Energía

S&P eleva la nota de Repsol por las medidas crediticias del grupo

La agencia también ha reafirmado su calificación a corto plazo y situado su perspectiva en estable

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, y el presidente de Repsol, Antonio Brufau, durante la última junta general de accionistas
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, y el presidente de Repsol, Antonio Brufau, durante la última junta general de accionistasA. Pérez MecaEuropa Press

Buenas noticias para las finanzas de Repsol. La agencia de calificación de riesgos S&P ha elevado la calificación crediticia a largo plazo de la compañía energética en un escalón, de “BBB” a “BBB+”, reafirmando su calificación a corto plazo en “A-2″, y ha situado su perspectiva en “estable”, debido a la fortaleza de la medidas crediticias del grupo, según ha detallado la agencia en un comunicado.

S&P destaca en su nota que la combinación de los “fuertes” precios de los hidrocarburos, con unas operaciones que han mejorado su balance y unas políticas financieras “prudentes”, han ayudado a Repsol a fortalecer sus medidas crediticias. Asimismo, la agencia espera que ahora la compañía española mantenga su ratio de fondos de operaciones (FFO) sobre deuda por encima del 50% a lo largo del ciclo.

La agencia añade que la perspectiva “estable” para el rating de Repsol indica que las condiciones de mercado para la mayoría de las empresas energéticas probablemente seguirán siendo favorables durante los próximos 12 a 18 meses, lo que ayudará a la compañía a “reducir aún más su posición de deuda neta y fortalecer su balance, antes de que los mercados se debiliten”.

El pasado mes de febrero, S&P ya abrió la puerta a una mejora de la calificación de Repsol mejorando su perspectiva a “positiva” ante los sólidos resultados que presentó en el ejercicio 2021 y ante la previsión de que la política financiera de la compañía podría respaldar una mayor reducción de su deuda en 2022.

En 2022 los precios de los hidrocarburos han alcanzado sus máximos, aunque la firma prevé que volverán a caer en 2023 -hasta alcanzar un nivel medio de 55 dólares por barril-, al igual que los márgenes de refino, que comenzarán a normalizarse el próximo ejercicio. No obstante, S&P considera que estos precios máximos ya han supuesto unos flujos de efectivo mucho más altos para Repsol de lo que preveía, como ha sucedido con el resto de compañías del sector, lo que ha dotado a la compañía de “mucha más flexibilidad para llevar a cabo sus objetivos estratégicos”.

El grupo, destaca la agencia, ha llevado a cabo en lo que va de año dos importantes operaciones que le han reportado fuertes ingresos, como son la incorporación como socio de su negocio de “Upstream” -explotación y producción- del fondo EIG, que adquirió el 25% de este negocio por un valor de 4.800 millones de euros; y la venta del 25% de Repsol Renovables, transacción que se completó a finales de septiembre por 985 millones de euros. S&P considera que aunque Repsol no ha anunciado a qué fin destinará los ingresos de estas operaciones, destinará alrededor de un tercio a pagar la deuda. El resto cree que probablemente lo dividirá entre la retribución a los accionistas y financiar su programa de inversión, que incluye aumentar su negocio de bajas emisiones de carbono, añade la nota.

S&P también valora que la compañía que preside Antonio Brufau haya anunciado una serie de medidas en el tercer trimestre que sugieren que cumplirá sus políticas financieras y que protegerá su balance si las condiciones del mercado se revierten o son adversas.