Vivienda

Así es como funcionan las hipotecas puente: beneficios y condiciones

En 2021 el precio por metro cuadrado se encareció un 1,7% mientras que los salarios descendieron un 2,5%

Una vivienda junto con llaves
Una vivienda junto con llavesUnsplashLa Razón

El poder ser propietario de una vivienda se está volviendo más la excepción que la norma. Los ciudadanos cada vez tienen que hacer un mayor esfuerzo económico, lo que provoca que muchos de ellos no puedan permitirse el adquirir un inmueble, tanto es así, que en 2021 el precio por metro cuadrado se encareció un 1,7% mientras que los salarios descendieron un 2,5%.

No obstante, pese al encarecimiento del mercado de la vivienda, todavía hay personas que se atreven a dar el paso de hipotecarse para adquirir la casa con la que siempre habían soñado.

La casa que en un momento nos había parecido la perfecta, puede dejar de serlo porque se haya quedado pequeña al ir aumentando la familia, porque tenemos otras necesidades que con esta vivienda quedan insatisfechas o incluso si nos destinan a otro país para llevar a cabo nuestro trabajo. Las razones por las que una persona puede plantearse el cambiar de vivienda son numerosas, pero en el caso de que no se haya terminado de pagar la hipoteca de nuestra casa actual, ¿qué se puede hacer al respecto?

Una de las alternativas para adquirir una nueva vivienda es lo que se conoce como una hipoteca puente, es decir, un préstamo hipotecario que permite a la persona financiar la compra de un nuevo inmueble hasta que se venda la actual. Esta puede realizarse mediante un único préstamo en el que se hipotecan ambas viviendas o a través de dos créditos bancarios, hipotecando un inmueble en cada uno de ellos. Desde el portal inmobiliario de Fotocasa explican esta alternativa, sus ventajas y quién puede beneficiarse de esta.

Condiciones y beneficios de este tipo de hipotecas

Este tipo de productos tiene el objetivo de facilitar al cliente la compra de su nueva casa y además darle tiempo para que pueda vender su vivienda actual en las mejores condiciones. Por tanto, el funcionamiento de esta variará un poco de las hipotecas tradicionales.

  • Contratar la hipoteca: Como ocurre con todos los créditos hipotecarios, el primer paso es contratarlo. Para ello, el banco realizará un análisis del perfil interesado con el objetivo de conocer sus ingresos, ahorros o incluso estabilidad laboral para saber si se le concede este préstamo o no.
  • Pagar cuota mensual: Si tras este primer paso te conceden la hipoteca, para poder vender la vivienda actual y hacer frente al pago de la cuota mensual, las entidades suelen dar un periodo de carencia de amortización inicial durante un plazo que dependerá de cada entidad, aunque por norma general será entre dos y cinco años. En este periodo solo se pagan intereses, por lo que no se amortiza capital, aunque el cliente puede elegir acordar con la entidad pagar capital desde el primer momento, haciendo que la cuota sea más elevada.
  • Vender de la vivienda actual: Si se encuentra un comprador para la vivienda actual, dicho dinero se deberá usar para cancelar esta hipoteca en caso de que haya dos préstamos, pero si hay solo uno, para reducir parte de la deuda.

Por tanto, las ventajas de estas hipotecas es que dan un plazo de entre dos y cinco años para vender la vivienda actual sin prisa, por lo que no es necesario rebajar su precio; y además te permiten pagar solo los intereses de la hipoteca, concediendo así las entidades una carencia de capital.

No obstante, si pasado el periodo de carencia de amortización inicial el hipotecado no ha vendido su casa, esta persona deberá abonar las cuotas comprensivas de intereses y amortización, incrementando así el importe mensual de la cuota.