Operación en el aire

La compra de Air Europa por Iberia entra en la recta final envuelta en el pesimismo

La Comisión Europea se pronunciará en los próximos días sobre una operación que en la aerolínea del holding IAG ven muy cuesta arriba a día de hoy

Aviones de Iberia y Air Europa en el aeropuerto de Madrid-Barajas
Aviones de Iberia y Air Europa en el aeropuerto de Madrid-BarajasSusana VeraREUTERS

Todo o nada en los próximos días. La posible compra de Air Europa por Iberia encara su recta final con la balanza más inclinada hacia el “no” que hacia el “sí”. La operación que antes de la pandemia apuntaba a la integración de las dos principales aerolíneas españolas y con la que el Gobierno quería situar al aeropuerto de Madrid-Barajas en la primera división de los “hubs” internacionales está más cerca de naufragar que de salir adelante. Esa es, desde la luego, la impresión que tienen en Iberia. Desde septiembre, el mensaje que transmite la aerolínea es de pesimismo. Y creciente. “A pesar de que las razones estratégicas para la adquisición de Air Europa siguen siendo las mismas, cada vez somos más pesimistas respecto a la operación”, reconoció a finales de noviembre María Jesús López Solá, directora comercial y de red de Iberia, siguiendo la misma opinión manifestada un mes antes por Javier Sánchez Prieto, presidente de Iberia. Ayer mismo, fuentes próximas a la operación citadas por Efe insistía en ese mensaje pesimista en vista de los diversos obstáculos con los que se ha ido encontrando la operación.

Y es que la integración entre las dos aerolíneas se ha convertido en una especie de “tour de force” casi desde el primer día. El primer gran impedimento que se encontró fue su precio. Pactada a finales de 2019 en 1.000 millones de euros, la irrupción del coronavirus llevó a Iberia a forzar una renegociación a la baja de las condiciones del acuerdo inicial al considerar que, debido al declive de la actividad de la aerolínea del Grupo Globalia provocado por la pandemia, esa cantidad no reflejaba ya su verdadero valor. Y más, después de que Air Europa solicitase un rescate al Estado que se materializó en noviembre del año pasado en una inyección de 475 millones de euros. Un pasivo que tendría que asumir Iberia si la operación llega a buen puerto. A resultas de la posición de Iberia, en enero pasado ambas partes acordaron rebajar el precio de la operación hasta los 500 millones de euros. Pero esta cantidad, según Iberia, se ha vuelto a quedar desfasada. Los números de Air Europa han seguido deteriorándose pese al rescate proporcionado por el Estado. Hasta tal punto que la propia compañía ha admitido como una posibilidad casi segura que tendrá que solicitar más fondos públicos para sobrevivir, lo que ha dado pie a Iberia para solicitar a Globalia una nueva rebaja de precio.

Rescate

El propio rescate de Air Europa también ha traído consigo dificultades a la operación. No sólo por la deuda que añade al pasivo de la aerolínea, sino por sus condiciones. La inyección de fondos estaba condicionada a que Air Europa aceptara una serie de condiciones, como nombrar de común acuerdo con el Estado a su consejero delegado; que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que canaliza la ayuda; tenga dos consejeros o que tenga derecho de veto en decisiones estratégicas o despidos. Más que la presencia del Estado en su dirección, en Iberia se han mostrado preocupados por el margen de autonomía del que pudieran disponer para gestionar Air Europa. Al poco de que la aerolínea del Grupo Globalia recibiese la ayuda, el presidente de Iberia, Javier Sánchez-Prieto, aseguró que «tenemos de disponer de agilidad e independencia en la toma de decisiones respecto a las cosas que podamos hacer con Air Europa».

El tercer componente de la ecuación que, según el presidente de IAG, Luis Gallego, tienen que encajar para que la operación salga adelante es el visto bueno de Bruselas. La Comisión Europea se pronunciará en los próximos días sobre la compra después de que haya mostrado ciertas dudas respecto a que la concentración de ambas aerolíneas produzca una suerte de monopolio en algunas rutas. En junio, y a instancias de la propia Iberia, Bruselas abrió una investigación a fondo sobre la operación. En concreto, a la Comisión le preocupa que la concentración de ambas aerolíneas reduzca la oferta en setenta pares de ciudades de origen y destino dentro de España y hacia o desde este país, entre las que ambas compañías aéreas ofrecen servicios directos. En concreto, afectaría a los servicios que unen Madrid con EE UU o Latinoamérica y a algunas rutas dentro de España o de corto recorrido que trasladan pasajeros a la capital para continuar desde allí sus viajes a América. Bruselas teme que sin estos servicios proporcionados por Air Europea, algunas aerolíneas decidan suspender sus vuelos hacia destinos internacionales que también cubre IAG, lo que reforzaría aún más la posición del grupo propietario de Iberia y British Airways. Para tratar de sortear este obstáculo, Iberia ofreció a finales de octubre a la Comisión Europea concesiones para que dé luz verde a la operación. Bruselas no ofreció entonces detalles de los compromisos, que fueron remitidos por las empresas el 27 de octubre y con los que espera que el Ejecutivo comunitario despeje sus temores sobre la fusión.