Empleo
El ERE en Podemos que se veía venir
El partido político ha entrado en números rojos: sus ingresos territoriales han caído un 90% y sus ingresos estatales un 70%
Uno de los resultados más inapelables del último ciclo de elecciones municipales, autonómicas y generales fue la enorme pérdida de representación política de Podemos: completa desaparición en la mayoría de regiones españoles (incluido Madrid y Comunidad Valenciana) y reducción de 26 a 5 diputados (integrados en Sumar) dentro del Congreso. En este sentido, y dado que nuestras formaciones políticas sobreviven esencialmente gracias a la financiación estatal que depende de la representación política lograda, Podemos ha entrado en números rojos: sus ingresos territoriales han caído un 90% y sus ingresos estatales un 70%. Ni siquiera el partido de la gente depende financieramente de la gente, sino del contribuyente. Y claro, si tus ingresos se desmoronan, no existen muchas más alternativas que recortar gastos para cuadrar el presupuesto: gastos entre los que inevitablemente también se incluyen los laborales. Así se lo explicaba recientemente Podemos a aquella parte de su plantilla a la que planea despedir durante los próximos meses: «Las previsiones de ingresos para el próximo ciclo electoral se cifran, en un primer momento y tras haber hecho una valoración inicial de la situación, en casi un 70% menos en Estatal y en una media aproximada de 90% menos en los territorios afectados. Dicha reducción de ingresos lleva aparejada la necesidad ineludible de adaptar a los mismos los gastos de toda índole, incluidos los laborales, que en el caso de los territorios afectados implicará la extinción de los contratos y el cierre de los centros de trabajo, y en Estatal, una reducción de la plantilla». Sí, han leído bien. Podemos ha solicitado un ERE que afectará a más del 50% de su plantilla: a toda ella en nueve autonomías y a parte de los trabajadores en su sede central. Un ajuste laboral que supondrá prescindir de más de 100 personas. No hay nada desde luego que objetar. Si una organización deja de ser viable, no le queda otra que hacer ajustes. Podemos ha aprendido esta importante lección en sus propias carnes. Lástima que sus dirigentes no fueran conscientes de ella años atrás, cuando criticaban con saña a cualquier compañía, como Alcoa, que anunciara un ERE en las partes de su empresa no viables.
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