Obituario

Adiós a Jaime Botín, el banquero que amaba el arte

El expresidente y fundador de Bankinter ha fallecido en Santander a los 88 años rodeado de los suyos. Junto a su hermano Emilio modernizó el sistema financiero español y lo llevó al siguiente nivel

Jaime Botín, ex presidente de Bankinter, se convierte en el primer accionista
Jaime Botín, ex presidente de Bankinterlarazon

Jaime Botín de Sautuola García de los Ríos falleció ayer en su tierra natal con la misma discreción con la que vivió. Marcado por varias generaciones familiares de financieros, su padre, don Emilio Botín Sanz, le impulsó en sus primeros pasos financieros en el Banco Santander que presidía antes de volar solo. Su madre, Ana María García de los Ríos, y sobre todo su abuela, María Sanz de Sautuola y Escalante –hija del naturalista y prehistoriador español, Marcelino Sanz de Sautuola, bisabuelo de Jaime y descubridor científico de la cueva de Altamira– marcaron un camino paralelo que le llevó a convertirse en un ávido coleccionista de arte y un reputado mecenas cultural.

Tras licenciarse en Derecho y Ciencias Económicas en la prestigiosa Universidad de Deusto y con apenas 22 años aceptó la propuesta de su padre de unirse al proyecto bancario que comandaba. Era 1957, en los albores de la expansión tecnocrática de la economía española, que empezaba a dejar atrás los rigores de la posguerra. Su ascenso fue fulgurante. En tres años asumió la subdirección general y finalmente llegó a ser vicepresidente. Pero sus aspiraciones volaban más altas y en 1965 se puso al frente de una nueva entidad, Bankinter, constituida como un banco industrial con capital al 50% entre el Banco de Santander y Bank of América.

Fue su director general hasta 1977, cuando asumió el cargo de consejero delegado, para llegar finalmente a presidente en 1986, justo cuando el relevo generacional en la familia Botín llevó a su hermano Emilio a la presidencia del Santander, mientras que Jaime asumió una vicepresidencia, además del máximo cargo en Bankinter.

Ambos convirtieron el negocio familiar que había iniciado su abuelo en un gran grupo financiero a partir de los años 90. Primero la compra de Banesto y luego la fusión con el Banco Central Hispano llevaron al Santander al siguiente nivel, a un éxito empresarial que repitió en Bankinter, ya como un banco independiente.

A través de su sociedad inversora familiar, Cartival, adquirió el 23,19% del capital social del banco para convertirse en máximo accionista de la compañía tras un camino plagado de minas y trincheras, con fuego cruzado en la compra de acciones, primero con el inversor indio Ramchand Bhavnani, contra el que batalló hasta que firmó su rendición, y después con el banco francés Crédit Agricole, que finalmente también decidió salir de la entidad.

En 2002, decidió alejarse de la primera línea y dimitió como presidente de Bankinter para embarcarse en proyectos financieros y de inversiones a través de Cartival junto a sus cinco hijos (Marcelino, Alfonso, Gonzalo, Marta y Lucrecia), que han logrado elevar su patrimonio considerablemente –en 2019, la revista Forbes situó a Jaime Botín como la decimonovena persona más rica de España, con un capital de 1.500 millones de euros–.

Los últimos años, pese a su conocido afán por pasar desapercibido, algunos desencuentros judiciales marcaron su camino. Primero con Cartival, cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) le sancionó con 300.000 euros por una infracción muy grave al no haber informado públicamente de su relevante posición en Bankinter. Después, la Fiscalía de Madrid le acusó de defraudar presuntamente un millón de euros mediante la «deslocalización artificiosa» de un avión privado en Portugal para evitar la imposición fiscal.

Pero su mayor disgusto no tuvo que ver con su actividad profesional, sino por su otra pasión, el arte, después de ser acusado de contrabando con un lienzo de Pablo Picasso, «Cabeza de mujer joven», que adquirió en 1977 y que en 2013 quiso vender en una subasta en Christie’s a pesar de no haber recibido el visto bueno de las autoridades.

Sin embargo, nada puede empañar su brillante carrera profesional, su fino sentido del humor y su amor por la cultura, el arte y el humanismo. Su sobrina y presidenta del Santander, Ana Botín, recordó ayer a través de la redes sociales lo importante que ha sido en su vida. «Tenía mucho de mi abuelo: multifacético, con gran sentido del humor e interesado, no sólo por lo financiero, sino por un amplio humanismo: el arte, la física, la filosofía y el deporte. Y con una enorme sabiduría».