la inflación era beneficiosa?