Energía

La UE fracasa en el tope al precio de las importaciones de gas

Alemania y Países Bajos bloquean un acuerdo tras diez horas de negociaciones y todo queda a expensas de la reunión de este jueves entre los jefes de Estado y de Gobierno

No ha podido ser. Los Veintisiete han sido incapaces este martes de llegar a un acuerdo para poner en marcha un tope al precio de las transacciones de gas y poner freno a los exorbitantes precios de la energía que sufren familias y empresas. Norte y Sur del club comunitario han vuelto a chocar, aunque las negociaciones proseguirán en la reunión que tendrá lugar el próximo lunes y que volverá a reunir a los ministros de Energía. El propósito sigue siendo alcanzar un acuerdo antes del receso navideño.

Como modo de allanar el acuerdo, la presidencia checa que pilota las negociaciones este semestre había presentado  una nueva propuesta antes de esta reunión, que hacía más aplicable el mecanismo ideado por la Comisión Europea y calificado por España como “una broma de mal gusto”. Este documento fijaba  un límite  220 euros por megavatio hora durante cinco días en los contratos de derivados  de uno a  tres meses en las transacciones realizadas  en el centro de gas  holandés TTF  y que están circunscritas al gas por tubería. Este precio también tendría que ser 35 euros superior al gas licuado comercializado. La medida se pondría en marcha durante 20 días según vayan evolucionando las tarifas y se establecerían salvaguardas, si peligra el suministro o si esto conlleva el aumento del consumo de gas. 

A España esta propuesta le ha seguido pareciendo insuficiente, aunque recogía en cierta manera el espíritu de un tope dinámico que con tanto ahínco defiende la vicepresidenta Teresa Ribera. Además, una mayoría de países –entre ellos España- consideran que este tope también debe abarcar a la transacciones realizadas en los conocidos como mercados extrabursátiles (OTC), que en nuestro país son la mayoría, o incluir a las operaciones realizadas durante un lapso mayor de tiempo.

En el otro lado del ring, Alemania y Holanda han peleado para poner en marcha garantías suficientes para evitar poner en peligro el suministro. Estos dos países también consideran que este tope puede suponer un deterioro de la estabilidad financiera. La presidencia checa ha puesto sobre la mesa algunos ajustes a su propuesta inicial en un intento de contentar a unos y otros. La impresión es que se ha avanzado, pero que no se ha producido todavía la cuadratura del círculo. Al término de al reunión, el representante checo ha reconocido que la cifra sobre el tope del gas sigue abierta. “No puede repetirse la situación de agosto”, ha declarado Jozef Síkela, en referencias a los precios por las nubes de más de 300 euros megavatio hora a la vez que apelaba a la necesidad de que el bloque comunitario esté unido.

Aunque este paquete puede salir adelante por mayoría cualificada sin necesidad de unanimidad, nadie quiere dejar a Berlín atrás. El peligro de aislar a la tradicional locomotora europea es demasiado alto.