Opinión

El agua, asunto electoral

Lo que suceda con el trasvase Tajo-Segura pasará factura en las elecciones, para bien o para mal

El presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (SCRATS) y portavoz del Círculo del Agua Lucas Jiménez (11i) junto a los miembros del Círculo del Agua, durante una concentración el pasado miércoles
El presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (SCRATS) y portavoz del Círculo del Agua Lucas Jiménez (11i) junto a los miembros del Círculo del Agua, durante una concentración el pasado miércolesMarcial GuillénAgencia EFE

Las medidas de política de agua van a ser una de las claves de las próximas citas electorales, especialmente en regiones como la Comunidad Valenciana, Andalucía, Murcia y Castilla-La Mancha. Son las afectadas por el trasvase Tajo-Segura. El primer episodio tendrá lugar este miércoles en Madrid, cuando se manifiesten los agricultores y regantes del Levante para protestar por las normas que se pretenden establecer sobre el caudal ecológico del Tajo, que supondría un recorte del agua para riego procedente de este río con destino al Segura desde este mismo año. El asunto está ahora mismo a la espera del dictamen del Consejo de Estado, que debe presentarse en la segunda decena de enero; la decisión final corresponde al Consejo de Ministros y cuanto más tarde en adoptarse, más se acercará a la fecha de las elecciones. Si al final se aprueba la normativa tal y como está redactada, los socialistas murcianos y los de la Comunidad Valenciana, con Ximo Puig a la cabeza, podrían resultar perjudicados. Por el contrario, García Page se vería beneficiado en Castilla-La Mancha. En el caso de los populares de la Comunidad Valenciana, Murcia y la provincia de Almería, que se oponen al recorte del trasvase, es previsible que se refuercen sus apoyos; mientras tanto, los populares de Castilla-La Mancha se encontrarían en una difícil situación. En cualquier caso, en todos estos territorios, lo que suceda con el trasvase Tajo-Segura pasará factura en las elecciones, para bien o para mal.

En las restantes cuencas, también habrá problemas desde el punto de vista de los agricultores y regantes, porque no habrá más agua para riego con carácter general, lo que impedirá más transformaciones de secano en regadío, a no ser que previamente se haya ahorrado agua con la modernización de los ya existentes. Esta última medida de control incluida en los planes hidrológicos del Gobierno ha pasado más desapercibida de lo que debiera. Se trata del hilo conductor de los proyectos que ha elaborado el equipo de Teresa Ribera y que puede tener una gran importancia en el voto rural en general y en el agrario en particular. Sin duda, el agua va a estar en el primer plano de la actualidad.