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Los expertos avisan de que sin soluciones tecnológicas, recursos e inversiones descarbonizar la industria "no será viable"

El sector es responsable del 20,5% del consumo final de energía en nuestro país, lo que implica una huella de carbono correspondiente al 24,1% de todas las directas

emisiones CO2 sector energetico
Las emisiones mundiales de CO2 del sector energético alcanzan un nuevo récordFreepik

Sin soluciones tecnológicas, recursos e inversiones públicas y privadas, llegar a 2050 con la industria descarbonizada "no será viable". Así lo advierten los expertos que la Fundación Naturgy ha reunido en un coloquio, en el que se ha presentado este miércoles el estudio "Perspectivas para la transformación digital para una economía verde", un informe elaborado por el Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia Comillas (ICAI-IIT) y presentado por Pedro Linares, profesor de Comillas ICAI-IIT, y Timo Gerres, docente e investigador invitado de este mismo centro. En él se apunta que la transición energética de la industria requiere "de tiempo y una política industrial europea" que acompañe e incentive la formación de un Mercado Único neutro en emisiones, capaz de fomentar la competitividad tecnológica.

La industria se erige como un pilar básico en la mayoría de las economías desarrolladas, contribuyendo con un 12,3% al valor añadido en el país, pero a su vez también es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. En España se le atribuye un 24,1% del total nacional. Además, la industria consume proporcionalmente más energía que otras actividades económicas.

El sector industrial en nuestro país es responsable del 20,5% del consumo final de energía, lo que implica una huella de carbono correspondiente al citado 24,1% de todas las directas del país. En concreto, más de la mitad del consumo energético y casi el 80% de las emisiones de la industria están vinculadas a la producción de materias primas como el acero, cemento, productos petroquímicos, papel y otros productos obtenidos a partir de minerales no metálicos, como el vidrio y la cerámica, cuyo valor añadido bruto es mucho menor que el de otras actividades industriales. Además, para obtener acero, cemento y productos petroquímicos se procesan materiales que contienen carbono (carbón, cal o petróleo, respectivamente) y por lo tanto su producción supone tanto emisiones asociadas al consumo energético (“emisiones energéticas”) como otras resultantes de reacciones químicas a partir de estas materias (“emisiones de proceso”).

Lo cierto es que la estructura del sector ha experimentado grandes cambios a lo largo de las últimas cuatro décadas desde su integración en los mercados europeos y globales, marcados por el crecimiento económico y la crisis estructural. El hecho de alcanzar el objetivo de emisiones netas 0 en el año 2050 supone para la industria un inmenso desafío. Y es que, pese a que ha logrado reducir su intensidad energética en un 25% desde el año 2000, se enfrenta a unos retos para descarbonizarse que no son comparables con otros sectores de la economía. Pedro Linares asegura que “las tres cosas más difíciles de solucionar son, primero, la provisión de energía térmica a muy alta temperatura; segundo reto, las emisiones de proceso, las emisiones de gases de efecto invernadero que no tienen nada que ver con la energía que utilizas; y tercer reto, la gran diversidad que hay en cuanto te sales de los grandes sectores intensivos".

Tipos de soluciones para la reducción de las emisiones

Existen varios tipos de soluciones para reducir las emisiones que, de forma generalizada, podrían aplicarse a todas las industrias. Estas medidas hacen referencia al cambio de fuentes de energías fósiles por alternativas menos intensivas o neutras en carbono, la captura de las emisiones durante los procesos de producción, el cambio de insumos materiales, es decir, el uso de nuevos recursos en la producción, y a la mejora en la eficiencia energética de los procesos. Según Linares: “La mejora en la eficiencia de los procesos se puede aplicar en todos los procesos industriales. El único inconveniente es que no te da para descarbonizar 100%”.

Tal y como explica Timo Gerres, “las emisiones de proceso son lo más difícil de reducir porque implican que cambiamos los procesos mismos, cambiamos la manera en cómo producimos los materiales. Si hablamos sobre el sector del cemento, ahí casi la única solución es la captura de CO2. En el sector petroquímico el reciclaje puede jugar un rol muy importante, mientras las empresas también están explorando vías alternativas para conseguir, por ejemplo, plásticos a base de otros materiales".

Por otro lado, la sustitución de fuentes renovables es un requisito indispensable para la supresión de las emisiones asociadas con la energía en los procesos térmicos. Sin embargo, hay que tener en cuenta las limitaciones de cada fuente de energía para alcanzar y mantener altas temperaturas y las tecnologías disponibles para operar con estas alternativas que limitan las opciones de las industrias. Así, Gerres explica que “si hablamos de procesos industriales con temperaturas de un rango de hasta 200ºC, ahí existen muchísimas opciones. Hablamos, por ejemplo, sobre calderas eléctricas, bombas de calor, energía solar térmica... En caso de procesos térmicos de más de 500ºC, los gases renovables son la solución más viable para evitar emisiones energéticas de la industria. Ahí hablamos sobre hidrógeno, más hacia el futuro, pero también, más en la actualidad sobre el metano, que puede reemplazar al gas natural sin grandes modificaciones”.

Políticas europeas y el caso de España

Las políticas europeas de los últimos años, entre las que destaca la Ley Europea del Clima, pondrían de manifiesto la prioridad política en la Unión Europea respecto a la transformación de la industria. Los objetivos de descarbonización son muy ambiciosos y exigen a las industrias niveles de cambio e inversión muy altos, en un periodo de tiempo muy corto, además. Según explica Linares, “este proceso de transformación en el fondo no sólo va afecta a la industria, va a afectar a todo. Va a haber creación de empleo y mayor actividad en estos sectores adaptados al futuro y va a haber pérdida de empleo, pérdida de rentas, en los sectores que no son capaces de transformarse”. Esa fue la respuesta que se dio desde Bruselas a la Ley de Reducción de la Inflación de EE UU (IRA, por sus siglas en inglés) promulgada por el presidente Joe Biden. "Han diseñado un programa que ha inyectado en vena competitividad a su industria", destacaba Linares.

"Frente al IRA americano, Europa tenía dos opciones. Podía regular un fondo soberano europeo, pero esa no fue la decisión que tomaron los veintisiete de manera que realmente supusiera una alternativa al mecanismo americano", aseguran. En el ámbito del I+D+I, han dicho que "Estados Unidos inventa, China copia y Europa regula. Europa subvenciona, los Estados son quienes ponen esos fondos. Los que tenemos menos margen fiscal, tenemos menos margen para que nuestras industrias sean competitivas. Por eso, los fondos Next Generation adquieren relevancia, no sólo en materia de estructura, sino también en materia industrial".

En lo relativo a España, Jordi Llinares San Juan, Director General de Programas Industriales (Ministerio de Industria y Turismo) ha defendido la línea seguida del PERTE, un programa que, según ha dicho, es muy parecido al de los fondos del sector naval. Se busca así un fondo en el que se gestione también de manera privada, realimentándolo con ayudas públicas a los costes de emisión. En este sentido, los expertos que participaban en el encuentro han destacado que los PERTE son un "encaje de bolillos muy hábil dentro de un mercado muy encorsetado. Es un corsé que varios países están obviando haciendo algo y España tiene que hacer esa apuesta".

Carlos Reinoso, portavoz de Alianza por la Competitividad de la Industria Española, ha querido destacar tres claves del informe presentado: el factor tecnológico, el factor temporal y las inversiones. El factor tecnológico va a ser la clave, ha dicho, "nos tiene que dar la solución a tener en el futuro una industria radicalmente distinta. La gran variedad de sectores industriales requiere de una gran variedad en la tecnología para descarbonizarlos". Y ha añadido, "necesitamos más neutralidad tecnológica y menos dogmatismo/idealismo tecnológico".

Sobre el factor temporal, defiende que necesitamos tiempo, ya que algunas tecnologías están aquí, pero otras necesitan de un periodo mayor. "Es importante contar con plazos suficientes para ello". Y con relación a las inversiones, Reinosa ha advertido de que estas podrían multiplicarse por dos o incluso por tres si se quiere llegar a esa descarbonización. "Es cierto que hay países con mayor balanza fiscal, pero al final es un tema de opciones. Muchos están priorizando en la industria para tener una economía más resiliente, más trabajo, más I+D, más balanza comercial. Al final, priorizar la política industrial es una opción y es lo que se espera de España y lo que gustaría que hiciera el Gobierno".

El papel de las pymes

Por otra parte, durante el coloquio de expertos se ha querido remarcar que la dependencia del coste de la energía muchas veces se atribuye a las grandes empresas, pero lo cierto es que son muchas las pymes que existen en nuestro país. "España es un país de pymes", han recordado. Sobre esto José Miguel Guerrero, vicepresidente de Cepyme, ha afirmado que pese a la gran presencia de pequeñas y medianas empresas en España, los datos indican que el 80% de las emisiones de gas corresponde a grandes empresas y el 20% a pymes.

"El 99% de la economía en España es basada en pymes. Y a las pymes lo que más les preocupa es el día a día, no pueden dedicar recursos en ese tipo de problemas". Por ello, simplificar los trámites, es una de las claves. Según han dicho, los plazos se tienen que ajustar a la realidad de las empresas. También en las comunidades autónomas se requiere una legislación clara y estable. En cuanto a los retos a los que se enfrenta la industria, Guerrero ha sentenciado que "las grandes transformaciones siempre se han hecho con equilibrio. Pero la solución no es que se subordine la industria al cambio climático.

Por su parte, Llinares ha asegurado que "administraciones, sector público y sector privado tienen que ir de la mano". Según ha explicado, el reto está siendo mayúsculo, pero el foco es hacer política industrial. En cuanto a las pequeñas y medianas empresas ha insistido en que tienen que hacer ese esfuerzo, "estamos intentando ser didácticos", ha añadido, destacando otros departamentos como CDTI, enfocado en el I+D+I. "Hay que ser dialogantes para ver cómo se pueden canalizar esos fondos, porque es la única manera que Bruselas nos brinda y porque hay que ser competitivos en esta comunidad global".

Economía circular

Una de las formas que se mencionan en el estudio para superar los retos de la transición es crear mercados para productos verdes en una economía circular con incentivos para el uso eficiente e inteligente de materias primas. En conjunto, las medidas regulatorias existentes y nuevas políticas dirigidas al consumo sostenible y circular son claves para incentivar el reciclaje y un diseño de productos que facilite la reutilización de sus materiales.

El uso óptimo de las materias primas en una economía circular, tal y como indica el estudio, implica una reducción del uso de materias primas mediante altas tasas de recuperación y reciclaje de residuos. Para maximizar la circularidad, los productos intermedios y finales se deben diseñar para que las materias primas sean fácilmente recuperables y los productos finales reparables de forma sencilla. Así, en el estudio se recoge que el Gobierno financió proyectos relacionados con la economía circular, destinando 492 millones de euros, y energías renovables, hidrógeno renovable y almacenamiento (6.900 millones).