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Guerra comercial

Las dos amenazas para Sánchez: España pagará de una forma u otra

Trump asegura que habrá un aumento de aranceles para las mercancías españolas cuando lleguen a Estados Unidos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Alberto R. Roldán La Razón.

Esto es como los carteles taurinos: “seis toros, seis”. Pues aquí y ahora se trata de “dos amenazas, dos”, a tener muy en cuenta por el marido de Begoña y sus mariachis sanchistas. Una procede de Trump, que ayer vino a decir que España pagará de una manera o de otra. Que Pedro Sánchez no quiere subir su presupuesto de defensa hasta el 5 por ciento de su Producto Interior Bruto, pues muy bien, porque habrá un aumento de aranceles para las mercancías españolas cuando lleguen a Estados Unidos. Decir eso y echarse a temblar ha sido todo uno, en el caso de los principales exportadores de bienes a este país. Y, es que, como se ha podido comprobar en los últimos meses, Trump amenaza, da marcha atrás, va y viene, juega al despiste, pero en la mayor parte de los casos termina actuando. Y, si no, que se lo pregunten a los de Irán.

Puede que desde el punto de vista político la actuación de Pedro Sánchez en Bruselas, durante la Cumbre de la OTAN, le haya supuesto algún rédito político de cara a su electorado. Pero si Trump cumple su amenaza, los “paganini” de la factura correspondiente vamos a ser todos los españoles en mayor o menor medida. Y aquí surge una cuestión interesante, que no se puede perder de vista: la política comercial exterior es competencia de la UE y de la Comisión Europea. ¿Qué sucedería en caso de que Trump aumente los aranceles solo a los productos españoles? ¿Acaso nos defenderían desde Bruselas y el resto de las capitales, cuando ellas si han decidido aumentar su contribución para los gastos de defensa, tal y como pedía Trump? Y no dejo Bruselas, porque desde allí han confirmado lo que era un secreto a voces: si hay dinero en juego procedente de los fondos europeos en las diferentes “corruptelas” tan en boga durante los últimos meses, entrarán en juego los mecanismos e instrumentos comunitarios para averiguar lo que ha pasado. En su tiempo hubo una ministra española que dijo aquello de que el dinero público no era de nadie; en el caso de la UE, el dinero público si tiene dueños: los ciudadanos de los Estados miembros de la UE. Y actúan en consecuencia.