Banca

Los bancos aprietan: pedir un crédito es más caro y con condiciones más duras

Las entidades endurecen las condiciones de los créditos a empresas a máximos desde 2011, mientras que la subida de tipos del BCE retrae ya la concesión de hipotecas

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante su comparecencia de ayer
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante su comparecencia de ayerDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Familias y empresas tienen cada vez más complicado acceder a los créditos bancarios. Durante los últimos meses, las entidades han elevado las condiciones para la concesión de préstamos e hipotecas, presionados por la espiral inflacionista y la continua subida de los tipos de interés -la última la pasada semana-. Bancos y entidades financieras, ya sean de mayor o menor tamaño, tradicionales o “fintechs”, están aplicando cada vez criterios más restrictivos para dar el sí definitivo a un crédito, con especial incidencia entre los hipotecarios, que han empezado una línea descendente en su número de concesiones. Pero también se han rebajado los ligados al consumo y a la inversión empresarial, cuya demanda se ha mantenido al mismo nivel que los últimos meses, pero anticipando una tendencia a la baja en el arranque de este año.

Según la última encuesta publicada por el Banco Central Europeo (BCE) -que realiza cuatro veces al año para conocer la situación del préstamo de los bancos-, los bancos han endurecido mucho más los estándares de los créditos a empresas -las guías internas de los bancos- en el cuarto trimestre, hasta máximos desde la crisis de endeudamiento soberano de 2011. Un 51% de los bancos ha reforzado y endurecido las condiciones de los créditos a las empresas -que se suma al 19% que ya lo hizo en el tercero-. Los motivos, según el BCE, son “las percepciones de riesgo más elevada respecto a las perspectivas económicas y de la industria o respecto a la situación específica de empresas”. Por eso, los bancos prevén que “la demanda de todos los tipos de créditos caiga más en el primer trimestre de 2023″.

Asimismo se ha reducido la tolerancia al riesgo de los bancos y han aumentado los costes de financiación desde que el BCE comenzó a subir sus tipos de interés en julio del año pasado, y lo ha hecho sobre los márgenes de los préstamos de más riesgo o promedio, sobre las exigencias de garantías y otros términos, y sobre las condiciones, que tuvieron un efecto tensor.

En cuanto a los créditos hipotecarios y de consumo, este endurecimiento se produjo mediante una ampliación de los márgenes en los préstamos de riesgo y promedio. Esto ha provocado una caída récord de la demanda de préstamos hipotecarios debido, principalmente, “a la subida de los tipos de interés, a la caída de la confianza del consumidor y al deterioro de las perspectivas del mercado inmobiliario”, apunta el BCE. No así la bajada de la demanda de los créditos de consumo, que fue más moderada.

Infografía
InfografíaTania Nieto

En menos de medio año, el BCE subió sus tipos de interés en 250 puntos básicos, hasta el 2,5%, el aumento más rápido en la historia de la entidad, y la pasada semana decidió volver a incrementarlos en 50 puntos básicos más, siguiendo la estela de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, hasta el 3%, su nivel más alto desde diciembre de 2008. Se trata del quinto aumento que aprueba el organismo que dirige la francesa Christine Lagarde desde julio del año pasado.

España

Esta situación de endurecimiento es generalizada en toda la eurozona y, por supuesto también en España. Los criterios de concesión de préstamos y las condiciones aplicadas a los nuevos créditos se volvieron a endurecer en el último trimestre de 2022 de forma generalizada por tercer trimestre consecutivo, y la demanda de los hogares siguió descendiendo, según la última encuesta del Banco de España.

Sin embargo, al contrario que en el resto de Europa, la de las empresas creció -aunque “levemente”-, pese a las mayores exigencias crediticias, que crecieron por los riesgos percibidos con el deterioro de las perspectivas económicas y la menor tolerancia a ellos por parte de las entidades financieras. También contribuyeron, aunque en menor medida, el incremento de los costes de financiación y la menor disponibilidad de fondos, lo que evidencia que los criterios de concesión se complicaron tanto en el caso de la financiación a las pymes como en el de grandes compañías.

En esta línea, aumentó el porcentaje de solicitudes de fondos denegadas, junto con un ligero aumento de las garantías requeridas y un moderado descenso de las cuantías concedidas, como consecuencia de los mayores riesgos percibidos y la menor tolerancia al riesgo por parte de algunas entidades. Aunque esta demanda creció de forma “muy leve”, para el primer trimestre de 2023 las entidades financieras prevén un cambio a la baja, por la prolongación de la pauta de endurecimiento de los criterios de concesión de préstamos, así como un cierto descenso de las peticiones.

Por su parte, la demanda de crédito de los hogares en los bancos españoles descendió tanto de hipotecas para la compra de viviendas como para consumo, en línea con el resto de Europa. Para el primer trimestre de 2023, los bancos anticipan de nuevo una contracción de la oferta y un descenso generalizado de la demanda de crédito a particulares, ante la elevada incertidumbre sobre la evolución de la economía y en el que se espera que continúe el proceso de normalización de la política monetaria. Además, tanto los bancos españoles como los europeos creen que las condiciones de acceso a los mercados de financiación seguirán empeorando.

Morosidad estable

Pese a este endurecimiento de los criterios de concesión, esta situación no se está viendo refrendada en los ratios de morosidad, que se mantienen estables tanto en empresas como en particulares, situándose claramente por debajo del 4% en la mayoría de las entidades -algunas ya están por debajo del 3%-, y encadenando un año de descensos continuados. De este modo, los créditos dudosos se han estabilizado en torno a los 43.000 millones de euros, tras caer un 13% en los últimos 12 meses -un 20% si el periodo se alarga hasta diciembre de 2019-. En cuanto a los créditos en vigilancia especial, estos han descendido hasta 3% y quedarse cerca de los 81.000 millones.

Pero la evidente ralentización de la actividad, la persistencia de la inflación y la crisis de precios energéticos mantienen el desasosiego al panorama económico. “Anticipar la evolución de la morosidad por la elevada incertidumbre es muy difícil, pero los bancos ya anticipan el riesgo de un aumento de la misma con una mayor dotación en provisiones en los últimos años frente al promedio europeo”, señalan fuentes de la Asociación Española Bancaria (AEB).

En este contexto de subidas de tipos de interés, el Banco de España apunta que el coste de financiación del sector privado ha continuado elevándose durante los últimos meses, sobre todo el relativo al coste de la financiación empresarial mediante la emisión de valores de renta fija a largo plazo, que se ha elevado en algo más de 50 puntos básicos entre junio y diciembre de 2022, y se ha situado en el 4,4%.

Según los últimos datos oficiales disponibles, el tipo de interés del nuevo crédito bancario para la compra de vivienda ha alcanzado casi lo 100 puntos básicos y el del crédito para consumo lo ha hecho en unos 65 puntos básicos, mientras que el incremento del coste de la nueva financiación bancaria concedida a las actividades productivas ha sido incluso más elevado, de cerca de 120 puntos básicos en los préstamos a empresarios individuales y por encima de los 150 en las nuevas operaciones de crédito concedido a las sociedades no financieras por importe superior al millón de euros. Todo ello ha propiciado “una moderación de los volúmenes de nueva financiación captada por los hogares y las empresas en la mayoría de los segmentos” en términos de flujos desestacionalizados acumulados de tres meses, apunta el supervisor bancario, que advierte, que la situación se mantendrá durante todo el presente ejercicio, dado el “alto nivel de incertidumbre”.

Los depósitos, sin remunerar

Lo que tendrá que esperar todavía es la remuneración de los depósitos. La gran banca descarta entrar en una guerra de pasivo. El exceso de liquidez de las entidades aleja a los entidades de estos productos y centrarán su estrategia en productos de ahorro e inversión que ofrezcan rentabilidades más atractivas para los clientes, como las cuentas nómina. Los bancos cuentan con exceso de liquidez debido al ahorro generado y a la barra libre del BCE durante la pandemia por lo que no tienen ninguna prisa en cambiar su política de retribución del ahorro. Además, aducen que la cartera de crédito tarda tiempo en repreciarse, por lo que el margen de intereses no ha tenido un alza suficiente como para remunerar el pasivo. Pero, como dijo la semana pasada el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, “en algún momento llegará”.